Un dejo amargo tuvo el brindis del año nuevo, a la hora de pensar en nuestro país, para aquellos que votamos al cambio. Hace un par de semanas, el ejecutivo paso por encima de la institucionalidad republicana y nombro dos jueces en la suprema corte por decreto. Hace dos días, paso por encima del congreso, cambiando una ley con un decreto.
Ojeando los medios, ni siquiera aparece por parte del ejecutivo un intento de explicar la necesidad y la urgencia de estos decretos. Y visto desde donde estoy, no hay ni una ni la otra.
La sensación de que el cambio no llego, se afianza cuando uno lee en La Nación – medio claramente a favor del nuevo gobierno – que Macri ordeno a sus colaboradores avanzar sobre la ley.
Y, según el mismo medio, su frase fue “Vamos para adelante”. No es lo mismo que “Vamos por todo”, claro. Pero huele parecido.
Cuando un juez freno el avance del gobierno, el ministro de comunicaciones califico el fallo de “escandalo jurídico”. Cualquier parecido con los algunos de los innumerables disparates (eligiendo entre los más suaves, claro…) dichos por Aníbal Fernández, será pura coincidencia?
Lo que espero del ministro es que apele la decisión en la instancia correspondiente en la justicia y que sea una instancia superior la que califique el fallo. Porque si el ministro sabe, para que queremos jueces?
Justificar estos decretos basándose en que la presidente anterior también lo hacía, como se escribe también en La Nación, es no haber entendido nada. Justamente es por lo que se relata en ese artículo que no la vote nunca.
Pero no todo va en la misma dirección. Hay aires de renovación republicana. Les dejo, por si no la vieron, esta nota, también de La Nación.
Feliz 2016.
Estmado Sr. Nicolini. Tudo bem. Pero los DNU no son inconstitucionales, mientras que la democratización de la justicia no solo era, sino que terminaba con la división de poderes… ¿Dónde se puede leer una defensa suya de entonces?
Nada Sr. Presidente. No escribió nada para defender la división de poderes durante el Kismo.
Juan Pablo, su comentario me sorprendió. Respeto su visión de la política como juego limpio, pero quienes crecimos en la Argentina del primer Perón, metidos en política por razones familiares (en mi caso proximidad a Balbín ya desde la campaña de 1951) pronto aprendimos que es un juego sucio, algo que luego me lo confirmarían varios juristas, en particular ese gran jurista que fue Carlos Cossio (btw, su visión del Derecho me llevó a cambiarme a Economía). Y más tarde, ya en Minnesota y entre cursos de economía, HHumphrey me lo ratificaría (en 1969, luego de su derrota, se escondió en la UM). En los 45 años siguientes, viviendo en varios países, mi idea de la política como juego sucio siempre ha sido el punto de partida de mi análisis de la economía y en particular de las políticas económicas. Sí, la política es un juego sucio para acceder y mantenerse en el poder. Se lo podría ejemplificar con lo que está sucediendo hoy (domingo 3) en EEUU, España, Chile y varios otros países cuya política sigo diariamente. Pero mi ejemplo preferido sigue siendo la política argentina. Nota de pie página: como usted sigue los sucesos de Cataluña, seguro que hoy estará pendiente de cómo se resuelve la formación de un nuevo gobierno, algo que ojalá pronto se estudie como caso extremo de suciedad pero sin llegar a la violencia.
