El Impuesto a las Ganancias: Triunfo de la Retórica sobre la Racionalidad

Mientras lees esto, se está discutiendo una ley en el congreso, que decidirá las nuevas tasas de impuesto a las ganancias.  El tema ha tomado la tapa de los diarios en los últimos tiempos por las razones incorrectas. Cuando Moyano se distanció del ejecutivo nacional,  comenzó una batalla política sobre este impuesto, que, a todas luces, parece haber ganado.

Pero la cuestión de fondo comenzó con las luces del amanecer Kirchnerista, cuando muchos prominentes miembros del a oposición actual formaban parte del gobierno.  Fue justamente Lavagna quien,  aprovechando la suba delos precios – y la consecuente suba de salarios nominales –, dejo fijos los niveles de ingreso a partir de los cuales se empieza a pagar este impuesto. La recaudación no paro de subir, obviamente.

Esta “medida” no es legitima desde el punto de vista institucional. La suba de tasas impositivas debería ser decidida en el congreso.  Pero, en su fundamento, fue una decisión excelente. Insisto, la forma en que se hizo fue un mamarracho institucional. Pero yo hubiera aplaudido  una suba del impuesto a las ganancias en el 2002 sin lugar a duda.

La demonización de este impuesto por parte de las fuerzas políticas (todas) estos días es sin duda la demostración más clara del triunfo del discurso ideológico sobre el análisis económico. Variantes del impuesto a las ganancias existen en casi todos los países serios del mundo. El motivo fundamental es que es el impuesto más progresivo que existe: los ricos pagan un porcentaje mucho más grande que los pobres.  Es el impuesto preferido por los paladines del estado de bienestar: Los escandinavos.  Aun en USA el impuesto es fuertemente progresivo: una conocida que vive en Nueva York – a la cual le va muy bien – protestaba el otro día porque en el 2012 pago de impuestos (contando el federal, el estatal y de la ciudad) casi el 50% de lo que gana.

En 1998, cuando comenzó a desmoronarse la economía Argentina, se recaudaba el 3,17 % del producto total anual del país, en concepto de impuesto a las ganancias. En el 2012, se recaudaba el 6,39%. Para los que pensamos que la forma en la que se hizo el default y se devaluó en 2002 fue catastrófica, y que el principal problema fue el déficit fiscal, la idea de aumentar en 3% del producto la recaudación de ganancias – decidido por ley de un congreso que voto la ley de déficit cero! –  suena como mana caído del cielo.

Y quien paga ganancias? Con los números nuevos, solo una parte del 50% más rico de la Argentina.  Efectivamente, el ingreso por habitante es de aproximadamente 50,000 pesos anuales. Para una familia de 4, es de 200,000 pesos, lo que equivale a 13 salarios de 15,300. O sea que solo pagan ganancias aquellos que ganan más del ingreso medio. Además, cuanto más rico sos, mas pagas.  El sueño del progre.

Y resulta que el candidato que viene de Tigre se instala como el más progre entre los progres porque critica al impuesto a las ganancias……..

Para redondear la idea: con una base monetaria del 10% del producto y una tasa de inflación del 30%, el gobierno recauda, al año, un 3% del producto. Y quien paga el impuesto inflacionario? Si no lo saben, lean a Canavese:

http://www.economiamexicana.cide.edu/num_anteriores/II-2/03_Ahumada_329-383.pdf

La dirigencia Argentina, les pega a los pobre con el impuesto inflacionario y luego los convence que este debate sobre ganancias está dirigido a mejorarles la vida. Me suena a ese viejo mantra híper-machista: “le pego porque la quiero”.  En mi pueblo, eso tiene un solo nombre: violencia doméstica.