Por Ángela Fonseca (@AFonsecaGalvis) y Andrea Velásquez (@a_velasquezg)
En marzo, cuando aún los efectos del COVID-19 y la pandemia no eran claros, la cuarentena y por lo tanto el cierre de jardines y colegios parecían ser la única solución de corto plazo, no sólo para proteger a los niños sino también para evitar que los menores propagaran el virus[1]. Muchos tuvimos que ajustarnos de manera rápida al cierre de colegios, pensando inocentemente que serían cuestiones de semanas, pero las semanas se alargaron a meses, y con el tiempo los problemas y potenciales efectos negativos de corto y largo plazo de cerrar jardines y colegios empezaron a ser más evidentes. Reabrir la economía y particularmente los centros educativos no es tarea fácil, pero el aislamiento que los niños están enfrentando no es sostenible. En este momento es fundamental usar la evidencia que tenemos para evaluar los costos y beneficios de abrir los jardines y colegios, particularmente para los más pequeños. La evidencia reciente es alentadora en este sentido. El riesgo de abrir colegios, al menos para niños menores de 10 a 14 años, es menor que lo que se estimaba en marzo, pero el costo de no abrirlos puede ser muy grande para muchos grupos de la población. En esta entrada discutimos cuatro puntos principales que creemos son clave para evaluar el regreso a clases presenciales, resaltando los riegos que debemos balancear para garantizar que el regreso sea seguro para niños y adultos.
Primero, el conocimiento que tenemos en este momento sobre el virus no es el mismo que teníamos en marzo. Particularmente hay más evidencia sobre la probabilidad de contagio entre niños y de su papel como vectores de contagio. Segundo, la comunidad de expertos en primera infancia ha evaluado los graves efectos negativos de corto y largo plazo que la pandemia puede tener tanto en la salud física y mental de los niños, como en su desarrollo y aprendizaje[2]. Tercero, el cierre de los colegios ha tenido importantes efectos en la economía, afectando particularmente a los hogares más vulnerables y ampliando significativamente las brechas de desigualdad. Cuarto, dado que el bienestar de los niños debe ser una prioridad (la constitución, en el artículo 44, pone los derechos de los niños por encima de los de los demás), que el beneficio de las clases presenciales es evidente y el efecto del virus sobre los niños es leve, es fundamental que el estado y la sociedad pongan la reactivación de la economía en función de hacer que los colegios puedan abrir de forma segura. La evidencia de países que han abierto jardines y colegios ofrece información valiosa para diseñar estrategias efectivas que garanticen el regreso seguro a los salones de clase.
Esto nos lleva a una discusión de prioridades que debemos enfrentar al pensar en cómo reabrir la economía. Si en realidad como sociedad tenemos como prioridad el bienestar de los niños, la participación laboral de las mujeres y la disminución de las brechas entre ricos y pobres, entonces la estrategia para reactivar la economía debe priorizar que se controlen las tasas de contagio en la comunidad para que puedan abrir los colegios de forma segura, lo cual seguro implicará esperar más tiempo antes de reabrir sectores donde el riesgo de contagio es alto, como iglesias, restaurantes, gimnasios y bares, entre otros.
¿Cuál es el impacto del COVID-19 sobre los niños?
Pensar en reabrir colegios puede resultar miedoso sin duda. Los niños son uno de los grupos etarios más afectado por otras enfermedades respiratorias, como la influenza, y en marzo no sabíamos si este iba a ser el caso con COVID-19. Sin embargo, lo que hemos aprendido en los últimos meses es alentador en este sentido. La literatura científica sugiere que los niños, especialmente los menores de 10 o 12 años tienen menos probabilidad de contagiarse, mostrar síntomas y de ser vectores del virus[3]. Este último punto es muy importante ya que al pensar en los riesgos de abrir los colegios y jardines para el regreso a clases presenciales se debe tomar en cuenta no solo la salud y bienestar de los niños y adultos que estarían allí, sino también en la probabilidad de propagación del virus al resto de la comunidad.
