Las concesiones de Golborne

Publicado en el suplemento de Reportajes de La Tercera, 6 de octubre de 2012

Recientemente el ministro Golborne anunció cuantiosas inversiones en la Ruta 68 que une Santiago con Valparaíso y Viña del Mar. “Son 365 millones de dólares y tenemos que ponernos de acuerdo con la empresa concesionaria sobre cómo se va a financiar”, afirmó el ministro, dejando en claro que las nuevas inversiones las hará la concesionaria actual, la empresa española Abertis.

Emilio Pellegrini, director de concesiones del MOP, justificó las nuevas inversiones afirmando que “se hicieron contratos mucho más largos que lo que el crecimiento del parque automotor podía aguantar. No se dejaron mecanismos adecuados para que fuera fácil hacer crecer la infraestructura para dar una buena calidad de servicio”.

El ministro Golborne se equivoca al suponer que la única opción para aumentar la capacidad de la Ruta 68 es contratar al concesionario actual para realizar las nuevas obras. Existe una alternativa mucho mejor. Y el director de concesiones se equivoca al afirmar que no se dejaron mecanismos apropiados para adecuar la Ruta 68 a los incrementos de demanda. Dichos mecanismos existen, y llama la atención que el MOP los esté ignorando.

Un poco de historia

La Ruta 68 fue la primera concesión chilena en contemplar un plazo de concesión variable. Mientras más alta resulta ser la demanda, más corta es la duración de la concesión.

Las bases de licitación fijaron los peajes y cómo éstos se reajustan durante la concesión. Las empresas compitieron en base al valor (descontado) de ingresos por peajes que deseaban recibir. El ganador fue quien solicitó el menor monto en ingresos por peajes, a cambio de financiar y construir las obras estipuladas en el contrato y luego gestionar y mantenerlas.

Las bases de licitación especifican que la concesión dura hasta que la concesionaria recauda peajes que suman el monto solicitado en su oferta ganadora (casi 12 millones de UF). Con una importante excepción: En la página 45 de las bases se contempla la posibilidad de una extinción anticipada de la concesión. Las causales que puede invocar el MOP para tal efecto, a partir del año 12 de la concesión; es decir, a partir de mayo de 2010, son bastante generales, incluyendo contribuir al “buen funcionamiento de las obras” y al “desarrollo de la región”.

El motivo por el cual el contrato le entregó al MOP tanta discreción para terminar anticipadamente la concesión fue que era fácil determinar la compensación justa para el concesionario si el MOP ejercía esta opción. En efecto, las bases de licitación establecen que en caso de extinción anticipada, el gobierno le paga al concesionario la diferencia entre la oferta ganadora (las casi 12 millones de UF antes mencionadas) y los peajes recaudados al momento de terminar la concesión. A la diferencia anterior se resta una estimación de los ahorros del concesionario en gastos de mantención y operación por el fin anticipado de la concesión.

¿Competencia o monopolio?

Está claro que la Ruta 68 necesitará cuantiosas nuevas inversiones durante la próxima década. La pregunta es cómo se seleccionará la empresa que realizará dichas inversiones y cómo se determinará el monto que recibirá.

La opción elegida por el MOP consiste en que la concesionaria actual realice las nuevas inversiones, mediante un convenio complementario, donde el MOP y la concesionaria acuerdan el monto que recibirá Abertis y cómo se repartirá la cuenta entre los usuarios (vía peajes) y los contribuyentes (vía subsidios).

La experiencia mundial (y chilena) con estos convenios complementarios, también conocidos como renegociaciones de contratos, no es buena. Como lo explicó el premio Nobel de Economía Oliver Williamson, hace más de 30 años, es habitual que el bien común se vea perjudicado cuando el gobierno negocia directamente con el concesionario, en una situación con poca transparencia y sin alternativa alguna para proveer las obras que se están contratando.

Existe, sin embargo, otra opción. Que el gobierno extinga la concesión, compense a la concesionaria en los términos antes señalados y licite una nueva concesión con las obras adicionales. De esta manera, el nuevo concesionario se selecciona mediante una licitación competitiva, lo cual lleva a mejores precios para financiar las mismas obras.

¿Cuál opción es mejor? Si el objetivo es que los usuarios y contribuyentes paguen un precio justo por las nuevas obras, la mejor opción es el término anticipado de la concesión seguido de una nueva concesión. En cambio, si el objetivo es beneficiar a la concesionaria Abertis a costa de los usuarios y contribuyentes, la opción elegida por el MOP es la mejor.