Ante todo, quisiera felicitar a Armando Montenegro y Marcela Meléndez, directores de éste excelente estudio sobre un tema de importancia monumental para Colombia, así como a los autores de los diferentes capítulos, y a Hernando José Gómez, quien fuera su promotor desde Planeación Nacional.
IMPORTANCIA Y DIAGNÓSTICO
- A todos nos preocupa que Colombia sea uno de los países con mayor desigualdad de ingresos en el mundo y que, a diferencia de otros en el continente, haya logrado apenas reducciones recientes muy modestas en los índices respectivos. Peor aún, éste Informe demuestra, con todo el rigor académico, que estos son tan solo síntomas de una realidad social y económica aún más grave: Pertenecemos a una sociedad que no le brinda a sus niños y jóvenes oportunidades lejanamente similares para educarse y tener buena salud. Como consecuencia, somos una sociedad con muy poca movilidad social. Por ello, aun hoy la educación y la riqueza de los padres y el lugar de nacimiento determinan en muy buena medida la educación e ingresos futuros de los niños, como bien lo demuestra el Informe.
- Más aún, esta es una sociedad excluyente donde se discrimina abiertamente contra sus poblaciones minoritarias, de origen indígena o afro-americano.
- Una sociedad así se está pegando un tiro en el pié, porque con cada joven talentoso que no puede desarrollar su potencial en razón de la desigualdad de oportunidades imperante, o la discriminación abierta, no solo pierde el individuo en cuestión, sino la sociedad entera que se priva de su contribución potencial.
- En adición, la baja movilidad social resultante desestimula el esfuerzo y la acumulación de capital humano y físico. Como las familias pobres saben que sus hijos tienen poca probabilidad de ascender socialmente, invierten menos en su educación de lo que harían bajo otras circunstancias. Y como los hijos de familias ricas saben que tienen bastante asegurado su futuro, tenemos una clase alta poco empresarial y con muchos hijos de papi.
- Por estas y otras razones (por ejemplo, los altos niveles de desigualdad se asocian con igualmente altos niveles de criminalidad, así como con la captura de las instituciones políticas y, en consecuencia, con políticas publicas orientadas a beneficiar unos pocos), diversos estudios recientes sobre crecimiento económico encuentran que sociedades con muy alta desigualdad (debida a la existencia de desigualdad de oportunidades) crecen más despacio que las menos desiguales, aún controlando por otros determinantes del crecimiento económico. En otras palabras, reducir la desigualdad de oportunidades no es solamente un imperativo ético, sino también un imperativo pragmático si queremos garantizar la sostenibilidad de tasas altas de crecimiento y lograr una sociedad menos violenta y más cohesionada.
RECOMENDACIONES DE POLÍTICA
- Pasando a las recomendaciones de política, el Informe demuestra que la condición sine quae non para lograr una sociedad con alta movilidad social es la de brindar a todos los niños atención de calidad durante su primera infancia y acceso a educación básica de calidad.
- ¿Pero, no se supone que es ésta una de las 3 prioridades de la segunda administración Santos? ¿Y acaso no contamos con una agenda de política bien estudiada y detallada que permitiría revertir ésta situación en apenas una década, gracias a éste Informe, al Informe Compartir sobre Excelencia Docente y a otros estudios previos y posteriores de Raquel Bernal y sus asociadas, mis coautores del Informe Compartir y otros autores? ¿Y no se ha ido formando ya un amplio consenso nacional, impulsado por movimientos sociales como Todos por la Educación y múltiples ONG´s promovidas por conocidos empresarios, alrededor de estas Agendas y su inaplazable prioridad? ¿Qué estamos esperando entonces? ¿Porqué no se aprovecha el trámite de una inevitable reforma tributaria para asegurar el financiamiento de ésta Agenda, destinando a ella dos puntos adicionales del IVA, como hemos propuesto muchos analistas? Tenemos que ser implacables con exigir al Presidente que cumpla lo que prometió, al menos en ésta materia, y apoyarlo con mucho entusiasmo si lo hace.