Alrededor del mundo los casos detectados entre niños representan entre 1-5% de casos en cada país, aún en los países donde se han hecho esfuerzos masivos para hacer pruebas a muestras representativas de la población o personas asintomáticas, donde se esperaría que la subestimación de los casos en niños fuera menor[4]. Algunos estudios revelan que la probabilidad de contagio de un niño equivale a alrededor el 34% de la probabilidad de contagiarse que tiene una persona entre los 15 y los 64 años[5]. Además de esto, en general, los niños contagiados son asintomáticos o presentan síntomas leves de la enfermedad, solamente ~1% se enferman de gravedad[6] [7]. Davies et al (2020) encuentran, por ejemplo, que para la población entre los 10 y 19 años solo el 21% de los contagiados presentan síntomas, mientras que los mayores de 70 años en un 69% de casos presentan síntomas[8].
Por otra parte, nos interesa saber también el rol de los niños en la transmisión del virus. Calcular esto es difícil, ya que donde los niños tienen el mayor contacto con otros es en el colegio, y la gran mayoría de colegios del mundo cerraron temprano en la pandemia; sin embargo, hay estudios en los países donde los colegios no cerraron o volvieron a abrir sus puertas pronto, y de rastreo de casos en los hogares para detectar quién fue el paciente cero. En general, lo que los estudios encuentran es que el rol de los niños (menores de 14 años) en la transmisión del virus es muy pequeño. Aún en los hogares, donde sus miembros no mantienen distancia y están en espacios cerrados, es muy poco común encontrar casos donde el paciente cero es un niño. Por ejemplo, en un estudio para Holanda, no se encontraron casos donde los pacientes infectados hubieran sido infectados por un niño, y en general encuentran que los contagios se dan entre adultos o de adultos a niños[9]. Revisando literatura para diferentes países, los niños representaron entre el cinco y el 10% de los pacientes cero en contagios entre miembros de un mismo hogar[10].
Aun más relevante para discutir el regreso a clases presenciales, son los estudios enfocados en la probabilidad de contagio dentro de los colegios. Estudios en Singapur e Irlanda para niños menores de 15 años, encontraron dos resultados importantes. Primero, los niños con COVD-19 se infectaron por fuera del colegio; segundo, no se encontraron casos de niños o adultos infectados entre los contactos de los niños con el virus[11] [12]. En cuanto al riesgo que enfrentan los profesores de preescolares, primaria y bachillerato, datos de Suecia, donde han calculado el riesgo relativo de adquirir el virus, indican que no es más riesgoso que la profesión promedio, mientras que, por ejemplo, trabajar como taxista representa cinco veces el riesgo promedio[13]. Por último, el estudio de Viner et al (2020) encuentra que el cierre de los colegios pudo evitar solamente entre el 2 y el 4% de las muertes, cuando otras intervenciones de distanciamiento social podrían ser más efectivas y menos disruptivas para la vida de los niños[14].
La evidencia en general muestra que, los niños se contagian con una menor probabilidad que los adultos; cuando se contagian en su mayoría son asintomáticos o presentan síntomas leves; y, tienen un rol muy pequeño en la transmisión del virus a otros niños o adultos. Es importante aclarar que, primero, parte de la evidencia sigue siendo preliminar, pero cada vez más esta llega a estas mismas tres conclusiones; y, segundo, la gran parte de la evidencia presentada se refiere a niños menores de 14 o 10 años, a medida que los adolescentes se acercan a los 20 años el virus se comporta en ellos igual que en los adultos. Es por esto que en esta nota nos limitamos a analizar el regreso a clases presenciales en jardines y colegios.
¿Cuáles son los costos para los niños, sus padres y la sociedad en general de la no presencialidad?
