“El pasado reaparece porque es un presente oculto. La historia de cada pueblo contiene ciertos elementos invariantes o cuyas variaciones, de tan lentas, resultan imperceptibles.”
Octavio Paz, El Laberinto de la Soledad
En esta columna me gustaría escribir sobre un libro que estoy editando y que está a punto de ser publicado, el próximo mes. Se trata de una nueva historia económica y política de América Latina. Esto es, como se imaginarán, una tarea titánica, que considero sólo puede llevarse a buen término en conjunto. Por ello, para este primer volumen de “Raíces del Subdesarrollo” tuve la oportunidad de trabajar con más de treinta investigadores, que escribieron capítulos sobre episodios históricos claves de diferentes países de América Latina. En esta columna, resumo las contribuciones principales del libro, así como algunas lecciones más generales. Termino, a manera de conclusión, con algunas reflexiones sobre el estado y el futuro de la investigación sobre historia económica en la región.
A los diversos capítulos los unen varios criterios metodológicos. La mayoría de estudios son empíricos y contribuyen con nuevos datos y análisis sobre la problemática histórica de los diferentes países. Igualmente, hay un esfuerzo econométrico de identificar efectos causales, en la línea planteada en Valencia Caicedo (2021). A todos los une una preocupación por entender mejor nuestro presente, utilizando el lente del pasado, en línea con Octavio Paz. Finalmente, hay un interés por proporcionar mecanismos de transmisión creíbles de los efectos analizados, sobre todo cuando se encuentran efectos a largo plazo. Pero más allá de estas líneas generales, los autores tuvieron total libertad editorial.
La introducción resume la literatura sobre historia económica de la región, haciendo énfasis en los estudios globales sobre desarrollo histórico (Nunn, 2009) así como resumiendo los diferentes capítulos, junto sus grandes lecciones. El primer capítulo del libro brinda una visión panorámica sobre la historia económica de la región. Escrito por Bértola y Ocampo, este capítulo sobre las fluctuaciones macroeconómicas de la región, también enlaza este libro con la literatura clásica de la historia económica de América Latina.
Los siguientes capítulos, sobre México y Perú se centran en los dos grandes centros administrativos de la colonia española. Fernando Arteaga examina la economía política de la creación del estado mexicano, desde los legados de Moctezuma, Hernán Cortés y Carlos III de Borbón. Para el Perú, Jenny Guardado se centra en el caso de los corregidores y cómo un sistema de pesos y contrapesos (a través de las audiencias y los tribunales de cuentas) afectaron el valor de las oficinas reales, una práctica erradicada con las reformas borbónicas.
El capítulo de Alex Rivadeneira sobre Ecuador también es sobre una institución colonial, en este caso el sistema de concertaje, que ataba a los indígenas a la tierra de sus dueños, en un sistema eminentemente feudal. Alex muestra de manera convincente cómo esta práctica nociva sigue afectando la movilidad de los ecuatorianos, 300 años después. En su capítulo para Bolivia, José Peres Cajías se enfoca en la provisión de educación pública a los grupos indígenas durante el Siglo XX. Utilizando los micro datos del censo de 1976, el autor encuentra gran heterogeneidad a nivel regional, étnico y de género.
En el capítulo para Argentina, Federico Droller, Martin Fiszbein y Santiago Perez resumen la literatura sobre inmigración a uno de los destinos más importantes de América. Documentan cómo los casi seis millones de inmigrantes lograron escalar socialmente y contribuir al desarrollo del país. De manera similar, para Brasil, André Lanza, Manas Maniar y Aldo Musacchio estudian el rol de la migración a Sao Paulo. Brasil también recibió un gran número de inmigrantes, alrededor de 4.5 millones, y en este capítulo los autores se enfocan en su impacto en la agricultura y las áreas rurales, a través de nuevas tecnologías.
En el primer capítulo sobre Colombia, Javier Mejia estudia el rol de las élites antioqueñas. En particular, la relación entre las élites económicas y financieras ente 1870 y 1930, encontrando que el grado de conectividad de los banqueros fue importante para tener acceso a oportunidades de inversión. En el segundo capítulo para este país, Leopoldo Fergusson y Juan F. Vargas estudian la relación entre conflicto y democracia de manera más general. Para esto se centran en la Constitución de 1853, que aun cuando democrática, no logró reducir significativamente los niveles de violencia nacional.
Los paralelos con Venezuela, en el capítulo de Dorothy Kronick y Francisco Rodríguez son evidentes. En su trabajo los autores examinan las grandes crisis de Venezuela a través del tiempo, un país que pasó de exportar más de cuatro millones a menos de un millón de barriles diarios de crudo. Encuentran que los responsables de dichas crisis son unas élites que no lograron ponerse de acuerdo, más que un cisma entre diferentes clases sociales. Es un placer contar con un capítulo sobre Suriname, antigua colonia holandesa, y vecino olvidado, escrito por Abe de Jong, Tim Kooijmans y Peter Koudjis. En él los autores estudian la esclavitud, el sistema de plantaciones y sobre todo la manera en la que fueron financiadas, a través de un análisis minucioso de los intermediarios financieros de Ámsterdam.
