Ya sea por el deterioro de las cuentas fiscales, por altas necesidades sociales o porque una mayor cohesión social requiere de un Estado más grande, lo concreto es que se ha ido estableciendo la idea de que la recaudación tributaria debe aumentar. ¿Cuánto más? Si nos anclamos en las demandas de gasto, no hay límite, por lo que una manera de ponerle un marco al debate es preguntarse cuánto es viable recaudar y en qué plazo. Por ello, la frase según la cual gastos permanentes requieren ingresos permanentes es vacía si los ingresos permanentes son una quimera. Ese es el principio básico. Hasta ahora, las propuestas rondan los 5 puntos del PIB, pero los detalles escasean. Así, la generosidad en materia de gastos es solo comparable a la vaguedad de las propuestas de recaudación. Por eso, no es baladí preguntarse de dónde sale la plata; baste recordar que la última reforma tributaria recaudó un tercio de eso. Vamos por partes. Con las exenciones se puede recaudar, pero difícilmente más de un punto del PIB. Muchas de ellas son políticamente inviables. Los impuestos corporativos no son bajos, y es difícil subirlos sin afectar la actividad económica. No olvidemos que en la última década pasaron de 17% a 27%. Los impuestos a las personas en Chile recaudan mucho menos que en países de la OCDE porque las personas de ingreso medio pagan en Chile una fracción baja de su renta. Sin embargo, cualquier anuncio en esta materia parece inviable en la actualidad. Un impuesto a los altos patrimonios por una sola vez no genera ingresos permanentes, y un impuesto patrimonial permanente difícilmente logrará recaudar mucho en un mundo de capitales movibles. Las evasiones son algo sobre lo cual hay quetrabajar, pero las estimaciones de que hay varios puntos del PIB de fácil recaudación están basadas en supuestos muy discutibles.
Hay maneas de aumentar los impuestos a los ingresos más altos, pero pensar que un puñado de millonarios puede financiar permanentemente varios puntos del PIB no es realista, ¿Y el cobre? Suracha proveerá varios miles de millones de dólares de ingreso butario. ¿Por cuánto tiempo? Nadie sabe, pero los de este año ya se habrán gast do. Como todo «lo termina, financiar gastos permanentes con recursos de un boom transitorio es una pésima idea. Es mejor ahorrarlos y gastarlos en el tiempo, en una mínima muestra de justicia intergeneracional. Sin ni siquiera cuestionar la necesidad de mayores recursos, ni los objetivos o intenciones de las distintas candidaturas, es obligación cuestionar cuán realistas son los supuestos en el financiamiento. Prometer gastos permanentes con las platas extraordinarias del cobre no es responsable, así como tampoco lo es hacerlo en base a un espejismo tributario.