Aunque estos datos son esperanzadores y de hecho algunos países han empezado a abrir colegios y jardines basados en esta evidencia, es sin duda importante entender por qué es crucial que los niños no dejen de recibir la estimulación temprana y educación ofrecida en los colegios. Es en los primeros años de vida que se forman las conexiones neurosensoriales que son la base del desarrollo cognitivo[15]. Por lo tanto, adecuada nutrición, estimulación y apoyo emocional durante este periodo crítico de desarrollo no solo determinan el rendimiento académico del niño en el corto plazo, sino que también tiene importantes impactos de largo plazo en logros laborales, y en salud física y mental[16]. El cierre de colegios interrumpe la educación de los niños (que es lo que se ha tratado de sustituir con herramientas virtuales), pero también su socialización con profesores y compañeros, lo cual ofrece la base de su desarrollo cognitivo social. Aunado a esto los niños ahora van a estar creciendo en un ambiente de mayor estrés familiar, donde los adultos de la familia tienen que balancear sus propios trabajos con enseñanza virtual en casa, o están sufriendo importantes pérdidas de ingresos económicos. La alternativa ofrecida en sustitución de las clases presenciales, las clases virtuales, no garantizan que se provea a los niños educación de la misma calidad que la presencial. Bueno (2020), al comparar programas virtuales y presenciales en EEUU encuentra que, con los programas virtuales empeoran los resultados en primaria y secundaria y lleva a una reducción de 10 puntos porcentuales de la probabilidad de graduarse de bachillerato[17].
Además, el cierre de colegios puede afectar de manera desigual a los niños más vulnerables. Su nutrición puede sufrir significativamente dado que era en el colegio donde recibían algunas de sus comidas[18]. Y en un mundo virtual donde el acceso a la tecnología se ha vuelto indispensable, no todas las familias tienen los medios para apoyar a sus hijos de la misma manera. La falta de acceso, por ejemplo, a buen internet y a un buen computador, han aumentado las brechas de desigualdad que ya eran enormes en Latinoamérica. Un estudio reciente del BID resalta la magnitud de la brecha existente en acceso a internet, recursos educativos, higiene, y agua potable[19]. De acuerdo con datos de la OCDE, mientras que prácticamente el 100% de los niños de escuela primaria de hogares con altos ingresos en Colombia tienen acceso a un computador con internet en casa, solamente el 10% de los niños de hogares pobres lo tienen, siendo esta la brecha en acceso a tecnología más grande de América Latina (en los hogares de clase media el 70% tiene acceso a internet)[20]. Según los autores de el estudio del BID, si a las brechas de desigualdad ya existentes en la región se le suma el desigual impacto de la pandemia, vamos a enfrentar “una pérdida catastrófica de capital humano”.
El cierre de colegios no solamente tiene un impacto directo en el bienestar de los niños y en el de sus familias. La pérdida de capital humano va a tener consecuencias de largo plazo en la recuperación de la economía, con jóvenes integrándose al mercado laboral con menos años de educación acumulados por haber desertado ahora o con educación de menor calidad. A esto se le suma que, con jardines y colegios cerrados, los adultos de la familia van a tener más dificultad de regresar a sus trabajos, y esto es particularmente cierto para las mamás. Una encuesta reciente en cinco países desarrollados, encontró que durante la pandemia, en promedio las mujeres asignan 15 horas más de su tiempo a labores domésticas y cuidado de los niños comparado a los hombres[21]. Para el caso de Colombia, el DANE informó que para el trimestre de marzo a mayo de este año la tasa de ocupación cayó más para las mujeres que para los hombres, se amplió la brecha entre géneros en la participación en el mercado laboral y la mayoría de las mujeres que ahora están inactivas están dedicadas a los oficios del hogar[22]. Si este patrón continúa COVID podría ser responsable de un importante retroceso en las ganancias que la mujer ha logrado en la fuerza laboral en las ultimas décadas.
¿Qué se debe tomar en cuenta para el regreso a clases presenciales?
Por todos los efectos negativos de corto y largo plazo que el cierre de colegios puede tener en niños, en sus familias y en la economía, y teniendo en cuenta lo que sabemos ahora del riesgo para niños y adultos, es importante pensar en estrategias que logren el regreso a clases presenciales, particularmente de los niños más pequeños, de una manera segura.
En abril cerca de 1600 millones de niños y jóvenes estaban sin acceso a clases presenciales, después de que en más de 180 países cerraran los colegios. En junio, más de 20 países comenzaron a reabrir los colegios, concentrándose en especial en los jardines infantiles y las escuelas primarias. Los países han utilizado diferentes estrategias y, aunque hay casos de brotes donde los colegios han tenido que cerrar temporalmente, los resultados son alentadores. Lo son, no solo porque el número de contagios en los colegios ha sido bajo, con lo que el efecto sobre las tasas de contagio en las comunidades ha sido nulo o casi cero, sino además porque en general pareciera que no se requieren medidas extremas de distanciamiento para que el regreso a clases sea posible.
