Enseguida voy a explicar porqué. Pero antes, quiero aclarar algunas cosas.
La torpeza con la que el gobierno argentino manejó el tema de los hold-outs es gigante. La lista de errores es larguísima, para una muestra, busquen la nota de Federico Sturzenegger en La Nación de hace unos cuantos días. Y esta no es una posición que parte de suponer QUÉ es lo que el gobierno hizo o debería haber hecho, sino CÓMO lo hizo. Si un gobierno decide participar del mercado internacional de capitales debe entenderlo. Y nuestro gobierno ha demostrado que no lo entiende. Elegir participar o no es una cuestión estratégica que se puede discutir. Mi abuelo nunca pidió plata prestada. Decidió vivir siempre con lo suyo. Y vivió feliz.
Si querés crédito de un banco, es mejor no entrar insultando al gerente, no pintar con aerosol el frente del banco con la leyenda “los banqueros son todos cola de perro” y conviene lavarse los dientes antes de ir – esto último no es requisito, pero es aconsejable.
Si te gusta agarrar la pelota con la mano, no juegues al fútbol. O andá al arco.
En mi cultura, las deudas se pagan. Pero el mundo no funciona así, lo tengo claro. Y la historia argentina que viví desde que leo diarios, me ha mostrado que este no es el punto de vista de la mayoría (por lo menos de la mayoría de los que nos representan y a los que votamos con entusiasmo). El bochornoso festejo en el Congreso de fines del 2001 sirve como ejemplo palpable. Aclaración: una reestructuración de la deuda era inevitable. Particularmente si tenemos en cuenta que en un momento muy difícil y luego de que la sociedad argentina realizó un esfuerzo considerable, el IMF nos negó un crédito, bajo la insostenible excusa de que estábamos jugando estratégicamente para no pagar. Y unos años después, alegremente apoyó un crédito – junto con el resto de Europa – 20 veces más grande para Grecia (en fin…). Pero una cosa es reestructurar con la sensación de que a uno le salieron las cosas mal y otra es aplaudir de pie.
Participar o no del mercado de capitales es, a priori, una decisión conveniente. De la misma manera que para la mayor parte de las personas, participar del sistema bancario también lo es. En ciertas circunstancias, si la deuda acumulada es alta, relativa a la capacidad de pago del endeudado, puede ser técnicamente conveniente renegociar la deuda, aun a costa de perder privilegios futuros de ese mismo sistema bancario. Para las personas o las empresas, se llama bancarrota y existen instancias legales que establecen los procedimientos.
Como no hay cortes internacionales con el mismo poder que las cortes nacionales, las cosas son más complicadas cuando se trata de deuda de gobiernos. Y la historia del mundo está repleta de defaults de gobiernos nacionales. La literatura económica contiene muchos ejemplos de teorías sobre default de bonos soberanos. En la mayoría de esos modelos, la decisión de hacer default o no, es el resultado – como en casi toda la teoría económica – de un análisis costo-beneficio.
Dadas estas consideraciones, entonces, ¿conviene pagar a los hold-outs? Aun teniendo en cuenta el punto 1, yo no estoy seguro. La Argentina hizo un esfuerzo para restructurar la deuda en 2005, que luego reabrió, y más del 90% aceptó ese acuerdo. Los que no, fueron a la justicia. Obtuvieron un fallo favorable.
¿Cuál es el costo de no pagar? No sé mucho de eso, es una cuestión legal, tiene que ver con las implicancias económicas del fallo. ¿Qué se puede ejecutar? No lo sé, pero no escuche ningún argumento que me haya convencido de que hay un costo potencialmente alto.
Por otro lado, hay preocupación en muchos participantes de esos mercados (incluido el propio Departamento del Tesoro) con respecto al efecto potencial de este fallo sobre futuras restructuraciones. ¿Se pude usar de manera inteligente para obtener mejores condiciones? Es posible.
Lo que sí quiero discutir son los potenciales beneficios que algunos imaginan. El primero, es el efecto sobre el potencial acceso futuro al mercado de capitales. Siempre hay una tasa de interés a la cual el gobierno argentino puede pedir prestado. Si no pagamos a los hold-outs, esa tasa será gigantesca. Si pagamos, será solamente enorme. A tasas enormes, no vale la pena pedir prestado. El segundo es que necesitamos inversiones para Vaca Muerta. De nuevo, siempre habrá un acuerdo al cual empresas privadas estarán dispuestas a invertir. Hoy por hoy, habría que otorgar derechos futuros (siempre expropiables, claro) extraordinarios. Para compensar por ese riesgo de expropiación.
