Basado en: Ham, A., Maldonado, D., & Guzmán-Gutiérrez, C. S. (2019). Tendencias recientes en la situación laboral de los jóvenes en Colombia: diagnóstico, desafíos y retos de política pública. Documentos de trabajo, Escuela de Gobierno-Universidad de los Andes, no. 66. https://ideas.repec.org/p/col/000547/017569.html
Uno de los problemas apremiantes de la sociedad colombiana es la necesidad de mejorar la inserción laboral de los jóvenes. De forma general, las oportunidades laborales están relacionadas con el nivel de bienestar individual y la dependencia de los individuos en las políticas asistencialistas (Card et al. 2018). Pero el empleo de los jóvenes puede tener consecuencias particularmente importantes para los mismos individuos más adelante en sus vidas. La calidad del empleo en la juventud está asociado con la calidad del empleo en etapas posteriores (Luijkx y Wolbers, 2009; Steijn, Need, y Gesthuizen, 2006) o con otros resultados de bienestar individual de largo plazo en dimensiones como las de formar una familia (Aassve, Billari, and Piccarreta, 2007; Berzin, 2010; MacDonald, 2011). También parece tener una relación importante con la desigualdad y con la relación entre crecimiento y desigualdad (Hacibedel, Mandon y Pouokam 2019).
Con esta idea en mente con Andrés Ham y Carlos Santiago Guzmán decidimos revisar las tendencias recientes en la situación laboral de los jóvenes en Colombia. Nuestro interés en este trabajo es puramente descriptivo; la pregunta es si la situación laboral de los jóvenes en Colombia ha mejorado en los años recientes. Para esto usamos la serie de la Gran Encuesta de Hogares desde 2008 hasta 2017. Revisamos los indicadores laborales estándar: participación, ocupación, desempleo, informalidad e ingresos. También revisamos desigualdades entre jóvenes de acuerdo con género, lugar de residencia, y nivel educativo. Usamos la definición nacional de joven que corresponde con las edades entre 14 y 28 años y comparamos con la situación de los adultos (29 años y más).
Las Gráficas 1 y 2 muestran la evolución de los indicadores sobre la situación en el mercado laboral para jóvenes y adultos. Para los dos grupos poblacionales la Gráfica 1 muestra una tendencia creciente en la participación laboral y en la tasa de ocupación y una tendencia decreciente en la tasa de desempleo. Las diferencias entre jóvenes y adultos son notables, los primeros tienen tasas de participación y de ocupación sustancialmente menores que los segundos. También tienen tasas de desempleo mayores a las de los adultos. La dinámica es similar para los dos grupos, los cambios más importantes se dieron en la primera parte del periodo considerado (entre 2008 y 2010 para la participación laboral y la ocupación y entre 2008 y 2013 para el desempleo). La brecha en participación, ocupación y desempleo entre adultos y jóvenes ha sido casi la misma durante todo el período de análisis. La Gráfica 2 muestra que los ingresos reales de los jóvenes y los adultos mejoraron en este periodo; en este caso también se ven mejoras para los dos grupos pero las mejoras suceden principalmente entre los años 2008 y 2013. En ingresos, se ve un cierre de la brecha entre adultos y jóvenes en el periodo más claro que para los indicadores de la Gráfica 1. Estos resultados muestran que los jóvenes han logrado mejores indicadores de su situación laboral en los años recientes pero que el cambio se dio en la primera parte del periodo.
Gráfica 1. Indicadores laborales para jóvenes y adultos en Colombia en el periodo 2008-2017
Fuente: Ham, Maldonado y Guzmán-Gutiérrez (2019)
Gráfica 2. Ingresos de trabajadores jóvenes y adultos en Colombia en el periodo 2008-2017
Fuente: Ham, Maldonado y Guzmán-Gutiérrez (2019)
La Gráfica 3 muestra la desigualdad entre mujeres y hombres en los indicadores laborales presentados arriba. Para esto se muestra la razón entre el indicador para las mujeres y el indicador para los hombres; la gráfica muestra también los intervalos de confianza de la tasa para permitir hacer comparaciones estadísticas entre años. La gráfica muestra que en el periodo 2008-2017 hay un cierre de la brecha entre hombres y mujeres en participación y ocupación laboral pero no sucede lo mismo en las tasas de desempleo o en la tasa de personas asalariadas (en estos casos los intervalos de confianza son muy amplios y no permiten decir que los cambios entre años sean estadísticamente distintos). Con respecto a los ingresos, si bien pareciera haber un empeoramiento de la brecha, tampoco es posible decir que la brecha en 2008 sea estadísticamente diferente que la de los otros años.
Gráfica 3. Razones en indicadores laborales por sexo para los jóvenes en Colombia en el periodo 2007-2018.
La Gráfica 4 hace un ejercicio similar al de la Gráfica 3 pero para jóvenes que viven en zonas urbanas y rurales. Encontramos que en participación y ocupación las diferencias entre jóvenes de zonas rurales y urbanas no son grandes (los ratios de los indicadores están cerca de uno) pero sí es claro que el desempleo es un problema mucho más serio para los jóvenes del sector rural y que los jóvenes del sector rural tienen empleos más precarios que los del sector urbano (menor tasa de asalariados y mayor informalidad). En el periodo parece haber un empeoramiento de la brecha entre los dos sectores en la calidad del empleo (tasas de asalariados e informalidad). Sin embargo, la razón entre los ingresos de los jóvenes del sector rural y urbano aumenta en el periodo por lo que no se puede decir de forma contundente que la brecha urbano rural para los jóvenes haya aumentado en el periodo considerado.