A continuación resumiremos las estrategias implementadas y los resultados obtenidos en los colegios, partiendo principalmente de un reporte de Science[23]. Las medidas buscan, de diferentes formas, promover el distanciamiento físico entre todos, limitar los contactos que tiene cada persona en el colegio y aumentar las medidas de higiene, pero a la vez balancear esto con, el propósito de hacer las interacciones en los colegios lo más normales posibles para los niños, y el costo de implementar las medidas. Considerando que parece que el riesgo de contagio entre niños y de niños a adultos es bajo, debe prestarse especial atención a cuidar el contacto entre adultos y, luego, entre adultos y niños, que es donde se encontraría el mayor potencial de contagios. En la mayoría de países el regreso a clases ha comenzado con las escuelas primarias y los jardines infantiles, ya que allí los niños por su edad parecen tener los menores riesgos de contagio y transmisión.
Con las medidas implementadas se ha buscado reducir el contacto entre los niños y entre ellos y los adultos. Para esto se han hecho diferentes cosas, entre las cuales se cuentan, por ejemplo, implementar turnos que se alternan la asistencia al colegio, con lo que se reduce la ocupación de los planteles y se facilita que quienes estén ahí puedan mantener más distancia entre ellos. También se ha reducido el tamaño de las clases y se ha limitado el contacto que tiene miembros de diferentes grupos y se han trasladado actividades al aire libre, donde el riesgo de contagio es menor. En cuanto a los requerimientos estrictos de distancia entre individuos, para el caso de preescolares y primarias o, no se requiere mantener una distancia específica, o solo se hace en sitios cerrados, en lugares abiertos Francia había implementado el requerimiento de mantener distancia al jugar pero a las pocas semanas lo eliminaron sin que se diera un incremento en los contagios.
Además de esto, también se ha recurrido a un incremento en el lavado y desinfección de superficies, mayor insistencia en el lavado de manos y controles de temperatura y síntomas de los niños y sus cuidadores al llegar al colegio. Mientras que antes era común que los padres enviaran a los niños a los jardines aún presentando algunos síntomas de gripa, ahora el control es mucho mayor. En cuanto al uso de los tapabocas el requerimiento de su uso entre los niños depende en gran medida de su edad, no se requiere para los más pequeños, o solo en condiciones especiales, como estar en sitios cerrados, para los niños más grandes si se requiere y en los adultos su uso es constante.
Los países que han regresado a clases presenciales lo han hecho reconociendo la posibilidad de que se presenten brotes de contagio en los colegios. Para esto, además de controles de síntomas, es útil que se puedan hacer más pruebas y más seguimiento de los niños y adultos. Y, en el momento de presentarse un brote en algunos países la respuesta ha sido el cierre completo del colegio por dos semanas o algo más limitado, como aislar solamente a quienes hayan tenido contacto con la persona infectada. Como el riesgo del regreso a clases no es cero, es importante mantener las opciones virtuales para los padres que así lo prefieran, y para proteger a los adultos que están en mayor riesgo, ya sea por su edad o por comorbilidades.
Lo que muestra la revisión de las experiencias de los diferentes países que regresaron a clases es que no hay una única forma de hacerlo, más bien, se trata de encontrar el balance apropiado de medidas que reduzcan el riesgo de contagio, haciendo énfasis en la desinfección, en el distanciamiento físico (en especial de los adultos), que a su vez permitan que los niños interactúen de la forma más natural posible y no cuesten demasiado. Por eso, es importante ser cautelosos, y el caso de Israel nos muestra qué pasa cuando no se implementa ninguna medida para reducir el riesgo. En Israel los colegios reabrieron para todas las edades, no se redujo el tamaño de las clases y los tapabocas, que eran requeridos para los mayores de siete años en espacios cerrados, se dejaron de lado durante una temporada especialmente caliente que los hacía insoportables. Un par de semanas después de esta temporada de calor, los casos comenzaron a subir y unos colegios tuvieron que cerrar.