Hace muy poco, nuestros representantes, en una abrumadora mayoría, nacionalizaron YPF. Con un enorme apoyo popular. Eso vino después de la nacionalización de las AFJP, también con un enorme apoyo popular. Somos un país que desconfía del capital privado, fundamentalmente del extranjero. No podemos tomar decisiones sin tener eso en cuanta.
¿Realmente alguien piensa que por pagar a los hold-outs habrá un efecto significativo sobre el acuerdo que uno potencialmente obtendrá en las licitaciones de Vaca Muerta?
Pero el verdadero motivo por el cual voto por no pagar, es porque somos un país (por lo que de manera abrumadoramente mayoritaria muestran nuestros representantes) que considera que pagar las deudas no es legítimo. Y elijo vivir en el país que tengo, no en el que me gustaría tener. Voto por no pagar, porque no quiero que mi gobierno, en las próximas décadas, pueda pedir prestado. No quiero deudas al 10% ni al 8%, no mucho menos al 14% (tasas que gobiernos provinciales aceptaron durante la década de los 90) tasas que son muy difíciles pagar. Son tasas de tarjeta de crédito, el peor crédito que existe.
Con la gracia de la experiencia, reniego del plan Brady. Ojalá no lo hubiéramos aceptado nunca. Me imagino la Argentina que tendríamos hoy si desde 1970 a la fecha, no hubiéramos podido pedir prestado. Ojalá hubiéramos hecho como mi abuelo.
Es una opinión, no cabe duda, pero es conveniente aclarar que el abuelo del autor, no gastaría más allá de lo que le permitían sus ingresos. Cosa que nuestros gobiernos, desde hace mucho tiempo no hacen. Aclaro que cuando hablo de gastos no incluyo, como es obvio, a las inversiones en infraestructura y/o en aquellos conceptos como salud, educación y seguridad.
apoyo la moción
Tu estrategia está condicionada a una triste realidad actual. Yo prefiero soñar con lo que podría ser. Comenzando por uno mismo, todos deberíamos actuar así y cambiar nuestra realidad. Porque somos capaces de hacerlo. Sólo hace falta la convicción colectiva y creo que las condiciones para ello no están tan lejos.
Nos hace falta una gran figura. Alguien que sabe que ha de sacrificarse por el bien común y cambiar este rumbo.
El ámbito financiero internacional finalmente ha llegado a un extremo que no debería ser, ganancias garantizadas por cortes politizadas. Aprendamos a manejarnos con lo mucho que tenemos. Tengamos las agallas de cambiar nuestra realidad.
Roberto Sehringer (h)
Hermosa respuesta, Roberto.
Se de primera mano por trabajo propio y de mi esposa que conviene pagar. El escenario si pagamos es significativamente mejor. Menores tasas mas creditos mas inversiin y mas empleo. Todo esto que venia se frustro rotundamente. Tanto para shalegas como otras inversionaes mucho menos riesgosas. Yo si estoy seguro que convenia pagar. Y quien no lo este salga de su cueva.
Se les va a pagar en enero del 15. Y se van a tomar préstamos a tasas razonables. Y no va a haber inversiones productivas ni de infraestructura. Argentina no es un país interesante hoy, y prefiero que sea así. La única manera de que vuelvan las inversiones es con salarios de 250 dólares mensuales y desregulacion sindical. Aunque en Argentina nos quejemos, el Estado de Bienestar aún está vigente y no se podrá cambiar en al menos 2 décadas.
Vengo del futuro a preguntar por el pago, que todavía no llega…
Hola Juanpa
Se puede discutir si hay que pagar o no, y cuánto. Pero estoy en desacuerdo con el motivo que elegís para no pagarles.
Hay un supuesto detrás que es que el Gobierno al no endeudarse tampoco incurriría en déficit. Bueno, en los últimos años no se endeudó y gastó más de lo que recaudaba. El resultado fue financiar ese déficit con emisión monetaria, que fue una de las causas de la inflación que hemos tenido.
También es bueno recordar que sí nos endeudamos al 15% en dólares. Esto fue en 2008 con las colocaciones directas a Venezuela (tasa del 14,91% a 5 años, hoy la mayoría de esos bonos están en manos de privados).
Saludos de un ex alumno.
Hola Juan Pablo:
Desde hace varias semanas que me pregunto qué habría que hacer (el fallo de la justicia americana no me ha convencido, pero es lo que es, y nosotros aceptamos las reglas de juego). Hay cuestiones legales muy complejas.
