Idea Freak #12: el Vamos

No es solo el sistema tributario el que está sesgado en contra de la innovación en Chile. Un caso que lo ilustra fue el del inversionista israelí Arnon Kohavi, que vino a invertir en Chile en un fondo de capital de riesgo orientado hacia el emprendimiento y que, tras seis meses, decidió irse, tan raudo como llegó, dando su razón: “El problema central de Chile es la brecha extrema que existe entre los jóvenes emprendedores y la vieja generación… Un puñado de familias monopólicas que controlan el país y no quieren moverse…”.

La innovación es la introducción de nuevos productos o procesos, validados por el mercado. No tiene por qué estar asociada a nuevas empresas, pero suele estarlo. Los estudiosos nos dicen que entre los jóvenes que emprenden existe una mayor propensión a innovar que entre los viejos; que los emprendimientos juveniles, en promedio, son exitosos al tercer intento (previo dos fracasos); que la edad a la que se maximiza la probabilidad de éxito es cercana a los 30, y que los emprendimientos de jóvenes que no heredan capital ni redes sociales se enfrentan casi siempre a problemas de liquidez, lo que significa que no les sirve que les quiten recursos para devolverlos luego vía subsidios. Además, sabemos que la equidad en Chile requiere una mejor distribución de la propiedad empresarial. Por eso, la idea freak de hoy es: el Vamos.

El Vamos sería una exención tributaria para los emprendedores que cumplan tres condiciones: sub-30; embarcados en su primer o segundo intento, y cuyas empresas sean enteramente de propiedad de individuos elegibles para el programa. Para evitar “chanchullos” debe pensarse con cuidado la focalización de este beneficio vía tamaños máximos de inversión inicial y en jóvenes de estratos populares (por ejemplo, si sonde familias sin educación superior o si son la primera generación con ella). Ojo, que esquemas como este existen en países como Singapur, Australia y otros.

Una de las gracias que tendría este sistema es que les daría poder de negociación a emprendedores jóvenes frente a inversionistas.  Les daría la posibilidad de desarrollar “solos” (con crédito bancario) su idea con tratamiento tributario preferencial. Eso implica que si alguien quiere invertir en su idea, haciéndoles perder el beneficio, los tendría que compensar.

¿Cómo financiarlo? La respuesta es obvia: subiendo los impuestos a las rentas, en particular las que derivan de la explotación a gran escala de recursos naturales. Sobran rentas, faltan emprendimientos innovadores y emprendedores populares.

Hemos visto últimamente el chocante clasismo y racismo de la elite chilena. Se refleja también en una cierta noción implícita de quela innovación llegará de afuera, importada de Alemania, California o donde sea, que la traerán “huincas”, que los chilenos  son mano de obra y eso. Yo me pregunto sobre la viabilidad de un modelo de desarrollo que hace la apuesta contraria: que apuesta a que la innovación y el emprendimiento surgirán de acá, y que apuesta a donde la ciencia, la experiencia y el imperativo de la equidad nos dice que está el futuro: los emprendedores jóvenes populares.

 

Publicado por La Tercera, 13 de enero de 2012