La fuerte presión de la deuda pública ha llevado al gobierno de México a elevar los impuestos en general, y en particular los que pagan los trabajadores. La reforma fiscales de 2014 se sumó a las de 2008 en este esfuerzo, de manera que ya se trata de un tema de largo plazo.
La brecha fiscal (tax wedge) es el nombre convencional que se da a la diferencia entre el gasto en efectivo por el empleador para sostener una plaza y el dinero en efectivo que se lleva el trabajador.
En efecto, la “brecha fiscal” sigue creciendo en México. El promedio de la OCDE ha sido estable y ligeramente descendiente. Chile ha tenido un nivel estable las últimas dos décadas.
Los aumentos se dan en formas abierta o encubierta.
En forma abierta, directamente por reformas fiscales que elevaron tasas durante las administraciones de Peña Nieto y de Calderón. La reforma de 2008 también eliminó el “subsidio al salario”, que era una forma de crédito fiscal a ingresos devengados.
De forma encubierta, el aumento se da al no actualizarse las tablas de la ley por inflación. En la siguiente gráfica se observan las tasas marginales a los ingresos de personas físicas en función del ingreso anual (actualizado a valores esperados de 2018). Vemos la desgravación de final de los ochenta a los noventa, y el retorno que se da hacia tasas máximas y hacia un patrón muy empinado para ingresos bajos.
La “joroba” sobre la línea de 2018 ocurre aproximadamente a una tasa de 18%, con ingresos de 123 mil pesos (unos 6,600 dólares). Ese monto resulta ser unas 4 veces el salario mínimo, que es aproximadamente la mediana de ingreso de los trabajadores en el sector formal.
Con la inflación de 3 a 4 por ciento que se dio hasta la mitad de 2016, la elevación encubierta de impuestos era más fácil de sostener. Tal vez no lo sea con inflaciones de 6 o 7% al menos para 2017 e incertidumbre hacia el futuro (la proyección oficial es que la inflación será 3% en 2018, pero hay dudas, según esta nota).
El fondo es, ¿por qué ha considerado el gobierno por ya una década que elevar la carga fiscal al trabajo es una buena política, cuando vemos disminuciones en general en otros países? Ambos gobiernos (de distintos partidos) fundamentaron su política en argumentos de rentabilidad del gasto público. En el caso de la administración Calderón fue curioso que se hablara de una política “contracíclica” y se subieran los impuestos; en el caso de la administración actual se ha hecho un argumento de alta rentabilidad del gasto público en “proyectos de alto impacto”.
En cualquier caso, se abre la posibilidad de una reforma que baje las tasas marginales, disminuya los “escalones” de la tabla de impuestos y libere recursos para que el crecimiento del gasto sea hecho en mayor grado por las familias y no por el gobierno.