El lunes pasado Angus Deaton recibió el Nobel en Economía 2015[1]. Como muchos de los que conocemos su trayectoria recibí la noticia con enorme alegría. Hace unos días Guido Porto escribió una excelente reseña sobre los trabajos de investigación de Angus para este blog y por lo tanto voy a tratar de usar este espacio para resaltar algunas otras cosas que tengo la fortuna de conocer acerca de este fantástico economista.
Conozco personalmente a Angus Deaton desde 1997. Durante más de seis años nos vimos prácticamente a diario en la Universidad de Princeton, tuve la oportunidad de trabajar junto a él en diferentes proyectos, compartir viajes de trabajo, muchas cenas y reuniones, y conocerlo bien. Deje la Universidad de Princeton en 2003 pero siempre seguimos en contacto. Más esporádicamente que lo que me gustaría, pero nunca me pierdo una oportunidad para verlo, para escuchar uno de sus seminarios o compartir una comida. Cada vez que comparto un rato con él aprendo algo importante y además me divierto tremendamente. Es que Angus es probablemente el académico más completo que conozco. Tiene un intelecto impresionante y una curiosidad sin límite; la combinación da un tipo brillante con quien es un placer conversar prácticamente de cualquier cosa. Además Angus tiene un sentido del humor fantástico, es ingenioso, ácido, e inteligente.
A través de los años aprendí que Angus tiene fuertes opiniones acerca de muchas cosas, sobre casi todas me atrevería a decir, pero también tiene una honestidad intelectual admirable. Busca y analiza la evidencia con pasión por la verdad, mira cada detalle con paciencia infinita casi obsesivamente, le dedica una enorme cantidad de tiempo y aun si los resultados que encuentra corroboran su teoría, los vuelve a cuestionar; por las dudas. Y cuando lo que encuentra contradice su hipótesis, lo estudia, trata de entender exactamente qué ocurre y cambia de opinión. La cuestión no es tener razón sino avanzar el conocimiento.
Durante muchos años Angus Deaton ha trabajado intensamente para mejorar y extender las mediciones que hacemos, para perfeccionar los análisis de datos y para interpretar correctamente lo qué estamos midiendo. Ha puesto un énfasis especial en los países en desarrollo donde es todavía más urgente la necesidad de medir que lo ocurre y hacerlo muy bien. Todo esto no es un detalle menor, la política económica debe basarse en evidencia sólida o fracasa y hace daño.
Me cuesta mucho, mientras escribo sobre Angus y su merecido premio, no pensar en el miserable comportamiento de quienes que con tal de llevar agua para su molino, falsifican datos, manipulan estadísticas y para esconder información inventan ridículas justificaciones tales como que «medir la pobreza estigmatiza». Es vergonzoso y lamentable. Pero no quiero perder la alegría que este Nobel me provoca con cuestiones domésticas que espero mejoren muy pronto. Angus disfrutará de los festejos, del banquete en Estocolmo, de algunas de las entrevistas, y de las buenas oportunidades para expresarse públicamente sobre cuestiones que le interesan, sin embargo estoy segura que dentro de un tiempo comenzará a proteger su espacio y querrá que lo dejen en paz para poder volver al trabajo que tanto lo apasiona. Será una suerte para todos nosotros.
Hoy, 19 de Octubre, Angus Deaton cumple 70 años. Felicidades maestro.
[1] Para ser más precisa y evitar controversias, le fue otorgado el Sveriges Riksbank Prize in Economic Sciences in Memory of Alfred Nobel 2015 que popularmente conocemos como el Nobel en Economía.
Alicia! Te acordas de aquellos dias en Princeton? Espero que estes bien.