Para enfrentar los desafíos externos, impulsemos el crecimiento desde dentro

América Latina y el Caribe se enfrenta a tiempos inciertos. Un crecimiento menor de lo previsto en Estados Unidos, junto con ingresos corporativos más bajos y tasas de interés más altas, podría generar una pérdida acumulada de 2,4% del PIB en nuestra región entre 2019 y 2021. Una reducción de la demanda de China podría desencadenar una caída del PIB a lo largo del mismo período, y el Brexit amenaza potencialmente con empeorar el desempeño en Europa y Estados Unidos y, por lo tanto, también afectaría a la región.

Todos estos factores podrían amenazar unas proyecciones modestas de crecimiento en América Latina y el Caribe de algo más del 1,4% en 2019 y 2,4% en 2020.

En pocas palabras, hay riesgos considerables. Si éstos se materializan, según comentamos en el Informe macroeconómico de 2019 que se acaba de publicar, el volumen de los flujos de capital a América Latina y el Caribe podrían disminuir y sus costos podrían aumentar.

Medidas positivas para el crecimiento

Sin embargo, en este contexto difícil, hay medidas positivas que la región puede adoptar para mitigar el riesgo y generar crecimiento. De manera esencial, puede fortalecer sus fundamentos económicos. También puede encontrar maneras de estimular el crecimiento desde dentro, sobre todo invirtiendo en infraestructura.

La mayoría de los países de América Latina y el Caribe han acumulado reservas internacionales desde la crisis financiera global de 2007-2008, y actualmente poseen mejores amortiguadores. Sin embargo, los déficits fiscales y los déficits de cuenta corriente, así como los niveles de dolarización de las economías de la región son mayores que los niveles registrados en aquel entonces y representan vulnerabilidades reales.

Esto significa que la región tiene que reducir sus déficits fiscales recortando los gastos corrientes. Numerosos países ya han emprendido ajustes fiscales y parecen bastante conscientes de la importancia de proteger la inversión pública, que ha cargado con el grueso de los esfuerzos de ajustes en el pasado. Para ello, también podrían introducir disposiciones flexibles y favorables a la inversión en las reglas fiscales con el fin de acomodar los factores cíclicos y proteger las inversiones de los shocks, ya se trate de desastres naturales o de otros eventos imprevistos.

Algunos países han emprendido reformas fiscales para aumentar los ingresos. Junto con los esfuerzos para gastar menos, estas reformas podrían ayudar a los países a ahorrar más, reducir el déficit de cuenta corriente y disminuir las vulnerabilidades ante los shocks externos.

La importancia de la inversión en infraestructura

La necesidad de invertir en infraestructura no puede dejar de recalcarse. Se trata de un ámbito donde las inversiones han sido bajas en comparación con otras regiones y donde las brechas son enormes. Los responsables de las políticas públicas deberían identificar los sectores de infraestructura en su país donde las inversiones pueden aumentar más drásticamente la productividad. No todos los países se encuentran en el mismo nivel de desarrollo o tienen brechas en los mismos sectores. Puede que algunos estén en mejores condiciones en materia de energía; sin embargo, tienen brechas negativas más grandes en transporte o telecomunicaciones, por ejemplo. Nuestro informe, no obstante, ofrece una guía útil. En una serie de Notas de infraestructura de país, analizamos de forma detallada cuáles son, por país, por sector y dentro de los sectores, las limitaciones y cuellos de botella potencialmente presentes que pueden limitar la actividad del sector privado y, por lo tanto, el crecimiento.

Los responsables de las políticas también deberían tener en cuenta la inversión privada. En el contexto actual, donde los niveles de deuda son altos y los presupuestos fiscales son ajustados, esto es esencial. En la actualidad, numerosos fondos privados del extranjero buscan rendimientos superiores a la tasa de interés internacional todavía baja. Dado el perfil de riesgo y el retorno, puede que encuentren proyectos de infraestructura en la región que les resulten atractivos.

Una manera de conectar la oferta disponible de ese financiamiento global con la demanda local consiste en atraer grandes inversores institucionales, como los fondos de pensión, las aseguradoras y los fondos soberanos. Posteriormente, estos inversores pueden orientarse a proyectos que cumplan con su necesidad de demandas a largo plazo de sus inversiones.

Los países también podrían crear fondos que emitan bonos de infraestructura e inviertan los ingresos en vehículos de propósito especial, donde se podrían analizar y controlar rigurosamente los riesgos asociados con los proyectos, y el financiamiento actuaría como complemento del que proporcionan los promotores de los proyectos y los bancos comerciales.

Infraestructura, productividad y crecimiento

Cualquiera sea la modalidad individual que los países elijan, las medidas no deberían tardar. América Latina y el Caribe tiene que apoyar el crecimiento económico aumentando la productividad. Los beneficios podrían ser enormes. Nuestras estimaciones muestran que si los países pueden aumentar la inversión en infraestructura lo suficiente para cerrar la brecha con los países de la OCDE, la productividad total podría aumentar en un 75% en relación con el promedio histórico.

Nuestra región debe fortalecer la política macroeconómica ante los graves shocks negativos potenciales. Como señala nuestro informe, hay una gama de respuestas posibles en el ámbito monetario, fiscal y de gestión de la deuda. Sin embargo, también hay oportunidades, sobre todo en proyectos de infraestructura mejor focalizados que podrían a la vez apoyar una economía más vibrante y ayudar a los pobres que destinan la mayor parte de sus ingresos a pagar por servicios de infraestructura.

 

Este artículo fue publicado originalmente en Ideas que Cuentan, el blog del Departamento de Investigación del BID.