Gráfica 4. Razones en indicadores laborales por lugar de residencia para los jóvenes en Colombia en el periodo 2007-2018.
Los resultados de este trabajo no dejan concluir que la situación de los jóvenes en Colombia haya mejorado de forma importante en los años recientes. En el periodo de 10 años entre 2008 y 2017 se ve una mejora en la participación laboral, la tasa de desempleo, la informalidad y los ingresos para los jóvenes que es similar que la que se vió para los adultos. Esto hace dudar de que cualquier cambio en el empleo de los jóvenes esté reflejando los esfuerzos que se hacen específicamente para mejorar el empleo de los jóvenes. Las brechas entre hombres y mujeres o entre jóvenes del sector rural y el sector urbano tampoco cambiaron hacia una dirección de mejora clara. Por esto, tampoco es posible decir que se vea el resultado de una política de reducción de brechas que busque mejorara la situación de poblaciones desfavorecidas.
Estos resultados no son producto de la inacción del sector público. Es claro que el empleo joven ha sido una prioridad en los años recientes. En el periodo que consideramos por lo menos cuatro grandes iniciativas fueron desarrolladas por el sector público colombiano para mejorar la inserción laboral de los jóvenes: Jóvenes en acción, Ley del primer empleo, 40000 nuevos empleos y Ley Projoven. De algunos de estos programas se han hecho evaluaciones de impacto que han mostrado que eran programas efectivos. Por ejemplo, Attanasio, Kugler y Meghir (2011) y Kugler, Kugler, Saaverda y Herrera (2015) muestran que el programa Jóvenes en Acción sí tuvo efectos en el empleo de los jóvenes. Esto sugiere la pregunta de porqué no estamos viendo cambios importantes en la inserción laboral de los jóvenes aún si el problema ha sido un tema importante para la agenda de política pública. Surgen varias hipótesis. Primero, es posible que no todos los programas sean igualmente efectivos. El problema es que no todos los programas han contado con evaluaciones rigurosas como las que tuvo Jóvenes en acción. Al respecto es importante revisar la agenda de evaluación; si el tema del empleo joven es realmente una prioridad, cifras como las presentadas en esta nota deberían motivar más evaluaciones de impacto que permitan entender cuál es el camino más rápido para mejorar la inserción laboral de los jóvenes. Segundo, surge también la pregunta de si las políticas focalizadas a la población más vulnerable van a ser suficientes para conectar a toda la población joven con el mercado laboral. Estos programas han estado muy enfocados en la población más vulnerable (en general población Sisben 1 y 2). Esto está bien; necesitamos focalizar los subsidios en la población más vulnerable. Sin embargo, también son necesarias acciones que mejoren la inserción laboral de todos los jóvenes, el mercado laboral colombiano tiene muchos problemas estructurales y es difícil pensar que, sin políticas dirigidas a otras poblaciones, no tan vulnerables, se superen las barreras que impiden que los jóvenes accedan de forma masiva a empleos de calidad.
Referencias
Attanasio, O., Kugler, A., & Meghir, C. (2011). Subsidizing vocational training for disadvantaged youth in Colombia: Evidence from a randomized trial. American Economic Journal: Applied Economics, 3(3), 188-220.
Assve, A., F. C. Billari, and R. Piccarreta.2007. Strings of Adulthood: A Sequence Analysis of Young British Women’s Work-Family Trajectories. European Journal of Population/Revue Européenne de Démographie23 (3–4).
Berzin, S. C. (2010). Vulnerability in the Transition to Adulthood: Defining Risk Based on Youth Profiles. Children and Youth Services Review32 (4): 487–495
Card, D., Cardoso, A. R., Heining, J., y Kline, P. (2018). Firms and labor market inequality: Evidence and some theory. Journal of Labor Economics, 36(S1):S13–S70.
Furlong, A., A. Inui, T. Nishimura, and Y. Kojima (2012). Accounting for the Early Labour Market Destinations of 19/20-Year-Olds in England and Wales and Japan. Journal of Youth Studies 15(1): 1–15.
Hacibedel, Mandon, M. y Pouokam (2019). Inequality in good and bad times: A cross-country approach. Technical Report WP/19/20, International Monetary Fund.
Kugler, A: Kugler, M., Saavedra, J. E. y Herrera L. O. (2015). Long-Term Direct and SpilloverEffects of Job Training: Experimental Evidence from Colombia. NBER working paper #21607.
Luijkx,R., and M. H. Wolbers (2009). The Effects of Non-Employment in Early Work-Life on Subsequent Employment Chances of Individuals in the Netherlands. European Sociological Review 25 (6): 647–660.
MacDonald, R. (2011). Youth Transitions, Unemployment and Underemployment. Journal of Sociology 47 (4): 427–444.
Steijn, B., A. Need, and M. Gesthuizen (2006). Well Begun, Half Done?. Work, Employment and Society 20 (3): 453–472