La obesidad ha alcanzado proporciones epidémicas en el mundo: cada año causa la muerte de 2,8 millones de personas como mínimo. Además, el sedentarismo provoca más de cinco millones de muertes cada año en todos los grupos de edad.
En el Perú, el 36,9% de mayores de 15 años tiene sobrepeso y el 21% tiene obesidad, según cifras del Instituto Nacional de Estadística e Informática al 2017. Es un tema de salud pública producto de una alimentación deficiente.
Frente a este escenario, debemos resaltar que se esté implementando la Ley de Promoción de Alimentación Saludable para Niños, Niñas y Adolescentes propuesta por el Ministerio de Salud y cuya medida más visible viene siendo el etiquetado de bebidas y alimentos procesados. Desde el pasado 17 de junio, todos los alimentos industrializados llevan octógonos que indican si su contenido tiene altos índices de sodio, azúcar, grasas saturadas o grasas trans. El objetivo de esta iniciativa es que el consumidor esté mejor informado al momento de elegir sus productos y, sobre todo, que limite su ingesta.
Sin embargo, claramente este etiquetado nutricional no será suficiente para cambiar los hábitos actuales. Por ello, la ley dispone la creación de un sistema de monitoreo de obesidad en niños, que se imparta educación nutricional y haya actividad física en los colegios, y que se prohíba la venta de alimentos no saludables en los quioscos escolares (solo se venderán productos que no tengan octógonos de advertencia). Esto es fundamental porque las elecciones de los niños, la dieta que siguen y el hábito de realizar ejercicio dependen del entorno que los rodea.
El etiquetado de octógonos se implementó en Chile hace tres años y en sus dos primeros años de vigencia logró disminuir en 14% la venta de cereales azucarados y en 25% la de bebidas azucaradas. Además, más del 90% de madres de preescolares y adolescentes (decisoras de compras) dijeron valorar la presencia de los octógonos en los alimentos envasados y entendieron su significado. Y también provocó que el 20% de los productos que se venden en Chile se reformularan con menos sustancias con efectos dañinos para la salud.
La Organización Panamericana de la Salud (OPS) recomendó al resto de los países del continente adoptar el sistema de advertencias chileno, y junto con el Perú, Uruguay lo hará en el 2020. Por su parte, a fines de junio, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) otorgó el Premio Jacques Diouf 2018-2019 a los parlamentarios chilenos que impulsaron la Ley sobre el Etiquetado de Alimentos por contribuir “a la seguridad alimentaria mundial”. Sin duda, los resultados en ese país son auspiciosos sobre lo que podremos esperar en el Perú.
Está probado que el consumo excesivo de alimentos procesados, ultraprocesados y bebidas azucaradas afecta la salud. No solo causa obesidad, sino que está ligado al desarrollo de enfermedades no transmisibles como la diabetes y las enfermedades cardiovasculares, responsables en América Latina de 5,2 millones de muertes cada año. Si bien sabemos que cambiar los hábitos de las personas no es tarea sencilla, medidas como el etiquetado nutricional, que otorga información a los consumidores, están en la línea correcta.