Los expertos recomiendan, en todo caso, que no solo importan las estrategias implementadas sino que además es clave que las tasas de contagio en la comunidad sean bajas, lo que influye sobre la probabilidad de que niños o adultos traigan el virus a los colegios[24]. Al considerar esto es que regresamos a la discusión sobre las prioridades que como país y sociedad tenemos al enfrentar los efectos de la pandemia. Para que el regreso a clases sea seguro es clave mantener las tasas de contagio bajas, y para lograr eso probablemente sería necesario no reabrir ciertos sectores de la economía. Reabrir sectores, como gimnasios, iglesias, restaurantes y bares, donde puede congregarse mucha gente y es difícil mantener distancias, implica riesgos de nuevos contagios, que hacen más difícil un regreso seguro a clases para niños y adultos. Por otra parte, también tenemos que considerar las prioridades al tomar en cuenta los posibles costos de estas medidas que, aunque no son extremas, sí requieren un gasto del gobierno para ayudar a las entidades públicas, como proveerlas de elementos de higiene para todos y de los equipos de protección personal para adultos y niños.
El regreso a clases es un reto enorme que enfrentan el estado y la sociedad colombianas, los costos de mantener a los niños fuera de las aulas son muy altos, para los niños, pero también para la sociedad en general, mientras que los riesgos son mucho menores que los que se imaginaban las autoridades al suspender clases en marzo. Para lograrlo se requerirá no solo el compromiso del estado sino también compromiso de todos para mantener bajas las tasas de contagio en la comunidad e innovación para encontrar la combinación de medidas que mejor se ajusten a la realidad de los jardines y colegios colombianos.
[1] En abril, cerca de 180 países habían cerrado instalaciones educativas, dejando a cerca de 1.6 billones de niños y jóvenes sin acceso a educación presencial. En Colombia, alrededor de 10 millones de niños llevan casi 4 meses sin asistir a los jardines y colegios. El presidente Duque anunció que el cierre de colegios se daba, en parte, para que los niños “no sean factores de propagación del coronavirus» https://www.eltiempo.com/politica/coronavirus-en-colombia-se-suspenden-clases-presenciales-en-colegios-publicos-y-privados-473100
[2] https://publications.iadb.org/publications/spanish/document/El-alto-costo-del-COVID-19-para-los-ninos-Estrategias-para-mitigar-su-impacto-en-America-Latina-y-el-Caribe.pdf
[3] https://pediatrics.aappublications.org/content/early/2020/07/08/peds.2020-004879
https://www.nytimes.com/2020/07/01/opinion/coronavirus-schools.html
[4] Boast A, Munro A, Goldstein H. An evidence summary of Paediatric COVID-19 literature, Don’t Forget the Bubbles, 2020. Disponible en: http://doi.org/10.31440/DFTB.24063
[5] Si la probabilidad de un adulto de contagiarse en una situación es de, por ejemplo, el 20%, la de un niño, en esa misma situación, sería del 6.8%. Davies, N.G., Klepac, P., Liu, Y. et al. Age-dependent effects in the transmission and control of COVID-19 epidemics. Nat Med (2020). https://doi.org/10.1038/s41591-020-0962-9. Otro estudio encuentra que un menor de 20 años tiene el 50% de la probabilidad que tiene alguien mayor de 20 años de contagiarse (Zhang, J., Litvinova, M., Liang, Y., Wang, Y., Wang, W., Zhao, S., Wu, Q., Merler, S., Viboud, C., Vespignani, A. and Ajelli, M., 2020. Changes in contact patterns shape the dynamics of the COVID-19 outbreak in China. Science.)