Está claro que por un lado esta situación aleja toda posibilidad de financiamiento en el corto plazo. Esto no era lo que el gobierno buscaba, dada su voluntad de arreglar con Repsol y el club de Paris. Y creo yo que estaba en el camino correcto entonces, dada la situación fiscal y política. Por otro lado, si no pagarle a los holdouts lleva a que toda la deuda restructurada termine en una situación de default que necesite otra restructuración, el costo, en mi opinión, será muy alto.
Entiendo que vos decís, bueno, pero al menos no nos volveremos a endeudar, pero la verdad no me termina de convencer –además que me cuesta resignarme a que ese sea el mejor camino. Así como ha habido medidas que nos alejaron del mundo en la historia argentina, también ha habido políticas favorables a la integración mundial. Bien podríamos tener en 2015 un gobierno que en lugar de decidir vivir con lo nuestro, dado un hipotético default de toda la deuda restructurada, busque una nueva restructuración de la misma. El costo de todo ese proceso será muy alto. El costo de no tener crédito a tasas razonables también lo es.
En cualquier caso, me da mucha pena la situación económica en la que se encuentra el país, con elevada inflación, deterioro económico y social, y la amenaza de un default de toda la deuda restructurada.
Saludos,
Sebastian
Yo no quiero que Argentina emita deuda para financiar un déficit fiscal de las dimensiones del actual. No me joden los insultos que emiten los mercados financieros globales (son prestadores seriales, apenas cambiemos de gobierno y de dirección económica nos van a inundar de dólares).
Habiendo dicho esto, me da un poquito de lástima tu fatalismo «… elijo vivir en el país que tengo y no en el que me gustaría vivir …» No, no soy voluntarista. Pero yo prefiero vivir en un país bien manejado que sepa controlar si se endeuda o no y para financiar que. Me encantaría.
Hay algún caso de un país que se haya desarrollado sin recurrir a deuda externa? Que ocurre con las necesidades de crédito externo de las empresas privadas en el caso de decidir el país aislarse del mercado internacional de capitales como se propone aquí? Si se decide no recurrir al mercado internacional de capitales por el histórico sesgo populista del país, es posible suponer que se desarrolle un mercado de capitales interno muy fuerte que lo compense? Pregunto candidamente.
Me permito responderte con otra pregunta: ¿Argentina se desarrolló recurriendo al endeudamiento externo?
Contesto a Daniel pero, sobre todo, a las muy buenas preguntas de Agustín Gimenez Mathus:
1. No existe ni ha exisitido jamás un mercado de capitales doméstico en la Argentina. El que hubo y el que hay es poco profundo y demasido ilíquido para financiar las empresas privadas. (Cuando funcionaron las AFJP fue lo más parecido a un mercado «normal»)
2. La inexistencia de mercados de capitales domésticos y los pre-históricos deficits fiscales de nuestro país generan lo que se llama el «crowding-out»: el estado chupa guita del sistema bancario contra deuda emitida. El sistema bancario no puede prestar – por concentración en riesgo público – al sector privado ni a tasas ni a plazos aceptables.
3. Combinando 1 y 2, uno se pregunta: ¿Como crece el sector privado? A. con inversiones de equity de sus dueños locales o B. con deuda o capital (equity) externo. Este escenario solo se dió cuando el país tuvo acceso a mercados financieros globales y las empresas locales se financiaron en el exterior a mejores tasas y plazos de lo que dispusieron jamás aquí.
Finalmente, Daniel, si Argentina NO se desarrolló recurriendo a endeudamiento externo no es un problema de quien le presta sino como aplica el gobierno ese financiamiento. Con un plan a largo plazo y prudencia fiscal, debería funcionar.
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No pagamos porque según entiendo no nos corresponde pagar. Se irá a una instancia superior y se demostrará si tenemos la razón o no y listo.Y los banqueros son todos unos hijos de puta, que duda cabe.
Que impide que el Estado se endeude en el mercado domestico o contra los bancos, y que sean los bancos u otros compradores de deuda domestica los que se endeuden afuera? En varios paises emergentes con alto deficit fiscal y deficit de cuenta corriente se observa ese tipo de patrones (ej, Sud Africa). El hecho de que el Estado no tiene acceso al financiamiento externo de mercado no implica: (a) que el pais no se endeude externamente, (b) que el Estado no gaste de mas (y mal) y se endeude.
[…] A través del post, llego al artículo de Juan Pablo Nicolini sobre por qué argentina no debería pagarle a los […]
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[…] an interesting take on the continuing saga from Juan Pablo Nicolini. I’ve taken some liberty with the translation, but believe this captures the spirit of his […]