En colaboración con Roberto Guerrero Compeán (IADB).
América Latina y el Caribe (ALC) es la región más insegura del mundo. La violencia y el miedo están en su punto más alto de los últimos diez años. Una pregunta relevante es si esto es normal, dadas las características de la región, o si es una situación anómala.
De acuerdo con las cifras más recientes, en 2012 en el mundo ocurrieron 437,000 homicidios dolosos, lo que equivale a una tasa mundial de 6.2 homicidios por cada 100,000 habitantes (UNODC). Pese a que alberga a menos del 9% de la población del planeta, el 33% de los homicidios ocurrieron en ALC. Si bien la tasa de homicidios es sólo una dimensión a través de la cual se manifiesta el problema de la violencia, es el indicador más confiable por tratarse de un delito que en general se reporta, en comparación con los hurtos, secuestros, violencia doméstica y otras ofensas, que con frecuencia no son denunciadas y cuyas definiciones no están estandarizadas. La información disponible señala que la ocurrencia de estos actos en ALC es desproporcionadamente elevada y que en promedio ha crecido significativamente en las últimas dos décadas.
Hay una anomalía latinoamericana que salta a la vista: para su nivel de ingreso per cápita, los países de ALC tienen una tasa de homicidios mucho más alta que el resto del mundo (Gráfico 1). La noción generalmente aceptada es que a mayor nivel de riqueza, menor es la incidencia de la violencia. La línea roja indica la posición en la que cada país tendría que ubicar su tasa de homicidios según su ingreso (controlando por la tasa de pobreza y la desigualdad medida por el coeficiente de Gini). Casi todos los países de la región están muy por encima de la línea roja (línea de valores ajustados), es decir, la situación de ALC es significativamente peor de lo que debería ser para sus niveles de ingreso (y ello no se explica porque estos países sean relativamente más desiguales, ni más pobres).
Gráfico 1: Relación entre la tasa de homicidios y el ingreso por habitante
Un fenómeno similar se presenta en el Gráfico 2, que refleja la relación (parcial, controlando por el logaritmo del PIB per cápita y el coeficiente de desigualdad) entre la tasa de homicidios y la incidencia de la pobreza. Claramente, pese a que la proporción de pobres en ALC es relativamente baja, los niveles de violencia son sorprendentemente altos. En cambio, como muestra el Gráfico 3, ALC es una región con elevados índices de desigualdad. La mayor desigualdad suele estar asociada con mayores tasas de crímenes ya que hay una mayor concentración de víctimas potenciales a las que se les puede extraer bienes valiosos en relación al costo de oportunidad de los delincuentes (Chiu y Madden 1998, Soares 2004). ALC tiende a tener mayores niveles de crimen de los esperados, dada su tasa de desigualdad (controlando por el logaritmo del PIB per cápita y la tasa de pobreza).
Gráfico 2: Relación entre la tasa de homicidios y la pobreza
Gráfico 3: Relación entre la tasa de homicidios y la desigualdad
Sin dudas, una causa fundamental detrás de este excepcionalismo latinoamericano es el accionar narcotráfico en la región. Sin embargo, creemos que hay más que ello. La región también aparece como un outlier respecto de la incidencia de los crímenes contra las personas y la propiedad, un fenómeno que se observa en muchas ciudades en las que no hay presencia del crimen organizado y del narcotráfico.
Edward Glaeser habla del triunfo de la ciudad, pero las políticas de planeación urbana (o, propiamente dicho, la ausencia de ellas) hicieron de América Latina una de las regiones más urbanizadas del mundo en relativamente poco tiempo. El Gráfico 4 también muestra que ALC es una región anómala en esta dimensión. Si bien los beneficios de las aglomeraciones son reconocidos, el desarrollo urbano desordenado contribuyó a la emergencia de una abundancia de asentamientos irregulares, segmentación en el acceso a servicios básicos y abandono de la infraestructura pública, entre otros elementos situacionales que podrían facilitar la propagación de actos delictivos.
Gráfico 4: Relación entre la tasa de homicidios y la urbanización
Dentro de los factores que afectan el costo esperado de cometer delitos está sin dudas el accionar de las fuerzas de seguridad y del sistema de justicia criminal penal. ALC parece también ser anómala en estas dimensiones. Aunque la tasa de homicidios ha venido creciendo, la tasa de condenas ha descendido de manera sostenida desde 2007. Según las cifras más recientes de la UNODC, mientras que a nivel mundial 43 de cada 100 homicidios fueron esclarecidos en 2011, en Europa la cifra ascendió a 80, y en América Latina apenas rondó los 20, un tercio menos que apenas cuatro años atrás. Paradójicamente, ALC también es un outlier en el número de policías que conforman sus fuerzas, con alrededor de 300 policías cada 100,000 habitantes superando ampliamente a los Estados Unidos (200 policías cada 100,000 habitantes). Estas cifras sugieren que hay muchas deficiencias en la región en cuanto al potencial de la policía de disuadir el crimen y de contribuir en las investigaciones de las actividades delictivas.