[6] https://dontforgetthebubbles.com/wp-content/uploads/2020/06/COVID-data-3rd-June.pdf
[7] El Síndrome Multisistémico Inflamatorio Pediátrico (PIMS-TS en inglés) que parece estar asociado al coronavirus y ser una respuesta inmune tardía al virus (la evidencia no es aún concluyente) es una enfermedad grave, pero tratable, y aún menos común que los casos graves de coronavirus en niños. DFTB, T. Paediatric Multisystem Inflammatory Syndrome, Don’t Forget the Bubbles, 2020. Disponible en:
http://doi.org/10.31440/DFTB.25760. Boast A, Munro A, Goldstein H. An evidence summary of Paediatric COVID-19 literature, Don’t Forget the Bubbles, 2020. Disponible en: http://doi.org/10.31440/DFTB.24063
[8] Davies, N.G., Klepac, P., Liu, Y. et al. Age-dependent effects in the transmission and control of COVID-19 epidemics. Nat Med (2020). https://doi.org/10.1038/s41591-020-0962-9.
[9] The National Institute for Public Health and the Environment (RVIM). Children and COVID-19, 2020. Disponible: https://www.rivm.nl/en/novel-coronavirus-covid-19/children-and-covid-19. [Consultado Julio 12 2020].
[10] Munro, Alasdair PS, and Saul N. Faust. «Children are not COVID-19 super spreaders: time to go back to school.» Archives of disease in childhood (2020). Zhu Y, Bloxham CJ, Hulme KD, et al. Children are unlikely to have been the primary source of household SARS-CoV-2 infections. SSRN Journal 2020. doi: 10.1101/2020.03.26.20044826.
[11] Yung, C.F., Kam, K.Q., Nadua, K.D., Chong, C.Y., Tan, N.W.H., Li, J., Lee, K.P., Chan, Y.H., Thoon, K.C. and Chong Ng, K., 2020. Novel coronavirus 2019 transmission risk in educational settings. Clinical Infectious Diseases.
[12] Heavey, L., Casey, G., Kelly, C., Kelly, D., & McDarby, G. (2020). No evidence of secondary transmission of COVID-19 from children attending school in Ireland, 2020. Euro surveillance: bulletin Europeen sur les maladies transmissibles = European communicable disease bulletin, 25(21), 2000903. https://doi.org/10.2807/1560-7917.ES.2020.25.21.2000903
[13] https://explaincovid.org/kids/kids-and-covid-19. Para Dinamarca, donde el gobierno ha hecho una labor más intensa de pruebas del virus, se encuentran resultados similares para los profesores (https://www.ssi.dk/sygdomme-beredskab-og-forskning/sygdomsovervaagning/c/covid19-overvaagning)
[14] Zhang, J., Litvinova, M., Liang, Y., Wang, Y., Wang, W., Zhao, S., Wu, Q., Merler, S., Viboud, C., Vespignani, A. and Ajelli, M., 2020. Changes in contact patterns shape the dynamics of the COVID-19 outbreak in China. Science.
[15] https://www.semana.com/educacion/articulo/como-afecta-la-cuarentena-el-cerebro-de-ninos-pequenos–colombia-coronavirus/682162
[16] https://www.thelancet.com/journals/lancet/article/PIIS0140-6736(20)30547-X/fulltext
[17] Bueno, Carycruz . (2020). Bricks and Mortar vs. Computers and Modems: The Impacts of Enrollment in K-12 Virtual Schools. (EdWorkingPaper: 20-250). Annenberg Institute en Brown University: https://doi.org/10.26300/kahb-5v62
[18] https://www.brookings.edu/blog/up-front/2020/05/06/the-covid-19-crisis-has-already-left-too-many-children-hungry-in-america/
[19] https://publications.iadb.org/publications/spanish/document/El-alto-costo-del-COVID-19-para-los-ninos-Estrategias-para-mitigar-su-impacto-en-America-Latina-y-el-Caribe.pdf
[20] https://oecd-development-matters.org/2020/06/04/is-covid-19-widening-educational-gaps-in-latin-america-three-lessons-for-urgent-policy-action/
[21] https://www.npr.org/2020/06/28/883458147/how-coronavirus-could-widen-the-gender-wage-gap
[22] https://www.dane.gov.co/index.php/estadisticas-por-tema/mercado-laboral/segun-sexo
[23] https://www.sciencemag.org/news/2020/07/school-openings-across-globe-suggest-ways-keep-coronavirus-bay-despite-outbreaks
[24] https://www.sciencemag.org/news/2020/07/school-openings-across-globe-suggest-ways-keep-coronavirus-bay-despite-outbreaks