El Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) ha publicado los resultados del Indicador Trimestral de Actividad Económica Estatal (ITAEE) para el tercer trimestre de 2015. Según los criterios de algunas organizaciones de la sociedad civil como “México: ¿cómo vamos?” más de la mitad de los estados de la república suspendieron con tasas de crecimiento interanuales inferiores al 4.5%. Mientras Querétaro y San Luis Potosí aprobaron con honores, por seguir con la metáfora, Tabasco, Chiapas y Campeche suspendieron catastróficamente. El resto: necesita mejorar.
Con independencia del valor umbral elegido para el aprobado, los datos muestran mucha heterogeneidad en el funcionamiento de las economías del interior de la República mexicana, ofreciendo una oportunidad para reflexionar sobre si la naturaleza de estas diferencias es institucional (estructural) o coyuntural.
La disparidad encontrada pudiera deberse a diferencias transitorias únicas de cada Estado de la República, como una temporada de tormentas tropicales particularmente fuerte en una región y no en otra o perturbaciones transitorias nacionales: cambios en el precio del petróleo, en el tipo de cambio o en el funcionamiento de la economía de Estados Unidos de América (EUA). No obstante es muy poco probable que estas diferencias sean responsables de las enormes disparidades en las tasas de crecimiento de los Estados. Por ejemplo, cuando eliminamos la producción petrolera del ITAEE las tasas de crecimiento no cambian sustancialmente.
Las diferencias en el crecimiento de las entidades federativas de la República también pudieran atribuirse a diferencias estructurales y persistentes a largo plazo, como las diferencias ocasionadas por distintos niveles de corrupción, presencia del narcotráfico u ocasionada por diferentes regulaciones regionales en los mercados regionales. Los economistas suelen decir en este caso que las diferencias son institucionales y éstas son las probables responsables de las diferencias en el crecimiento de las regiones de México.
Para analizar la importancia relativa de las diferencias transitorias o institucionales, el Gráfico 1 muestra la relación entre el crecimiento a corto plazo (2015-III) y el “largo” plazo: la tasa de crecimiento promedio 2003-2015. Podemos realizar tres observaciones pertinentes. La primera es que mayoría de los Estados ha crecido más rápido de lo habitual, con excepción de Campeche, Chiapas, Sonora y Tabasco. La segunda es que los Estados que suelen crecer rápido a largo plazo, también crecen rápido a corto plazo, por lo que las diferencias en las tasas de crecimiento son de naturaleza permanente. El Gráfico 2 ilustra esta hipótesis, mostrando la evolución del ITAEE desde 2003. Todos los Estados han crecido a una tasa relativamente constante, con excepción de Campeche, el verdadero “fracaso” económico, según los datos del INEGI. Finalmente, si excluimos Campeche del análisis, las diferencias entre los Estados más ricos y más pobres se han mantenido constantes. Esto son malas noticias ya que indican que México necesita reformas estructurales, no sólo a nivel Federal, tales como las que hemos presenciado recientemente, sino a nivel Estatal; una asignatura pendiente.