En los últimos años hubo una explosión en el número de billonarios del mundo. Gran parte de estas “superestrellas” amasaron sus fortunas rápidamente, creando firmas mucho más innovadoras, productivas y dinámicas que el resto. Sin embargo, Latinoamérica parece no haber estado afectada ni por el boom de billonarios ni por el aumento de la desigualdad extrema. En esta entrada revisamos la evidencia empírica y proponemos una explicación preliminar acerca de por qué la experiencia Latinoamericana ha sido diferente a la de otras regiones del mundo.
La disparidad de niveles de vida es un tema que siempre ha preocupado mucho a los economistas. En un principio, la discusión se centraba en por qué algunos países eran ricos y por qué otros eran pobres y si esta brecha de ingresos per cápita tendía a cerrarse o a agrandarse en el tiempo. En décadas más recientes, gracias a la posibilidad de contar con mejores estadísticas a nivel de hogares y de individuos para una gran cantidad de países, los economistas comenzaron a analizar lo que se denomina la “distribución global del ingreso”. Este análisis compara a todos los individuos del mundo directamente sin tener que recurrir a agregados como el ingreso per cápita que enmascaran la gran heterogeneidad de ingresos existente al interior de los países. Al contar con datos a nivel individual, se puede descomponer la desigualdad mundial de ingresos en aquella que es explicada por diferencias entre países y la que es explicada por diferencias al interior de los países.
El análisis histórico de la distribución mundial del ingreso, revela que la desigualdad creció marcadamente durante todo el siglo XIX y siguió creciendo, aunque más moderadamente y con algunos altibajos, durante buena parte del siglo XX. Sin embargo, esta tendencia creciente se revirtió a partir de la década del 1990 cuando la desigualdad global comenzó a descender, tendencia que se extendió hasta el presente. Esto implica que si comparamos a los ingresos –ajustados por su poder de compra- de todos los individuos del mundo -sin importar a que país pertenecen- podemos decir que el mundo hoy es menos desigual que hace 20 años. Por qué, entonces, ¿escuchamos tan seguido hablar de que la desigualdad está en alza?
Para responder esto, resulta útil analizar la descomposición de la desigualdad global en sus componentes entre países e intra países. El componente de desigualdad entre-países es la desigualdad que tendría lugar si todos los habitantes del mundo obtuvieran el ingreso promedio de sus países, esto es, sin tomar en cuenta cómo está distribuido el ingreso al interior de los países. Mientras que el componente intra-países es el promedio de la desigualdad al interior de todos los países. La figura 1 muestra la descomposición del índice de Theil de desigualdad global (“Global inequality”) en su componente entre-países (“International inequality”) y su componente intra-países (“Inequality within countries”). La desigualdad entre países se redujo de 0.73 en 1990 a 0.479 en 2010 mientras que la desigualdad al interior de los países aumentó de 0.22 en 1990 a 0.24 en 2010. Aunque este aumento parezca pequeño, durante la última década alrededor de un 20% de la caída de la desigualdad entre países se ha visto compensada por el aumento de la desigualdad intra-países. Sin embargo, este aumento oculta heterogeneidades. En algunos países, la desigualdad aumento marcadamente, como en EEUU, varios países europeos y China, mientras que en otros se redujo (ver también esta entrada previa acá). Es el aumento de la desigualdad en algunos países de gran visibilidad lo que sostiene las afirmaciones de que el mundo es cada vez más desigual.
Figura 1:
Fuente: Bourguignon (2015)
Uno de los factores que explica que muchos países se estén volviendo más desiguales es el crecimiento de la participación de los individuos de ingresos mal altos en el ingreso total, también denominada desigualdad de ingresos extrema (Atkinson et al., 2011). El avance de las tecnologías de la comunicación y la expansión del tamaño de los mercados han hecho que sea más fácil para las personas con mucho talento y muy innovadoras convertirse en «superestrellas» y recibir ingresos cada vez más altos que el promedio. El ascenso de la desigualdad extrema en algunos países, especialmente los EE.UU., Europa y China, ha llevado a varios economistas a preguntarse por un lado, si el aumento de la desigualdad intra-países se ha convertido en una característica intrínseca de la globalización en el siglo XXI, y por otro, si este tipo de desigualdad puede llegar a superar la desigualdad entre países como la principal fuerza impulsora de la evolución de la desigualdad global. Sin embargo, este proceso parecería no estar afectando a Latinoamérica. Allí, la desigualdad ha disminuido en alrededor de la mitad de los países en los últimos años mientras que en aquellos en que aumento no lo hizo tanto como en otros países en desarrollo, como China. Esto lleva a preguntarnos: ¿es el fenómeno de aumento de la desigualdad extrema más atenuado en Latinoamérica?
