Según mi opinión, expresada en este blog en un par de posts, la decisión de nacionalizar YPF fue mala. Creo que el resultado, para el argentino promedio, no será bueno (ojala me equivoque) y creo que la manera en la que se hizo fue contraproducente para el país.
Pero de algo no cabe duda: la decisión contó con un mayoritario apoyo popular – según las encuestas – y un absolutamente abrumador apoyo político: La ley fue votada por una absoluta y notable mayoría.
Uno imagina que todos aquellos que votaron a favor, lo hicieron pensando en el efecto que esta decisión tendría sobre el sector energético. ¿Y qué es razonable esperar del sector energético?
Primero y principal, que produzca a costos competitivos internacionalmente. Si no, será mas barato comprarlo afuera. Segundo, que genere una producción que permita abastecer al mercado interno y que maneje las reservas de manera estratégica para maximizar el valor de exportación de esas reservas.
Quiero creer que todos los que votaron la nacionalización estaban convencidos que la decisión era conducente al cumplimiento de los dos objetivos anunciados.
¿Cuál era la situación del sector energético al momento de la nacionalización? Horrible.
Aquí abajo reproduzco dos gráficos de un post anterior, que son muy elocuentes. El primero muestra la producción total del petróleo y el segundo la producción de gas, desde 1970 al 2010. Los gráficos han sido copiados de un informe titulado “Complejo Petroleo y Gas”, de la Subsecretaria de Programación Económica del Ministerio de Economía, realizado en Octubre del 2011.
La caída se explica, sencillamente por la combinación de propiedad privada con importante presencia de capital extranjero, controles de tarifas para contener los precios domésticos y controles de capitales para impedir la transferencia de dividendos al exterior. Los siguientes dos gráficos, también copiados del mismo informe, presentan la evolución de los precios externos e internos para el petróleo y el gas.
El único incentivo para invertir para una empresa privada, es la ganancia futura. Si esta se elimina, la inversión colapsa. La principal necesidad del sector era y es, la inversión. Nadie podía ignorar este diagnostico cuando se voto la ley de nacionalización de YPF. Mucho menos un legislador.
Al mismo tiempo, la política económica y la política exterior del gobierno han cerrado cualquier fuente de financiamiento genuino. ¿Cómo imaginaban esos legisladores opositores que votaron la ley que el estado iba poder realizar la inversión que tanto necesita el sector? Y si no consigue invertir, ¿cómo imaginaban esos mismos legisladores que se iba a revertir el deplorable estado del sector energético?
Que el gobierno no iba a tener los recursos para invertir estaba claro. Hay varios motivos para pensar que Chevron no es el mejor socio. Pero que al gobierno le iba a costar encontrar empresas interesadas en invertir en sectores expropiados a Repsol, una empresa de razonable prestigio internacional, también estaba claro. El monto anunciado es claramente insuficiente para resolver el problema. Pero que iba a ser difícil convencer a alguna empresa que no le van a cambiar las reglas de juego en un par de años, estaba claro.
Mi opinión sobre la nacionalización es la misma de siempre. Pero la democracia va primero, y esa decisión fue de las mas democráticas que recuerdo. El acuerdo con Chevron es un inicio de solución al problema del sector energético. Y quizás es lo mejor que el gobierno podía conseguir, dado lo que sabíamos cuando se voto la ley. Por esto, encuentro las criticas de la oposición al acuerdo con Chevron, casi grotescas. Deberían hacerse cargo de sus votos.
Juan Pablo:
¿No será que la misma manera de pensar que llevó a votar masivamente por la expropiación de las acciones de REPSOL es la que lleva a oponerse al acuerdo con Chevron, y que la oposición se hace cargo de sus votos manteniendo la dirección ideológica, y tratando de curar el error con más error, y de evitar el perjuicio con más perjuicio?
Perdón, hay algo que no se informo y no se escucho, o no se quiso escuchar o informar, y era la voz de especialistas del tema. Creo que el gobierno y la gente creía que iban encontrar una empresa con capital o plata y se encontraron con una empresa vacía o vaciada que seria lo mas correcto. Si la democracia no va de la mano de la información, necesariamente va ser una mala democracia.
Saludos.
Más importante que enfocarse en la oposición y su nivel de coherencia política o no, yo quiero tener en claro cuales van a ser los gráficos a seguir para estar seguro de que el acuerdo con Chevron provee el resultados favorables al país y que el enriquecimiento de funcionarios públicos y sus ‘socios’ privados no continúe. Podes ayudarnos ahi Juan Pablo?