Publicado el 11 de Mayo de 2013 en El Tiempo
Santos debe enfrentar a los políticos que han abusado del sistema de salud y que buscan sabotear su reforma, con igual decisión con la que ha enfrentado a la derecha, que ha tratado de sabotear la restitución de tierras.
Pocas cosas importan más a cualquier persona que su salud. Sin salud nada más vale, porque no se puede disfrutar. Académicos, especialistas y columnistas habíamos alertado al Gobierno y a la opinión de la crisis financiera que se veía venir en el sistema de salud, desde cuando la Corte Constitucional abrió la compuerta de los llamados recobros no POS hace ya varios años. E insistimos en que, de no solucionarse, acabaría afectando la calidad del servicio, como en efecto está ocurriendo.El gobierno Uribe no hizo nada hasta cuando el problema financiero le estalló en la cara y entonces se limitó a invocar facultades de emergencia social para arbitrar unos recursos que pudieran comprarle unos años más de vida al paciente. Y el actual gobierno desperdició buena parte de sus dos primeros años. Finalmente, el ministro Gaviria le está poniendo la cara al problema y hay que ayudarlo, así uno no comparta en un ciento por ciento sus propuestas.
Si a Santos le preocupa tanto su imagen, como dicen sus críticos, debería observar que, en las encuestas de opinión, el manejo de la salud es el tema peor calificado. Le están cobrando no solo su propia inacción en este frente, sino también la del gobierno Uribe. Eso es injusto, pero así es la vida. Si quiere mejorar su imagen, tiene que ponerse al frente de los problemas que afectan diariamente a los ciudadanos, como es el caso de la salud. A nadie le importa que pase o no la noche en una casa de vivienda popular.
Santos ha resultado más estadista de lo que esperábamos, y eso se lo reconocerá la historia, pero también ha resultado menos gerente de lo que pensábamos y mucha gente resiente que no parece apersonarse de la solución de sus problemas cotidianos. Por su propio bien, y por el de todos, ojalá se ponga al frente de la batalla legislativa por sacar una buena ley estatutaria y una mejor reforma de la Ley 100, sin hacer compromisos con los políticos que han abusado del sistema, por poderosos que sean. La ley estatutaria, que regularía el derecho a la salud, podría aun salir en esta legislatura, pues hay una ponencia que cuenta con la simpatía del Gobierno, si bien debería mejorarse para garantizar que se modere la explosión de costos que aqueja al sistema. La reforma de la Ley 100 está más atrasada en el trámite legislativo y requiere algunos afinamientos para asegurar la eficiencia operativa del nuevo régimen propuesto.
Todos tenemos derecho a acceder al sistema de salud y a que sus recursos se manejen pulcra y eficientemente. Y no podemos permitir que aquellos políticos que se han aprovechado del sistema de salud de los colombianos para promover sus intereses personales sigan haciéndolo impunemente y traten de bloquear la reforma propuesta por el Gobierno en el Congreso.
El lema debe ser ‘Salud sin Barreras’. Y, según dicen algunos, este lema debe aplicarse no solo a algunas EPS e IPS que ponen trabas al acceso, sino al senador Roy Barreras y demás políticos que han manejado entidades públicas y privadas de la salud a su antojo. El Superintendente de Salud ha sido valiente en denunciar ante la opinión sus intentos por interferir en la limpieza del sistema. Ahora, los medios deben seguir con lupa la actuación de estos personajes durante el tránsito de las leyes de la salud. Y el Presidente tiene que enfrentarlos sin contemplaciones, con la misma decisión con la que ha enfrentado a la derecha, que ha tratado de sabotear el proceso de restitución de tierras.
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… y otras de arena. La Corte Constitucional finalmente escuchó el clamor de los colombianos y paró en seco el ‘carrusel’ de las pensiones multimillonarias en el Congreso, en el sistema judicial y en algunas entidades públicas. Hay esperanza.
La atención en salud es uno sólo de 4 campos desde donde proviene el estado de salud personal y comunitario. La atención en salud debe estar condicionada a otros factores. No puede estar libre de barreras porque, tratándose de un bien de consumo masivo que puede llegar a ser de alto costo, la aparición de abusos por snobismo individual o por beneficio del tratante no se hace esperar (resonancias para estudiar casos de dolor de cabeza?). En la Península Escandinava por ejemplo, son altos los copagos que se le exigen a los fumadores, practicantes de deportes de alto riesgo y otras personas que se niegan a modificar su estilo de vida porque tienen atención en salud gratuita cuando se presenten las consecuencias de sus malas decisiones.
La salud en Colombia es un sector de más de 48 billones de pesos al año; mucha gente quiere meter la mano en esa bolsa empezando por los profesionales de la salud entre los que hay de todo: consagrados y abusadores. Pero de esa suma, las EPS que en los dos regímenes aseguran (más bien que mal para que seamos honestos) a mas de 40 millones de colombianos, solo reciben cerca del 40% el resto se queda en planes excepcionales 2.5 B, mantenimiento del MSPS (e instituciones adjuntas) y de la SNS, y quien sabe qué más cositas por ahí.
En conclusión: la salud no es un derecho; es la consecuencia de mi herencia, mi estilo de vida, el ambiente en que vivo y los servicios de salud que recibo.
Los servicios de salud son un derecho pero condicionado a mi propio cuidado y las posibilidades reales de país. Mientras niños mueren de hambre en las goteras de Bogotá, la gente de clase alta y media alta pone tutelas para evitar pagar una póliza privada que le daría el faltante del sistema de salud básico.
Al sistema lo está matando la corrupción pero esta comienza por la actitud personal de cada cual cuando omite pagar o cuando prefiere gastar 500 mil en una comida con whisky y se ofende porque al dia siguiente el sistema de salud no le reconoce gratuitamente los remedios para el guayabo.