El sistema penitenciario podría a su vez reducir el retorno económico de la violencia para los que egresan, mediante la readaptación de los individuos a través de intervenciones cognitivas que promueven el autocontrol, la tolerancia y la empatía (ver este post). La realidad no podría ser más distinta: la sobrepoblación de los centros penitenciarios reduce cualquier posibilidad de readaptación y expone a los reclusos a reglas de convivencia interna disfuncionales. Otro problema en la región es la gran proporción de reclusos sin condena. Esto produce que los internos de bajo riesgo tengan acceso continuo a criminales de alta peligrosidad, lo que puede favorecer una rápida profesionalización delictiva. En ambos casos, el sistema penitenciario sienta las bases para una exitosa carrera criminal e incrementa, en vez de disminuir, la utilidad derivada de cometer actos ilícitos. En efecto, junto con África subsahariana, América Latina, con un 63%, es la región con mayor sobrepoblación en sus cárceles, seguida por América del Norte (51%), Medio Oriente y África del Norte (18%), Asia Oriental (17%), Asia del Sur (12%) y Europa y Asia Central (<1%).
En conclusión, dado su nivel de ingreso per cápita, desigualdad y pobreza, las tasas de crímenes contra las personas y la propiedad son desproporcionadamente altas en ALC. La región también es diferente en términos de los recursos y su efectividad para reducir el crimen: las cifras muestran, por ejemplo, fuerzas policiales de gran tamaño y pocos esclarecimientos de delitos, y además superpoblación en las cárceles con un alto porcentaje de reclusos sin sentencia (ver además este reporte reciente de la CAF).
Las soluciones son complejas y requieren cambios profundos en el sistema de “incentivos”, definido de una manera bien amplia, a las actividades legales e ilegales (ver este post sobre política racional para combatir el crimen). Es fundamental empezar a construir evidencia sobre qué políticas funcionan y cuáles no funcionan en la región ya que esta evidencia es casi inexistente. La generación de estadísticas confiables y periódicas es fundamental para mejorar el diseño de las políticas y la rendición de cuentas. Invertir en monitoreo y evaluación de las iniciativas es clave para construir este cuerpo de evidencia de buenas prácticas que permita mitigar el crimen y la violencia, los cuales constituyen una clara amenaza al desarrollo de la región.
Es clarisimo lo que publica el articulo y sobre todo que la efectividad en la aplicacion de penas (no en penas mas severas) reduce significativamente el crimen.
Ahora, habiendo viajado pro Africa y ALC; ¿como puede ser que Africa tenga mejores estadisticas que ALC? Me parece altamente improbable esta situacion, ¿puede deberse este hecho a que las estadisticas no son muy confiables en la region africana?
No tengo elemento que justifiquen o no mi afirmacion, por ello consulta al foro, para ver si alguien puede proveer de informacion.
Gracias.
Obviamente, como con toda estadística internacional, es imposible estar seguros sobre la calidad de los datos. Estamos usando los datos que se utilizan internacionalmente para hacer comparaciones internacionales y toda la gente que trabaja en el tema considera que son los mejores y son confiables (son de UNODC). En particular el dato más confiable es la tasa de homicidios, que es el delito con menos sub-reporte y que se mide de forma más homogénea en todo el mundo. Además, si tomas esta misma fuente y miras tendencias, son consistentes con la que uno supone que es la realidad. Antes de principios de 2000s, las cifras de África muestran tasas de homicidios mucho más altas que las de ALC (más del triple en los 90s), pero cuando se terminan las guerras civiles estas tasas bajan a niveles más bajos que los de ALC. … y la verdad, seguro, los datos africanos son mejores que los de Argentina, que directamente se han dejado de publicar.
No encuentre «arg» en los cuadros ¿no está incluído? Es cierto que el ministerio de justicia hace rato que discontinuó los datos pero los publica la procuración para las provincias más grandes (BA, SF, Cba, Mdoza, etc.) y la corte suprema para la región metropolitana.
ARG está incluida en el análisis con el último dato reportado a Naciones Unidas en 2010, y se ve en los gráficos. Es claro que este trabajo es a nivel nacional, por lo que los datos que mencionas -que son también discontinuos y parciales-, no son de utilidad para hacer comparaciones nacionales. Sería muy importante que ARG vuelva a publicarlos para poder compararse con el resto del mundo.
Más aun, hace poco leí un estudio de la Asociación para Políticas Publicas, con datos que tuvieron que ser reconstruidos del Ministerio de Salud de ARG a nivel nacional y muestra un alza alarmante en los homicidios en 2013, llegando a casi 9 homicidios por 100,000 habitantes. Si se tomara este dato reciente, ARG sería también un claro outlier.
Comparto la preocupación por los datos de África. Yo sugeriría hacer el análisis excluyendo este continente.
Sebastián
Muy bueno el post. Solo aclarar/sugerir dos puntos
– Mayor desigualdad en LAC en parte explicado por la variable de bienestar utilizada (ingreso vs consumo en resto del mundo). Quizá valga la pena mencionar esto.
