Los bancos y el negocio de la inflación

Al terminar la facultad en el 2002 trabajé durante un par de años en una consultora de finanzas en Buenos Aires. El primer proyecto que me tocó fue evaluar un banco porque uno de nuestros clientes lo quería comprar.

Así fue que empecé a desarrollar una relación íntima con Microsoft Excel (¿hay algo más peligroso que una planilla de Excel en manos inexpertas?).  Evidentemente, el Excel no podía contestar las principales preguntas que iban a determinar el valor del banco: ¿qué va a pasar con los juicios por los depósitos pesificados? ¿qué va a pasar con la deuda pública?

A pesar de eso, nos armamos de valor y preparamos lo mejor que pudimos una proyección de lo que podía llegar a pasar con el banco y cuánto podía llegar a valer. Una de las predicciones que teníamos que hacer era cuánto iba a ser la inflación en Argentina en los siguientes años, que esa altura era bastante incierto. Al poner distintos números en el Excel, nos salía que el banco valía más si la inflación era más alta. Al principio no entendíamos cómo podía ser: ¿habría un error por algún lado? Investigando un poco nos dimos cuenta de qué andaba pasando. Implícitamente, habíamos asumido que las tasas activas se movían uno a uno con la inflación pero las tasas pasivas no (creo que habíamos puesto que las tasa de plazo fijo sí pero las de cuenta corriente y caja de ahorro no). ¿Estaba bien este supuesto? Hablamos un poco con la gente de finanzas del banco para ver cómo era su experiencia con el asunto, y llegamos a la conclusión de que sí estaba bien como lo habíamos hecho. Al hacer la presentación de nuestras conclusiones, algunos de los directivos del banco no entendían del todo este razonamiento, hasta que uno (el más vivo de todos) le explicó a los demás “es que los bancos son socios del gobierno en el impuesto inflacionario.”

Recientemente, Sebastián Di Tella y yo estuvimos mirando los datos sobre las tasas que pagan los depósitos en EEUU, y confirman la idea que los spreads que ganan los bancos por tomar depósitos suben cuando suben las tasas de interés. En el eje horizontal del gráfico está la tasa de interés y en el vertical el spread, o sea la diferencia entre la tasa de interés y la tasa que pagan los depósitos. (Son tasas nominales; en EEUU la inflación es bastante estable y lo que mueve las tasas nominales es la tasa real y no la inflación, pero a efectos de este problema da lo mismo).

¿Por qué se comportan así las tasas de depósitos? No estamos del todo seguros. Una hipótesis es que tiene que ver con la competencia entre el efectivo y los depósitos como medio de pago. Por definición, tener efectivo tiene un costo de oportunidad igual a la tasa de interés. Si el costo del efectivo sube es menos competencia para los bancos, que suben sus márgenes.

Para los bancos, los movimientos de tasa de interés son un riesgo gigantesco: si las tasas caen, el negocio de tomar depósitos y salir a prestarlos es muchísimo menos rentable. ¿Cómo pueden los bancos protegerse de este riesgo?[1] Una manera es tener un portafolio de activos que suba de valor cuando caen las tasas, y viceversa, compensando los movimientos del negocio. ¿Qué activos tienen esa propiedad? Los típicos activos de los bancos: préstamos (o bonos) de relativamente larga duración, a tasa fija. Sebastián y yo opinamos que eso explica la estructura del balance de un banco tradicional. En EEUU la madurez promedio de los activos de los bancos es 4 años más larga que la de los pasivos. Según nuestros cálculos, esto es más o menos la magnitud correcta para asegurarse contra el riesgo del negocio de tomar depósitos.

¿Qué pasa si sube la inflación de manera permanente? Como le intentábamos explicar a nuestro clientes banqueros, el negocio de los bancos mejora. Uno esperaría que si eso pasa entren más bancos a intentar quedarse con parte del negocio. Los bancos son empresas con altos costos fijos. Los costos fijos adicionales por el aumento del número de bancos son un costo para la sociedad, y son parte del costo social de la inflación. Recientemente estuve intentado rehacer el cálculo tradicional de Lucas (2000) teniendo en cuenta este efecto adicional. Parecería hacer una gran diferencia. Los números son medio preliminares pero estimo que el costo social de la inflación es unas 7 veces mayor que lo que resulta del cálculo tradicional.

[1] Esto es suponiendo que sean aversos al riesgo. Una posibilidad, consistente con Modigliani-Miller, es que su exposición al riesgo sea indeterminada porque lo que sea que haga o deje de hacer el banco lo puede deshacer su accionista con su cartera personal. Otra posibilidad es que a los bancos les guste tomar el  mayor riesgo posible para aprovechar que el gobierno les garantiza los pasivos. Nuestra impresión es que los bancos sí evitan los riesgos cuando pueden, pero nos hemos peleado con numerosos referees sobre este punto.