Sísifo en los Andes: Reevaluando la Historia Económica del Perú

Con La Condena de la Libertad,[1] Alberto Vergara nos sorprende una vez[2]  más con un excelente libro sobre la realidad nacional. Esta vez, Vergara y el distinguido historiador Paulo Drinot reúnen un grupo formidable de politólogos e historiadores para escribir una narrativa de más de 200 años de historia nacional. Un libro más que seguro polémico para algunos, debido a ciertas aseveraciones y esfuerzos de simplificación de la realidad incluidos en el texto a fin de asediar la complejidad del día a día. Tema para una reseña alternativa a la aquí presentada. Nuestra reseña es más un esfuerzo de dar luces a la historia nacional usando la compilación estadística de Bruno Seminario.

En seis ensayos y un colofón escrito por la destacada académica Cynthia McClintock, los autores narran la relación Estado-Sociedad siguiendo la línea del tiempo, enfatizando matices particulares que influenciaron desarrollos sociales–como el caudillismo y la participación popular durante la guerra de la independencia; la corrupción, clientelismo y desigualdad social a lo largo de los años; la centralización del poder político, económico, y poblacional de Lima; la política del indigenismo, con sus matices a través del tiempo; el terrorismo y la hiperinflación, entre otros—que explican, en la opinión de los autores, dónde estamos y a dónde vamos en términos de desarrollo político nacional.

Respecto a periodos específicos de análisis, Chuck Walker cubre la transición de la colonia a la república entre 1780 y 1840. Natalia Sobrevilla explora la era del guano, la cual, en su opinión, generó una prosperidad desigual, más que falaz, como postulado por el historiador Jorge Basadre. José Luis Rénique se concentra en la transición del siglo XIX al XX (1895-1919). Un tiempo “bisagra” o “puente,” según el autor, en el cual la recuperación económica luego de la Guerra del Pacifico, permitió acoplar “al futuro con el pasado” en términos de crecimiento agroexportador, pero con brechas en términos de desarrollo e integración nacional; además de pugnas entre los grupos de poder de cómo “modernizar” el país sin alterar el status quo. Paulo Drinot estudia el periodo que va desde el inicio del gobierno de Augusto B. Leguía al régimen militar de Juan Velasco Alvarado (1919-1968), notando el desarrollo económico antes y después de la gran depresión de 1929, y los esfuerzos de sucesivos gobiernos–especialmente el gobierno militar–en integrar la población indígena con el resto de la sociedad en igualdad de condiciones. Arrestos resumidos, tal vez, en la frase de la historiadora Cecilia Méndez: “Incas sí, indios no.”

Eduardo Dargent estudia la pauperización económica, social y política ocurrida a raíz del deterioro económico que se inicia en la segunda mitad de la década de los 1970 y se acelera con el terrorismo de Sendero Luminoso y la hiperinflación de la década de 1980. Un terrorismo que abatió miles de dirigentes e intermediarios políticos alrededor del país y una hiperinflación que desprestigió a los políticos y sus partidos políticos por sus actos de corrupción y des manejo económico sin precedentes en la historia nacional. El desierto político generado por el terrorismo y la hiperinflación permitió la implementación del autoritarismo (y corrupción) del gobierno de Alberto Fujimori y sus drásticas medidas de estabilización en un contexto de casi total ausencia de articulación y movilización política.

