Este post es un resumen de una nota que pienso presentar en el Congreso de LASA en Boston en mayo de este año. La nota está disponible en demanda. Me pueden escribir a just.gonzalo.pastor@gmail.com
Diecinueve años después de la publicación del valioso libro La Reforma Incompleta (2000)[1] aún sigue pendiente la pregunta: ¿Qué debe hacer Perú para lograr un crecimiento robusto, sostenido e inclusivo en el mediano plazo? Testimonio a este efecto son esfuerzos analíticos recientes de parte del gobierno y del sector privado en revigorizar la agenda de reforma estructural y pincelar elementos necesarios para lograr un Perú más productivo y competitivo en el mediano plazo.[2] La urgencia de cambio estructural es magnificada por la preocupación latente de no caer en la “trampa de los ingresos medios” que perenniza a países en una situación cómoda de baja inflación, pero de bajo crecimiento actual y potencial.
Siendo bienvenidos los esfuerzos analíticos recientes, renombrados analistas locales notan la falta de una hoja de ruta específica en como proseguir con la agenda de reforma estructural. Cuestionamientos sobre los esfuerzos análisis van desde una falta de priorización de medidas propuestas hasta una falta de institucionalidad básica para implementar las reformas, partiendo de los agentes microeconómicos encargados de implementar proyectos. En la opinión de muchos, el Perú está sobre diagnosticado en que se debe hacer para aumentar crecimiento potencial de la economía. Lo que falta es claridad por donde empezar.
La nota resume brevemente las agendas de reforma estructural referidas, a la vez que propone acciones especificas en términos de reforma estructural a seguir. La nota identifica: (i) objetivos realizables/sostenibles de reforma estructural y (ii) una secuencia específica de políticas estructurales para cerrar la brecha de infraestructura que separa actualmente al Perú de sus socios comerciales punta. Dicha secuencia de políticas toma como referencia el abanico de proyectos de inversión pública existente a la fecha y la evidencia internacional, examinada bajo la lupa del análisis econométrico disponible en la literatura.[3]
La nota es optimista en lo referente al cierre de brechas dentro de un periodo de tiempo razonable. La nota concluye que el escenario central fiscal incluido en las proyecciones de mediano-plazo del Ministerio de Economía y Finanzas (MEF) (Marco Macroeconómico Multianual, MMM 2019-2021)–que son también consistentes con las proyecciones fiscales del FMI[4]–permitiría cerrar la brecha de infraestructura existente entre Perú y los otros miembros de la Alianza del Pacifico (Chile, Colombia y México) ahí por 2025, en un contexto de sostenibilidad fiscal. Acelerar el cierre de brechas a un futuro más cercano alteraría significativamente el sendero de déficit fiscal y deuda pública, aún si estas nuevas inversiones de infraestructura se realizasen bajo el modus operante de Asociaciones Público Privadas (APPs), que no son un “lonche gratis,” como diría Roberto Chang.
Sin embargo, los datos para Perú y la evidencia internacional, sugieren una mayor vigilancia sobre un número de reformas sectoriales/microeconómicas, incluyendo, de notar, el funcionamiento del mercado de bienes, a fin de elevar la productividad de la economía en el mediano plazo. Estas áreas incluyen la calidad de la educación primaria, el precio de los bienes de capital, y la expectativa de vida, a fin de alinear, por decir, el “nivel tecnológico” de nuestra economía con la de nuestros socios comerciales punta y lograr una aceleración del crecimiento del PBI per cápita. Sin un esfuerzo en “alinear” nuestro nivel tecnológico (léase, instituciones, tecnología, gustos) con nuestros socios comerciales punta, no se dará pues un proceso de convergencia absoluta—también llamado “regression towards the mean”–del (bajo) nivel de ingreso per cápita peruano a aquel de nuestros socios punta, gatillado por un alto crecimiento relativo de Perú.
