Aproximadamente 80% de los fumadores viven en países de ingresos medios (como Argentina o Uruguay) o bajos. Como el número de fumadores está cayendo en los países de ingresos altos, el resto del mundo tendrá una porción creciente de las muertes asociadas al tabaquismo: en el 2001 los países de ingresos medios y bajos sufrieron el 70% de esas muertes, y se estima que de seguir la tendencia ese porcentaje podría llegar al 80% en el 2030. El efecto de reducir el tabaquismo en nuestros países podría reducir en 115 millones el número de muertes entre ahora y el 2050.
En el 2005 Uruguay fue el primer país de ingresos medios en instaurar una serie amplia de medidas contra el tabaco; Argentina, que va a servir de control en el estudio que mencionaré, no lo hizo. Las medidas en Uruguay incluyeron la prohibición de fumar en espacios públicos cerrados, aumentos de impuestos, importantes restricciones a los esfuerzos de mercadeo y la obligación de poner imágenes duras con advertencias sobre los riesgos para la salud en porciones extensas de las cajas.
Es importante, no sólo para Uruguay, saber si estas medidas tuvieron algún efecto sobre las variables de interés que pretendían afectar. ¿Bajó el consumo de cigarrillos? ¿Hubo algún efecto sobre la salud de la población? ¿Mejoró la salud de aquellos que no fumaban, pero eran perjudicados por el humo de otros? Si la política adoptada fue efectiva, podría ser un modelo a seguir en otros países, y sería relevante para Uruguay ya que, según una estimación, 14% de las muertes del 2004 podrían atribuirse al uso de tabaco, y eso es la fuente más grande de muertes evitables.
Por la importancia del tema, el primer esfuerzo sistemático de estimar el efecto de las medidas sobre el consumo de cigarrillos fue publicado en The Lancet, una de las mejores revistas de medicina del mundo, en setiembre del 2012 (para los geeks en la audiencia: tiene un impact factor en el Journal of Citations Report de 38.278, mientras que el impacto más grande entre los journals de economía es el Journal of Economic Literature, con sólo 6.9; por supuesto, en medicina se cita mucho más, pero es para dar una idea del impacto de esta revista).
El estudio, donde aparecen los datos mencionados arriba, es “Tobacco control campaign in Uruguay: a population-based trend analysis,” del equipo de médicos y economistas Winston Abascal, Elba Esteves, Beatriz Goja, Franco González Mora, Ana Lorenzo, Amanda Sica, Patricia Triunfo y Jeffrey Harris (este último, ejerce como médico una vez por semana, como hacía Tabaré Vázquez, y el resto del tiempo, es profesor full time en el departamento de economía del MIT).
Los autores tomaron tres medidas de consumo de tabaco, se fijaron en su evolución durante el período en el que se implementaron las medidas, y la compararon con cómo habían cambiado las mismas variables en el mismo período en Argentina (que adoptó menos medidas anti tabaco en el período). La idea es que si cae el consumo en Uruguay, no se puede atribuir a la campaña anti-tabaco, porque la caída puede ser por razones culturales o económicas. Sin embargo, si en el mismo período, en un país similar (mismos patrones culturales, evolución económica similar, etc.) que adoptó menos medidas, el consumo cayó menos que el consumo en Uruguay, la diferencia se puede atribuir a las medidas adicionales contra el tabaquismo.
Las variables de interés sobre consumo de tabaco fueron:
- Cuántos cigarrillos por persona mayor de 15 se consumían en Uruguay en cada año del período (el número de cigarrillos es estimado con datos de impuestos).
- Qué porcentaje de adolescentes (de 13, 15 y 17 años) consumió tabaco en los últimos 30 días (datos de encuestas representativas a nivel nacional, hechas en los salones de clase de liceos).
- Qué porcentaje de la gente entre 15 y 64 (viviendo en ciudades de más de 5.000 habitantes) consumió tabaco en los últimos 30 días (datos de la Encuesta Continua de Hogares, y de una encuesta de la Junta Nacional de Drogas).
Para Argentina los autores consiguieron medidas similares, en fechas comparables.
La estimación con datos de impuestos muestra que el consumo en Uruguay cayó a una tasa de 4,6% anual, mientras que en Argentina creció al 0,6% anual, a partir del 2005. Es decir, según estos datos, las medidas fueron muy efectivas para reducir el consumo. Una crítica razonable a esta estimación, sin embargo, es que al encarecerse tanto los cigarrillos (suba de 88% en términos reales a raíz de las medidas anti-tabaco) se volvía más atractivo comprar cigarrillos contrabandeados (de los que se venden en nuestra principal avenida, y las ferias). Si las medidas adoptadas aumentaron el consumo de cigarrillos contrabandeados, al considerar sólo los cigarrillos que pagaron impuestos se estaría sobre estimando el efecto de las medidas.
Eso no quiere decir que no haya habido efecto de las medidas. De hecho, la estimación sobre consumo en los últimos 30 días para adultos, con datos de encuestas, muestra que a partir del 2005 el consumo de tabaco cayó a una tasa de 3,3% anual, mientras que en Argentina cayó a una tasa de sólo 1,7%.
Los datos sobre consumo de tabaco en los últimos 30 días entre adolescentes muestran una caída, entre el 2005 y el 2009, de 6,4% para Uruguay y 2,5% en Argentina. Sin embargo, la siguiente gráfica (tomada del trabajo) muestra que Uruguay ya tenía una tendencia a una caída más pronunciada antes de la adopción de las medidas. Si esto fuera así, la mayor caída del consumo entre adolescentes entre el 2005 y el 2009 podría deberse a la mayor tendencia preexistente y no a las medidas anti-tabaco.
Porcentaje de adolescentes que consumió tabaco en los últimos 30 días
Como los datos son de muestras, en cada año se exhibe la media, y un intervalo de confianza de 95% sobre dónde podría caer el dato de la población entera.
Fuente: Abascal et al.
A pesar de los comentarios sobre el contrabando, y la posible tendencia a menor consumo entre adolescentes en Uruguay, el trabajo parece indicar que las medidas tuvieron un impacto significativo en el consumo. Un dato que confirma este hallazgo es que entre los dos años anteriores a marzo del 2006 (cuando se prohibió fumar en espacios cerrados de uso público) y los dos posteriores, cayó en 17,1% el número de pacientes que ingresó a instituciones médicas con infarto agudo al miocardio (una condición asociada al consumo directo o indirecto de tabaco). Ese es el hallazgo de “Impacto de la prohibición de fumar en espacios cerrados sobre los ingresos por infarto agudo de miocardio en Uruguay,” de Sandoya et al. en la Revista Médica del Uruguay en 2010. Aunque ese resultado no es una prueba de la efectividad de las medidas (ya que podría ser resultado de una tendencia a menos aflicciones de ese tipo, que no tuviera nada que ver con las restricciones), en conjunción con los datos presentados más arriba, indica que la lucha contra el tabaco ha sido efectiva.
En general no está bien adoptar medidas que restringen las acciones que toman libremente los adultos, mientras no perjudiquen a los demás. Una de las razones esgrimidas para poner las restricciones fue que al fumar la gente le causa daño a terceros. Por eso sería interesante un análisis estadístico sólido de cómo cambiaron los infartos agudos al miocardio en no fumadores.
Nota: una versión de este artículo apareció publicada en el diario El País. Agradezco a los editores la posibilidad de compartirlo con los lectores de Foco Económico.