En su capitulo, Alberto Vergara analiza el Perú contemporáneo (1992-2021) donde, según Vergara, el gobierno de Fujimori y los gobiernos sucesivos dieron prioridad al imperativo de gobernar de manera eficaz (con crecimiento sostenido del PBI y baja inflación), sobre el de representar las demandas de la población. Según Vergara, “compra y calla” resume dicho modus operandi de gobernar, muchas veces usando decretos ley emitidos por el Ejecutivo, en vez de leyes discutidas y aprobadas por el Legislativo en representación de sus bases electorales. La explosión de la pandemia del Covid 19 y el sinfín de muertos a nivel nacional desveló, sin embargo, las debilidades de dicho sistema de gobierno y fue preámbulo para la elección de Pedro Castillo como presidente de una nación arrasada por la enfermedad y descontenta de tecnócratas y ejecutivos gobernando el país desde comienzos de la década de 1990. La plana mayor del partido de Castillo, Perú Libre, también estaría cargada de graves acusaciones de corrupción y posiciones “cavernarias” en materia de derechos civiles (orden y justicia, para empezar) y democráticos, nos dice Vergara. Cynthia McClintock completa el libro con un análisis de los retos y fallas en lograr un desarrollo político y social inclusivo peruano durante los siglos XIX y XX, además de los logros materiales alcanzados en el siglo XXI que, en su opinión, han de dar resiliencia a la sociedad y potenciar cambio social. Este último en términos de mayor énfasis en problemas de pobreza, desigualdad económica, mejor educación y salud pública. Tópicos puntales para lograr mayor integración social en años a venir.

En la introducción del libro, Drinot y Vergara usan la metáfora del mito de Sísifo–en la interpretación de Albert Camus–para concluir que los avances y retrocesos observados en la historia nacional descritos en el libro deben de hacernos, por decir, conscientes de lo absurdo de la realidad en que vivimos, y darnos aliento para enfrentar el futuro. Como cuando Sísifo camina cuesta abajo para volver a empujar la piedra cuesta arriba, mientras toma conciencia de su miserable condición. “No hay destino que no pueda ser superado por el desprecio,” dice Camus en su interpretación del mito de Sísifo. Lo mismo nos debe ocurrir a los peruanos, según Drinot y Vergara.

El esfuerzo de investigación, análisis e interpretación de los autores convocados ha escribir el libro es notable, con un gran número de notas de pie de página citando trabajos recientes de interpretación de la realidad nacional; estudios útiles para toda investigación subsiguiente. El libro, lamentablemente, carece de un apéndice estadístico. Drinot y Vergara notan en la introducción que dicho compendio estadístico fue parte de los planes originales, pero fue eliminado debido a las restricciones de movilidad y acceso a fuentes de información dictadas por la crisis sanitaria del Covid 19.

Drinot y Vergara notan que el objetivo del libro es identificar (y repensar) “los procesos y actores, las conquistas y frustraciones, ocurridas a través de los doscientos años” desde la proclamación de la independencia nacional.  De notar, sin embargo, es el reto de cómo hacer para que el sinnúmero de eventos, personajes y matices en la relación histórica Estado-Sociedad descritos en el libro calen, perduren, en la memoria del lector promedio, y no solo en la de los académicos y especialistas. En la opinión de este autor, dicho reto podría abordarse de manera eficaz usando series históricas de indicadores económicos que resuman ideas, y refuercen o refuten los principales argumentos propuestos por los autores. Las estadísticas económicas sirviendo de un trasfondo (simple y fácil de comunicar) donde yuxtaponer las complejidades de la política nacional.

A la fecha, la serie más completa de indicadores macroeconómicos y de distribución de ingreso nacional es aquella incluida en Seminario (2015)[3] y actualizaciones recientes, cubriendo el periodo 1600-2015. Los estimados de Seminario (2015) dan luces a tener en cuenta en todo análisis histórico nacional:

  • Históricamente, las tasas de crecimiento promedio del PBI per-cápita peruano han sido muy similares a aquellas registradas en países industrializados hoy en día (ver Seminario (2015), páginas 223-231). El problema para Perú, no es el crecimiento promedio a lo largo del tiempo, sino las colas (estadísticas) de la distribución de tasas de crecimiento nacional que reflejan periodos de crisis nacional (eventos extremos), como la guerra de independencia, la Guerra del Pacifico, la hiperinflación del final de la década de 1980. Dichos “eventos catastróficos” –incluyendo demoras de parte de los lideres de turno en cómo abordar el deterioro económico subyacente–explican el retraso nacional del Perú de hoy, medido por el nivel absoluto y relativo del PBI per-cápita.

