La reducción del consumo de bebidas azucaradas y la promoción de buenos hábitos de hidratación se encuentra en el centro de la lucha contra la obesidad y diabetes.(WHO 2017, Astudillo 2014). El acceso a agua potable dentro del hogar puede ayudar a reducir la obesidad de niñas y niños (Ritter 2020). Así mismo, existe evidencia de que niñas y niños en las escuelas de México tienden a estar deshidratados (Lorenzoni et al. 2017) y la sustitución entre agua y bebidas azucaradas es evidentemente una de sus causas (Leung et al. 2018).
Dada la importancia que tienen los buenos hábitos de hidratación en la salud de la población, cabe preguntarse por qué se hace tan poco para entender o mejorar estos.
En este post argumentamos que entender las causas o modificarlas no es una tarea fácil. La existencia de una relación positiva entre hidratación y el desempeño de los niños y niñas (Khan et al. 2019) y de relaciones negativas entre el consumo de gaseosas y enfermedades como la obesidad y el cáncer serian argumentos para esperar un mayor consumo de agua bebible, especialmente en contextos en los cuales su acceso es gratuito (Hanemann 2006, Devoto et al. Ritter 2020).
Una potencial causa de los bajos niveles de deshidratación y gran consumo de bebidas azucaradas en México sería el precio relativo de las bebidas azucaradas y el agua embotellada. Aprovechando la entrada en vigor en enero de 2014 de un impuesto a las bebidas azucaradas en México, algunos análisis registran el efecto (al menos inicialmente) esperado sobre el consumo de bebidas azucaradas (Colchero et al. 2015 a y b, Colchero et al. 2017 y Grogger 2017). Es decir, un incremento del precio de las bebidas azucaradas ha disminuido la cantidad demandada. Estos resultados de disminución de consumo a incremento del precio son consistentes con el signo y la magnitud las estimaciones de elasticidades de precios obtenidas Pero estos estudios son usualmente basados en datos agregados de compras de bebidas en supermercados. Así mismo, aunque los efectos individuales puedan variar, los efectos promedio de los impuestos parecen mantenerse al menos dos años después de la imposición del impuesto. En este sentido los impuestos sobre las bebidas azucaradas tienden a resolver un problema de una falla de mercado, no cobrar por los efectos nocivos del exceso de azúcar (Briggs2016). Es de remarcar que los impuestos que afectan consumo afectan de manera distinta a familias de distintas clases sociales (Kenney et al. 2015). Un efecto negativo es incentivar la sustitución de sodas por agua para guiar a familias cuya provisión de. agua es contaminada (Ritter 2018).
Además de las intervenciones encaminadas a reflejar tanto los costos privados como los sociales en el precio relativo de las bebidas por medio de impuestos, un segundo tipo de políticas puede apuntar directamente a modificar las elecciones de los individuos y las familias. Por ejemplo, facilitando el acceso a agua pública a bajo costo y de calidad bebible. Este segundo tipo de política además de los claros beneficios para las familias de estratos sociales más bajos tiene el beneficio agregado de disminuir el potencial impacto ambiental que un incremento de la industria del agua embotellada podría tener (Jungbluth 2014).
Pero lo más probable de un impuesto es que reduzca los niveles de hidratación per se, la gente es muy factible que no sustituya sodas por agua de la llave. Las razones son varias: por qué no tiene o porque no sabe cómo es su calidad o porque no confía en las instituciones que la proveen (Rodriguez-Tapia et al. 2017)
Con el objetivo de contribuir en la identificación de los factores que influyen en el consumo de agua gratuita y de calidad durante el año 2018 implementamos una intervención en algunos parques públicos de la Ciudad de México. La intervención trataba de inducir un mayor uso de los nuevos bebederos de la ciudad.[1] Los datos iniciales no eran alentadores, menos de 3 de cada 100 individuos que pasaban por los bebederos los utilizaban durante días de la semana. El diseño del experimento de campo consiste en tres tratamientos, en cada uno de los cuales se colocó un póster de 1,70 metros junto a los bebederos. En uno, el poster tenía una gota con la leyenda “agua”. Los otros dos tratamientos, proveían más información. En estos tratamientos, la gota tenía una sonrisa y contenía la leyenda “agua libre de bacterias”. En letra más pequeña pero visible a al menos a 1 metro también se leía, “En pruebas realizadas durante el último mes por el Laboratorio (T1: institución que provee el agua, T2: un laboratorio de una prestigiosa universidad local) no se detectaron bacterias en el agua de estos bebederos”. Los resultados preliminares indican que los tratamientos informacionales funcionaron ya que todos los tratamientos incrementaron el nivel de uso de los bebederos. También la información revela que no todos los individuos reaccionan igual. Mientras que los niños reaccionan a todos los tratamientos, los adultos incrementan más el consumo de agua en esos bebederos que presentaban el mensaje del laboratorio de la prestigiosa universidad local. Además, nuestro experimento registra consistentes diferencias en el comportamiento de hombres y mujeres. Para aquellas personas que se detuvieron a mirar los posters, en el tratamiento de mayor efecto se observa que un 30% de ellas confía y bebe del bebedero.