- Más aún, otra de las tres prioridades anunciadas por Santos II es la de la equidad, que requiere, además de lo anterior, superar la discriminación que existe hoy contra minorías étnicas, así como reducir las brechas que acusa nuestro sector rural, los municipios pequeños y regiones como la Costa Pacífica y buena parte de la Atlántica.
- Para lo primero, el Informe propone acciones afirmativas y crear una Superintendencia de Equidad y Diversidad, que vele por su cumplimiento. Alternativamente, pienso que sería más apropiado asignar esta función a la Defensoría del Pueblo y a los Personeros.
- Para lo segundo, se necesita una política una política inteligente y efectiva de desarrollo regional.[1] El Informe propone crear un Departamento Administrativo de Asuntos Regionales para éste fin. Pero eso puede no ser una buena solución. Hace unos años se convirtió a Colciencias en un Departamento Administrativo con la esperanza de que con ello la política de ciencia y tecnología adquiriría un mayor relieve político y una mayor eficacia y sucedió exactamente lo contrario. Quizás sea mejor reconocer que ese rol lo ha venido adquiriendo Planeación Nacional a retazos, y fortalecer y reorganizar ésta entidad con dos Sub Direcciones fuertes, una de Planeación Estratégica a cargo del Plan de Desarrollo Nacional y el diseño y coordinación de las estrategias prioritarias a nivel nacional, y otra a cargo de la Descentralización y el Desarrollo Regional. Esta última debería tener un Instituto adscrito dedicado a crear capacidades en los Departamentos atrasados y a los Municipios pequeños, así como a prestarles asistencia técnica y asesoría, lo que, a mi juicio, constituye hoy la mayor falencia que tenemos en materia de descentralización y desarrollo regional. En efecto, en varios departamentos y muchos municipios el problema hoy no es tanto de falta de recursos, sino de falta de capacidades administrativas y técnicas, como resulta patente con los problemas de ejecución de las regalías bajo el nuevo régimen.
- Para terminar, y para que no me regañen mis jefes Ana Maria Ibáñez, Raquel Bernal y Marcela Eslava, unas consideraciones sobre la equidad de género (que no igualdad de género, ¡Dios nos libre!). El Informe de Movilidad Social muestra que Colombia ha hecho avances notables en esta materia, aunque todavía falta camino por andar. Como bien lo señala, se requiere mayor flexibilidad en los contratos laborales formales y equiparar las prestaciones sociales entre hombres y mujeres (en cuanto a licencias de maternidad y paternidad, edad de retiro, etc.), para eliminar los sesgos remanentes en contra de la mujer en el mercado laboral. Sin embargo, el tema más difícil de resolver es el del altísimo grado de violencia intrafamiliar que caracteriza a nuestra sociedad. El Informe presenta algunas propuestas al respecto, pero creo que necesitamos una Misión entera que nos ayude a esclarecer las causas de éste terrible flagelo y a identificar una Agenda integral de acciones para superarlo.
CONCLUSIÓN
- La Agenda que propone éste Informe, con debidos ajustes, debería tener el apoyo incondicional de todos los movimientos y partidos políticos en Colombia, desde las FARC hasta el Centro Democrático, y convertirse, por tanto, en una Agenda Nacional de consenso. En efecto, la desigualdad de oportunidades y la discriminación resultan ética y políticamente inaceptables para cualquier visión medianamente moderna del mundo. Tanto nuestros sectores de derecha como de centro o izquierda, así tengan posiciones diferentes u opuestas en muchos otros temas (como por ejemplo sobre la redistribución de la tierra o el impuesto al patrimonio y los dividendos), deberían estar de acuerdo en que todos los niños y jóvenes tengan las mismas oportunidades y en que no haya discriminación contra nadie en razón de su raza o del lugar donde nació. con la aplicación de ese eventual consenso ganaríamos todos, pues, por lo dicho atrás, tendríamos una sociedad más próspera, más equitativa, más tolerante y menos violenta; en una palabra, un país más civilizado.
[1] Y una política de desarrollo rural de la que el país ha carecido. Es de esperar que la Misión de Desarrollo Rural en curso nos brinde una base apropiada para su diseño.