No es tanto un continuo “desperdicio de oportunidades,” o retraso incesante en forjar una prosperidad nacional robusta y sostenible, sino debacles puntuales, ocurridos en momentos específicos–ausentes o mejor administrados en otros países–que explican donde estamos en términos económicos, con sus ramificaciones sociales (pobreza, informalidad, densidad poblacional de Lima).

  • Los vaivenes registrados en el crecimiento del PBI per cápita (Gráfico 1) a lo largo del tiempo reflejan el impacto del ciclo económico nacional e internacional de largo plazo sobre el crecimiento de la producción—muchas veces exacerbado por los “eventos catastróficos” referidos–más que un retroceso total del ingreso per-cápita, como sería figurativamente el caso de Sisyphus, condenado empezar una y otra vez desde cero empujando la piedra cuesta arriba.
  • El periodo de finales del siglo XIX y las primeras décadas del siglo XX ha sido el de mayor crecimiento secular de la economía nacional a la fecha (ver Seminario (2015), páginas
    253-256); no fue solo un “puente” entre el final de la Guerra del Pacifico y el nuevo siglo. De notar, dicho periodo incluyó un tránsito hacia nuevos paradigmas de manejo monetario, como la implementación del patrón oro luego de continuas pugnas políticas locales defendiendo el patrón plata y proteccionismo comercial (referido por Natalia Sobrevilla en el libro), cuando el resto de los países hegemónicos ya operaban bajo el patrón oro, y la plata (incluyendo la moneda peruana) se depreciaba a pasos agigantados en mercados internacionales. A nivel mundial, el final del siglo XIX fue un periodo de crecimiento secular y no inflacionario del comercio y la economía mundial, bajo los auspicios del Banco de Inglaterra y el sistema financiero inglés financiando brechas de balanza de pagos de los países lideres y periféricos de ese entonces. Esta fue la época dorada de finales del siglo XIX descrita por Mark Twain en su libro “the Gilded Age” (1873). En términos de cambio social, la consolidación del tránsito hegemónico de Inglaterra a los Estados Unidos después de la Gran Guerra habría de fomentar la implementación políticas económicas y sociales benignas para la mayoría de la población a lo largo y ancho del mundo, incluido el Perú. Medidas relacionadas con la ejecución de “diplomacia Moral” de Woodrow Wilson en apoyo de principios democráticos, y los programas económicos y de bienestar social del New Deal de Franklin D. Roosevelt, reproducidos en contenido en otras naciones.
  • El crecimiento económico nacional ha sido habitualmente desigual, en términos de distribución del ingreso medida por el coeficiente Gini (Gráfico 2). La concentración del ingreso ocurrida durante el auge guanero se revertió casi completamente durante la Guerra del Pacifico, en la medida que el ejercito vencedor expropió riqueza y fuentes de ingreso nacional. El sesgo (anti)distributivo del crecimiento económico volvió a aumentar fuertemente durante la Republica Aristocrática, tuvo un lapso durante el periodo de sustitución de importaciones y los años deterioro económico durante el gobierno militar, pero volvió acrecentar, con vaivenes, de 1990 en adelante.
  • Pero la creciente desigualdad en la distribución del ingreso durante la república no ha afectado a todas las regiones (norte, centro, y sur) y sus sub-regiones por igual, según Bruno Seminario. Estimados históricos de coeficientes Gini de PBI por kilometro cuadrado (ojo, no coeficientes Gini midiendo la distribución del PBI en una población) muestran que la desigualdad en términos de concentración geográfica de la actividad económica es aún mayor que la desigualdad en términos de la distribución del ingreso nacional (Gráfico 3). Una marcada concentración de actividad económica en Lima y/o provincias es producto de la densidad poblacional en pie, que a su vez depende de la geografía del lugar y el desarrollo agrícola. El desarrollo agrícola es afectado por la magnitud (anchura) del macizo Andino de la zona y la pendiente del territorio cultivable que compromete la implementación de tecnología de producción y transporte inventada durante la segunda revolución industrial (1870-1914). El temprano desarrollo del norte del Perú durante el siglo XX se debe, en gran parte, al angosto macizo andino de la región y una baja pendiente de sus zonas agrícolas que facilitó la implementación de la tecnología moderna y aumentó la productividad del trabajo en los grandes latifundios de la región. En corto, la geografía afecta la concentración poblacional que a su vez afecta la concentración territorial de la producción y del ingreso. La difícil geografía peruana limitó, en casos, la implementación de tecnología moderna de comienzos del siglo XX, gestando así el dualismo estructural del Perú de hoy. Según Seminario, la combinación de una economía altamente concentrada geográficamente y expuesta a eventos extremos es un riesgo categórico latente a nivel de política económica y social nacional.