Los resultados son alentadores toda vez que sugieren que cuando a las personas se les ofrece información clara y accesible sobre la calidad del agua actúan racionalmente, es decir beben agua gratuita. También nos muestran que la inversión pública destinada a incrementar el acceso a agua de calidad puede ser más efectiva cuando también se comprenden los determinantes del uso de la misma infraestructura.
Referencias
Astudillo, O. (2014). Country in Focus: Mexico’s growing obesity problem. The Lancet Diabetes & Endocrinology, 2(1), 15-16
Briggs, A. (2016). Sugar tax could sweeten a market failure. Nature, 531(7596), 551-551.
Colchero, M. A., Salgado, J. C., Unar-Munguía, M., Molina, M., Ng, S., & Rivera-Dommarco, J. A. (2015)a. Changes in prices after an excise tax to sweetened sugar beverages was implemented in Mexico: evidence from urban areas. PloS one, 10(12).
Colchero, M. A., Salgado, J. C., Unar-Munguía, M., Hernandez-Avila, M., & Rivera-Dommarco, J. A. (2015) b. Price elasticity of the demand for sugar sweetened beverages and soft drinks in Mexico. Economics & Human Biology, 19, 129-137.
Colchero, M. A., Rivera-Dommarco, J., Popkin, B. M., & Ng, S. W. (2017). In Mexico, evidence of sustained consumer response two years after implementing a sugar-sweetened beverage tax. Health Affairs, 36(3), 564-571
Drozdowska, A., Falkenstein, M., Jendrusch, G., Platen, P., Luecke, T., Kersting, M., & Jansen, K. (2020). Water Consumption during a School Day and Children’s Short-Term Cognitive Performance: The CogniDROP Randomized Intervention Trial. Nutrients, 12(5), 1297.
Grogger, J. (2017). Soda taxes and the prices of sodas and other drinks: evidence from Mexico. American Journal of Agricultural Economics, 99(2), 481-498.
Hanemann, W. M. (2006). The economic conception of water. Water Crisis: myth or reality, 61, 74-76.
Kenney, E. L., Long, M. W., Cradock, A. L., & Gortmaker, S. L. (2015). Prevalence of inadequate hydration among US children and disparities by gender and race/ethnicity: National Health and Nutrition Examination Survey, 2009–2012. American journal of public health, 105(8), e113-e118.
Khan, N. A., Westfall, D. R., Jones, A. R., Sinn, M. A., Bottin, J. H., Perrier, E. T., & Hillman, C. H. (2019). A 4-d water intake intervention increases hydration and cognitive flexibility among preadolescent children. The Journal of nutrition, 149(12), 2255-2264.
Leung, C. W., DiMatteo, S. G., Gosliner, W. A., & Ritchie, L. D. (2018). Sugar-sweetened beverage and water intake in relation to diet quality in US Children. American journal of preventive medicine, 54(3), 394-402.
Lorenzoni, G., Azzolina, D., Gregori, D., & Lobjeois, E. (2017). Predictors of water intake among Mexican children and adolescents. Arch. latinoam. nutr, 91-97.
Popkin, B. M., D’Anci, K. E., & Rosenberg, I. H. (2010). Water, hydration, and health. Nutrition reviews, 68(8), 439-458.
Ritter, P. I. (2018). Soda consumption in the tropics: The trade-off between obesity and diarrhea in developing countries. Department of Economics Working Paper Series.
Ritter, P. I. (2020). The Effect of Piped Water at Home on Childhood Overweight Rate. Experimental Evidence from Urban Morocco.
Rodríguez-Tapia, L., Revollo-Fernández, D. A., & Morales-Novelo, J. A. (2017). Household’s perception of water quality and willingness to pay for clean water in Mexico City. Economies, 5(2), 12.
World Health Organization. (2017). Taxes on sugary drinks: Why do it? (No. WHO/NMH/PND/16.5 Rev. 1). World Health Organization.
[1]. El experimento fue financiado por el LACEEP, Latin American Environmental Economics Program. Los autores del estudio son su servidor, junto con David Heres (Banco de México), Peter Martinsson ( Universidad de Gotemburgo) y Francisco Alpizar (Universidad de Wageningen ) La intervención se efectuó una vez que los resultados de ausencia de bacterias y buena calidad del agua fueron verificados tanto por la autoridad que provee el agua como por un laboratorio de una reconocida universidad de la ciudad (UNAM) en todos los bebederos intervenidos.