Aquí las preocupaciones y áreas a priorizar en términos de reforma estructural:
- Primero, La tasa de matrícula de educación inicial se encuentra positivamente correlacionada con crecimiento a largo plazo. Sin embargo, según nuestro análisis, el dossier de proyectos de inversión subyacente al escenario fiscal de mediano plazo actual asigna montos relativamente limitados al sector educación. Montos de gasto que están mayormente concentrados en el corto plazo, sin obvios complementos en el mediano plazo.
- Segundo, la expectativa de vida, que refleja, grosso modo, nutrición, cuidado de salud, y tasas de alfabetización se encuentra también positivamente correlacionada con crecimiento a largo plazo, mereciendo pues una significativa y constante asignación de recursos para infraestructura, que tampoco esta presente en el dossier de proyectos de inversión de gobierno a la fecha.
- Tercero, un bajo precio de los bienes de capital es otro factor importante para el crecimiento de largo plazo. Empero, datos de precio y cantidad de maquinaria y equipo en Perú–valuados en términos de poder de paridad (ó dólares internacionales) en el contexto del International Comparison Program (ICP) del Banco Mundial–sugieren que estos bienes son relativamente caros dado nuestro nivel de ingreso per-cápita.
- Cuarto, como ilustrado en el análisis de Bruno Seminario, el crecimiento de Perú—en el largo plazo—tiende a estar relativamente más afectado que el crecimiento de países ricos debido a la recurrencia de eventos catastróficos que reducen el crecimiento actual/potencial peruano.[5] Estos eventos catastróficos tenderían a aumentar la dispersión de tasas de crecimiento, aún con homogenización los niveles tecnológicos de Perú versus sus socios comerciales punta. De ahí la urgencia de acción en términos de reforma estructural, dado los riesgos subyacentes en el mediano plazo.
En suma, dado los riesgos subyacentes, un mayor esfuerzo de política sectorial/microeconómica debería complementar el éxito en materia macroeconómica logrado por Perú en la últimas décadas. Una mayor homogeneidad en términos de tecnología, preferencias e instituciones entre Perú y Chile, por ejemplo, aceleraría el crecimiento relativo de ingreso per cápita de Perú versus Chile–dado el menor ingreso per cápita inicial peruano–en el proceso de convergencia de ambos países a niveles de ingreso per cápita altos. El caso clásico, pues, de “convergencia condicional” de los modelos neoclásicos de crecimiento económico, donde la tasa de crecimiento de una economía está positivamente correlacionada con la distancia entre el nivel de ingreso actual y aquel nivel de ingreso de su estado estacionario. [6]
[1] Abusada Roberto (et. al) (2000), La Reforma Incompleta, Universidad del Pacífico e Instituto Peruano de Economía (IEP), dos tomos, agosto.
[2] Ver, MEF (2018), Politica Nacional de Competitividad y Productividad, Decreto Supremo No 345-2018-EF, diciembre, 124 páginas; Consejo Privado de Competitividad (2019), Informe de Competitividad 2019, 306 páginas y Asociación para el Fomento de la Infrestructura Nacional (2015), Un Plan para salir de la Pobreza: Plan Nacional de Infrestructura 2016-2025, agosto, 450 páginas.
[3] Xavier Sala-i-Martin, Gernot Doppelhofer, y Ronald I. Miller, (2004) “Determinants of Long-Term Growth: A Bayesian Averaging of Classical Estimates (BACE) Approach, The American Economic Review, setiembre, páginas 813-835. Robert J. Barro y Xavier Sala-i-Martin (2003), Economic Growth, segunda edición, The MIT Press, 656 páginas, capítulos 11 y 12.
[4] Fondo Monetario Internacional (2018), Peru: Staff Report from the 2018 Article IV Consultation, Country Report No. 18/225, disponible en www.IMF.org
[5] Ver, Seminario, Bruno (2017), El Desarrollo de la Economia Peruana en la Era Moderna, Universidad del Pacífico, primera edicioón, 1298 paginas, capítulos 1 y 2.
[6] Ver, por ejemplo, Barro y Sala-i-Martin (2003) capítulos 11 y 12.