– Sería interesante sumar al análisis algún indicador que robustezca la figura 1 como por ejemplo mortalidad asociada a la utilización de armas de fuego, elementos cortantes, explosivos, etc
y el crimen va…
http://www.perfil.com/policia/Pueblada-en-Monte-Hermoso-por-el-crimen-de-Catherine-20150524-0004.html
Gracias por los comentarios. Todos muy valiosos. Y disculpas por la demora pero estaba en China con pocas posibilidades de conectarme y contestarlos.
El análisis que reportamos en este post incluye pocos países de África Subsahariana pues no hay datos para todas las variables usadas –especialmente pobreza y desigualdad. Por ello, estimamos el modelo solo con los países para los que tenemos datos para todas las variables, y luego, hicimos los gráficos para todos los países para los que había datos para el par de variables incluidas en cada figura. Debido a ello es que en el grafico 1 hay más puntos que en los gráficos 2 y 3. Por lo tanto, excluir completamente del análisis los datos de África Subsahariana no cambia nada. Hay otros países pobres fuera de esa región y con tasas de homicidios más bajas que las de ALC.
Por otra parte, no quiero dejar de notar una cuestión sutil. Aun si uno visita una ciudad en África y percibe que el crimen es tan alto como en ALC, las tasas de crimen en África deberían ser significativamente más bajas que en ALC pues la tasa de urbanización en África es mucho más baja que la tasa de urbanización en ALC.
– Si efectivamente el delito se concentra en determinados grupos de riesgo, es lógico que medidas promedio (e incluso medidas de distribución promedio como el gini) no lo expliquen.
– Hay un par de papers muy buenos de Eric Neumeyer que refuta los trabajos de Fajnsylver sobre desigualdad y delito, señalando algunos errores metodológicos, y que además si hubiera tomado en cuenta el efecto fijo desaparece toda correlación. La explicación de Neumeyer es que ese efecto son Instituciones.
– En ese sentido la performance de las instituciones y el delitos tienen una fuerte dinámica local que no se ve reflejada en medidas socio económicas, y menos aun agregadas.
– Los datos de UNODC sobre Asia y Africa son horribles, y lo se de primera mano. UNODC tiende a publicar lo que le dan los países. The rest is silence.
– El coeficiente gini no es un coeficiente «sensible», tiene problemas de medición (ingresos declarados en eph), está interrelacionado con otras variables socio económicas, y por supuesto con institucionalidad. Paradojicamente, el país donde más bajó el gini en Latino América fue Venezuela.
– El tema del narcotráfico y del crimen organizado ha atravesado Latino America incluso el cono sur, destruyendo toda eventual correlación socio económica.
– Respecto a Africa tenés muuucha violencia rural vinculada al robo de ganado, nomadismo, y falta de limites y propiedad de la tierra.
– Hay que intentar explicar el delito con números agregados, pero es muy difícil e ingrato.
– Además los niveles de delito son como las familias infelices de Tolstoy, cada una lo es por razones diferentes.
Muy interesante artículo.
Sin querer entrar en la discusión sobre cómo se llegan a resultados distintos, indicar solamente el artículo de Soares y Naritomi (2010) «Understanding High Crime Rates in Latin America The Role of Social and Policy Factors».
El mismo llega a la conclusión contraria. Básicamente, que los altos niveles de criminalidad en AL son esperables y pueden explicarse por tres factores: altos niveles de desigualdad, bajo número de policías y bajas tasas de encarcelamiento.
Gracias! Acá va una entrada vieja sobre el artículo de Rodrigo. https://dev.focoeconomico.org/2012/07/06/entendiendo-el-crimen-en-america-latina-primeros-pasos/
No creo que haya tantas diferencias, en tanto él decía que el crimen en LAC se explicaba por desigualdad, bajas tasas de encarcelación y bajo nivel de fuerzas policiales.
Hace poco charlamos de esto con Rodrigo y concluimos que LAC empeoro mucho en crimen desde los 90, que era los datos que el utilizaba, a ahora, mientras que mejoro en desigualdad, pobreza e ingreso. Ahí está la pista a la anomalía.
Gracias por tu respuesta. Cito brevemente ambas conclusiones en un informe que saldrá a fin de año del Instituto Elcano. Saludos!
[…] artículo fue publicado originalmente en Foco Económico, en colaboración con Roberto Guerrero Compeán del BID, y después en el Blog Sin Miedos del […]
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Saludos desde Colombia, ¿donde puedo encontrar los trabajos que soportan lo publicado en este post?. Gracias.
Los trabajos que están online tienen links asociados en el texto.
Gracias, Doctor Sebastian.
Saliendome un poco del tema, actualmente estoy iniciando mi proyecto de grado en Economía, y sería del mayor aporte, que usted me pudiera aportar alguna percepción al respecto. Si es así, ¿donde lo puedo contactar?.
De antemano gracias.
[…] una entrada previa hemos concluido que el crimen es una anomalía en América Latina y el Caribe (ALC) ya que […]
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