En el Cono Sur, para Chile, Felipe González y Mounu Prem resumen sus diferentes trabajos sobre el legado del régimen de Pinochet en Chile. Los autores hacen énfasis tanto en la distribución del ingreso, como el poder político. En nuestro capítulo sobre Paraguay, junto con Moisés Pedrozo resumimos dos trabajos sobre este país, el primero sobre las misiones Jesuíticas y el segundo sobre la Guerra de la Triple Alianza. En el primer caso hacemos énfasis en la transmisión de conocimiento y los canales culturales de transmisión, mientras que en el segundo examinamos el legado de la guerra, enfocándonos en el impacto sobre los matrimonios. En su capítulo sobre Uruguay, los historiadores económicos Emiliano Travieso y Alfonso Herranz-Loncán estudian la primacía urbana de Montevideo y cómo dicho fenómeno, a través del desarrollo de infraestructura ferroviaria, no ha dejado desarrollar otras capitales regionales.
Otro enfoque importante del libro es Centroamérica, muchas veces olvidada en los trabajos y análisis de la región. En el capítulo del Salvador, Eduardo Montero resume su trabajo sobre la reforma agraria en ese país, implementada en los ochentas, encontrando impactos a largo plazo en términos de tipos de cultivos y productividad. De manera similar, en el capítulo para Costa Rica, Esteban Méndez y Diana Van Patten hacen un resumen sobre su artículo del impacto económico (positivo) de la United Fruit Company en ese país. En su capítulo para Guatemala, Rachel McCleary estudia la expansión de los misionaros protestantes en el país centroamericano de 1880 a 1950. En el capítulo final, para Puerto Rico, Matthew Curtis y Mateo Uribe-Castro estudian la relación entre la expansión educativa y los diferentes cultivos disponibles en la isla: café y azúcar. Siendo un territorio estadounidense la problemática de la isla es también latinoamericana.
La conclusión, escrita por Alberto Díaz-Cayeros es una invitación a incorporar los temas del libro en el diseño de las políticas públicas de la región, así como un llamado a expandir estudios que prioricen las dimensiones de raza y la heterogeneidad de clases. La idea no es caer en el determinismo histórico, pero sí de ser conscientes de la importancia de las fuerzas históricas para el desarrollo, y de utilizarlas de manera efectiva en el diseño de mejoes políticas públicas.
En términos generales, el libro trata de brindar nuevas respuestas a preguntas clásicas sobre la historia económica de la región, con trabajos de archivo y análisis empíricos sólidos. Fuera de la unión metodológica, también caben resaltar algunos temas transversales para la región como lo son la migración internacional, la formación de las élites económicas y políticas, y el conflicto armado. Asimismo, surgen nuevos temas de investigación como el papel de las multinacionales o la estructura de desarrollo urbano.
La audiencia del libro es amplia, cubriendo desde estudiantes de carrera, en sus últimos años, así como estudiantes graduados de maestría y doctorado en economía, historia económica o historia, así como investigadores profesionales en estas áreas, que tengan especial interés en América Latina como tal, o de manera comparativa. El libro se puede utilizar para enseñar un curso de un semestre sobre la historia económica de la región, quizás profundizando en algunos temas claves o países. Por ahora estará disponible en inglés, pero ya estamos pensando en posibles traducciones y extensiones. Finalmente, el libro es un barómetro sobre la investigación económica de temas históricos en la región, que parece entrar en un apogeo importante, no tan diferente al descrito por Nathan Nunn en el 2013.
Espero que este abrebocas sea de interés para los lectores de Foco Económico y un aliciente para conseguir el libro en su conjunto o por capítulos. En últimas, es una invitación a explorar más a fondo la historia de los países de la región, con el ánimo de entender mejor nuestras realidades complejas y diseñar políticas públicas más específicas y efectivas. Termino con una imagen, de nuestro ilustrador Daniel Liévano, que a mi manera de ver resume perfectamente ese pasado viviente del que somos parte, de raíces profundas, complejas e interconectadas.
Raíces. Daniel Liévano.
Nunn, Nathan. «The importance of history for economic development.» Annu. Rev. Econ. 1.1 (2009): 65-92.
Nunn, Nathan. «Historical development.» Handbook of economic growth 2 (2014): 347-402.
Paz, Octavio. El laberinto de la soledad y otras obras. Penguin, 1997.
Valencia Caicedo, Felipe. «Historical econometrics: instrumental variables and regression discontinuity designs.» The handbook of historical economics (2021): 179-211.
Valencia Caicedo, Felipe. Roots of underdevelopment: A new economic (and political) history of Latin America and the Caribbean. Palgrave. Noviembre, 2003.