Una limitación a la que se enfrentan los investigadores que estudian la desigualdad extrema es que los ingresos muy altos no suelen reportarse en las encuestas de hogares. Para poder hacer una comparación a través de países y en el tiempo, recurrimos a la “Billionaire Characteristics Database” elaborada por Caroline Freund y Sarah Oliver del Peterson Institute of International Economics (Freund y Oliver, 2016). Esta base de datos fue construida utilizando como fuente la lista de los billonarios del mundo publicada anualmente por la revista Forbes durante el periodo que va de 1996 a 2015. Para cada billonario la base contiene, entre otras, las siguientes variables: país de nacionalidad, edad, patrimonio neto, compañía, sector de actividad y una variable que indica si la riqueza se generó por medios propios, por herencia o por conexiones políticas.
En el mundo hay más de 1800 billonarios con una riqueza total de más de 7 mil billones de dólares. El número de billonarios del mundo creció más de 4 veces entre 1996 y 2015 y su patrimonio neto -medido en dólares constantes de 1996- creció 5 veces (ver Figura 2). La mayor cantidad de billonarios del mundo y su riqueza se encuentran concentrados en Norteamérica, Europa y el Este Asiático (ver Figura 3).
Figura 2:
Fuente: Elaboración de los autores en base a Freund y Oliver (2016)
Figura 3:
Fuente: Elaboración de los autores en base a Freund y Oliver (2016)
Latinoamérica tiene apenas 101 billonarios, de los cuales la mayor parte se encuentra en Brasil (ver figura 4). México solía ser el país de la región con una mayor cantidad de billonarios pero fue superado por Brasil en 2006. A partir de entonces, el crecimiento del número de billonarios de la región vino explicado casi exclusivamente por Brasil. Sin embargo, los billonarios de México tienen una riqueza total similar a la de Brasil en el periodo (ver Figura 5). Esto se debe a que México es el país de la región con mayor riqueza promedio por billonario (alrededor de 9 billones en 2015). A pesar de ser el país con los billonarios más ricos de la región, México es superado por Chile en términos del ratio entre riqueza de los billonarios y el PBI (ver Figura 6). En Chile este ratio supero el valor de 200 en 2013.
Figura 4:
Fuente: Elaboración de los autores en base a Freund y Oliver (2016)
Figura 5:
Fuente: Elaboración de los autores en base a Freund y Oliver (2016)
Figura 6:
Fuente: Elaboración de los autores en base a Freund y Oliver (2016)
Ahora bien, ¿por qué en Latinoamérica –con excepción de Brasil- creció tan poco la cantidad de billonarios? Una posible respuesta puede tener que ver con el tipo de bienes en que Latinoamérica tiene ventajas comparativas. La región es competitiva en la exportación de recursos naturales. Pero los recursos naturales no son un sector que se caracterice por la generación de “superestrellas” (tema sobre el cual estamos trabajando junto a Gustavo Torrens). Como muestra la figura 7, la participación de los recursos naturales en el número de billonarios en el mundo y en su riqueza, representa apenas el 8%, y este porcentaje vino decreciendo en los últimos años. Incluso si miramos los 4 países con más billonarios de la región, podemos ver que el crecimiento en el número de billonarios vino explicado por otros sectores que tienen más capacidad de generar superestrellas (ver figura 8). Claro que, como la región no tiene ventajas comparativas en esos sectores, le cuesta más generar una masa crítica de individuos muy exitosos.
Figura 7:
Fuente: Elaboración de los autores en base a Freund y Oliver (2016)
Figura 8:
Fuente: Elaboración de los autores en base a Freund y Oliver (2016)
Una pregunta natural que surge luego de este análisis es si es bueno o malo que Latinoamérica no haya experimentado este boom en el número de billonarios. En su reciente libro, Caroline Freund (Freund, 2016), argumenta que es clave como se genera esta riqueza. Si la mayor parte de los billonarios de un país se explican por herencias o por conexiones políticas, esto habla de un empresariado poco dinámico y emprendedor. Si la mayor parte de la riqueza extrema proviene de billonarios que se hicieron a sí mismos (self-made, en inglés) esto se reflejara en firmas más grandes y productivas. Este tipo de firmas genera más empleos, paga mejores salarios y contribuye desproporcionadamente al dinamismo de la economía. El hecho de que Latinoamérica –con excepción de Brasil- no esté participando de este boom en el surgimiento de superestrellas, puede ser beneficioso por no traer acarreados los problemas políticos que conlleva una sociedad más desigual, pero puede ser sintomático de un sector privado incapaz de generar la creación de empresas muy productivas.
Referencias:
Atkinson, A. B., T. Piketty, and E. Saez. 2011. Top Incomes in the Long Run of History. Journal of Economic Literature 49 (1): 3–71.
Bourguignon, F. 2015. The Globalization of Inequality. Princeton University Press.
Bourguignon, F. and C. Morrisson. 2002. Inequality among World Citizens: 1820–1992. The American Economic Review 92 (4): 727–744.
Freund, C. 2016. Rich People Poor Countries: The Rise of Emerging-Market Tycoons and their Mega Firms. Peterson Institute for International Economics, 2016.
Freund, C. and S. Oliver. 2016. The Origins of the Superrich: The Billionaire Characteristics Database. Peterson Institute for International Economics Working Paper 16-1.