Lo que estamos observando estas primeras semanas post CFK no es más que el momento inicial de confusión entre dos bandos opuestos, cada uno con varias facciones internas. A diferencia de las competencias deportivas, en política no hay un lunes para reflexionar sobre el partido del domingo pasado y un martes sobre el partido del domingo próximo. Las competencias deportivas son eventos discretos, las políticas son sucesos continuos y el tiempo para reflexionar se da simultáneamente con la acción. Peor, los jugadores dominan la acción y controlan la reflexión. Los asesores pasan más tiempo inventando excusas por lo ya hecho que pensando lo que convendría hacer. Cuando las reglas del juego se han pisoteado tantas veces, al extremo que se vive al borde la violencia, la viveza criolla está en sacar provecho de cualquier situación pero sin sobrepasar esa línea. Antes de 1983, los militares se habían arrogado el papel de árbitros cuando había amenaza de sobrepasarla, pero luego su ausencia ha servido para transformar a algunos políticos en malabaristas capaces de dar un paso atrás en el momento oportuno (Menem 1999, CFK 2015), mientras otros se cayeron (Alfonsín 1989, de la Rua 2001, Duhalde 2003). Eso es la política. Los hábiles abusan de su poder y estiran la cuerda hasta que reconocen su límite; los otros, se caen.
La política como juego limpio no pasa de una buena intención. El artículo de Marangoni en La Nación es un claro ejemplo. Me pregunto por qué desde diciembre 1983 nada se hizo para que la política fuera un juego menos sucio, por qué los que han tenido poder nada hicieron. Mi respuesta es siempre la misma: porque cuando la prioridad es disfrutar hoy el poder de que dispone, la segunda prioridad es pensar en cómo seguir disfrutándolo mañana.
Querido Juan Pablo: Tu preocupación es legítima pero me parece que el título y el tono son exagerados. No encontré todavía el modo de desmantelar el aparato autoritario, antirrepublicano, violento, censurador, populista y cleptómano estando en minoría parlamentaria que no pasara por donde no me gusta que pase. Que haya un bloqueo a la gestión presente y una revancha futura de los hoy derrotados electoralmente seria terrible. La naturaleza criminal de lo que hay que demoler tiene su ejemplo en la triple fuga de los triples sicarios y en Nisman.
Leer las Cartas Quillotanas entre Sarmiento y Alberdi ayuda a pensar.
Juan E. Cambiaso, conocer las intimidades de los juegos sucios, y en particular de la política, siempre ayuda a entender las preferencias y las estrategias de los jugadores y a explicar por qué las reglas no se cumplen o se hacen cumplir. La «gran polémica nacional» Alberdi-Sarmiento entretiene porque la consideramos algo muy lejano, de poca relevancia actual, pero en realidad nos recuerda que la fuerte ambición personal por el poder explica los costos que los políticos están dispuestos a imponer a otros para su éxito personal (o peor, si incluimos costos imprevistos, los costos que terminan imponiendo a otros). En todo caso, como ocurrió después de Caseros y de cambios violentos de gobiernos en todo el mundo, el juego antes del cambio es muy distinto del juego posterior al cambio (una explicación corriente de los fracasos de muchas revoluciones exitosas es que los revolucionarios no estaban preparados para gobernar).
Es una exageración por muchas razones. La principal es que los DNU son constitucionales, y hay mecanismos parlamentarios para rechazarlos. No atentan contra la división de poderes.
Me parece correcto lo que dice, pero difiero cuando menciona que es un error comparar con la gestion anterior. Es muy importante comparar, escencialmente para saber desde donde venimos.
Roma no se construyo en un dia, y una Argentina republicana tampoco lo va a hacer. Es una presidencia tras otra, cada una mas republicana que la anterior. Asi se llega. No de un dia al otro.
y esto, Sr. Nicolini? http://www.lapoliticaonline.com/nota/95145-exclusivo-los-cinco-mecanismos-de-scioli-para-vaciar-al-bapro-con-una-deuda-de-29-000-millones/
El txxlo este se fuel carajo ayer… Se la creyó y todavía no hizo nada. My god. Pibe, ubícate, fuiste al Newman y la Católica, no a MIT!
Rodi Santangelo, socio de Melco, dice que la infla no baja de 30 en 2016! Empezó la interna por reemplazar a Alfonso ..
No tendría el central que haber puesto guanacos en los billetes de 20?