Mirando a futuro, Drinot y Vergara sugieren en la introducción que el conocimiento del devenir histórico, como el presentado en el libro, puede funcionar como un “espejo que nos ayude a tomar consciencia” “de aquello que está aun por construir,” en favor de una nación más inclusiva y democrática.  De su lado, como anotado anteriormente, Cynthia McClintock siguiere que los logros materiales de los últimos veinte años han de dar resiliencia a la sociedad y potenciar cambio social.

En opinión de este autor y colegas trabajando con Bruno Seminario,[4] los cambios en políticas económicas y sociales nacionales, muy posiblemente, han de estar fuertemente influenciados por eventos globales, como ha sido generalmente en el pasado. Dichos eventos globales—ya en marcha en una economía mundial con riesgo de estanflación—incluyen el tránsito hegemónico de Estados Unidos a China como principal acreedor financiero mundial, además de alteraciones en los patrones de producción mundial y nacional como resultado de: (i) la revolución de la información, incluyendo aumento significativo de tele-trabajo, pese a los riesgos y costos potenciales de ataques cibernéticos, (ii) descongestión gradual de los grandes centros urbanos debido al cambio climático y posibles nuevas epidemias bacteriológicas (como la viruela del mono y otras), y (iii) extensos movimientos migratorios entre países y dentro de países que han de afectar la viabilidad económica de ciudades, regiones, e incluso países enteros. Del lado nacional, una tarea clave para los encargados de política ha de ser controlar el riesgo innato de eventos catastróficos afectando el crecimiento económico peruano promedio o, cuando fuere necesario, implementar soluciones efectivas y rápidas en respuesta a eventos extremos, a fin de no alterar drásticamente el crecimiento potencial de la economía, con sus efectos sociales y políticos más generales.

 

[1] La Condena de la Libertad: De Túpac Amaru II al Bicentenario Peruano en Seis Ensayos y un Colofón; editores Paulo Drinot & Alberto Vergara (2022), Editorial Planeta, Coedición con la Universidad del Pacífico, 535 páginas,

[2] El libro editado por Alberto Vergara y Felipe Portocarrero titulado Aproximaciones al Perú de hoy desde la Ciencias Sociales es otro libro de lectura obligada para los estudiosos de la realidad nacional. Para una reseña de dicho libro, ver:

Sobre  “Aproximaciones al Perú de hoy desde las Ciencias Sociales”

 

[3] Seminario, Bruno (2015), El Desarrollo de la Economía Peruana en la Era Moderna, Universidad del Pacifico, 1,298 páginas. Disponible de manera gratuita en el internet (incluyendo base de datos).

 

[4] Ver, Bruno Seminario y otros en Impacto de la Pandemia sobre la Economía Mundial y el Modelo Económico Peruano—Una Aproximación. Referencia:  https://dev.focoeconomico.org/2020/11/13/impacto-de-la-pandemia-sobre-la-economia-mundial-y-el-modelo-economico-peruano-una-aproximacion/