¿Por qué debemos ir más allá del PIB para medir el bienestar de los ciudadanos en América Latina?  

Por Paula Cerutti, Sebastián Nieto-Parra y René Orozco*

*Centro de Desarrollo de la OCDE[1]

 

En varios países de la región los ciudadanos han mostrado su descontento respecto de las políticas públicas actuales a pesar de más de una década de avances socioeconómicos en la mayoría de estos países. Esta insatisfacción está en gran medida motivada por una mayor aspiración a una mejor calidad de vida de un creciente, aunque aún vulnerable, clase media (OCDE/CAF/CEPAL, 2018).

Definir los objetivos de política pública mediante factores asociados al desarrollo y al bienestar de los ciudadanos es fundamental para comprender y cumplir sus expectativas. Un análisis de largo plazo realizado en el informe conjunto OCDE/CAF/CEPAL/UE Perspectivas Económicas de América Latina 2019 sobre Desarrollo en Transición, determinó que la relación entre PIB per cápita y bienestar no es uniforme a lo largo de la escala de ingresos. Los resultados de este análisis nos permiten resaltar que a medida que las economías crecen en términos de ingresos per cápita, como ha sido el caso de gran parte de los países de la región en la última década, otros aspectos de la vida de las personas  más allá de los ingresos toman fuerza como determinantes del bienestar y satisfacción social (OCDE et al., 2019).

Metodología y estrategia empírica

Para estudiar la relación entre PIB per cápita y bienestar utilizamos un indicador de bienestar siguiendo el modelo de variable latente de Van Zanden et al. (2014) y Rijpma (2017). Para ello utilizamos estimaciones a nivel mundial de largo plazo -desde1950- con base en datos de Clio Infra, a excepción del PIB per cápita que proviene del Maddison Project Database.

El indicador compuesto de bienestar es similar al usado por la OCDE en el informe ¿Cómo está la vida? (OCDE, 2011) y ofrece una perspectiva parsimoniosa de la evolución del bienestar (Rijpma, 2017).

Las variables incluidas en el índice compuesto de bienestar corresponden a:

  1. los salarios reales de trabajadores no cualificados de la industria de la construcción,
  2. la esperanza de vida al nacer, una medida estándar de salud,
  3. la estatura promedio de la población, una medida en la que influye principalmente la nutrición durante los primeros años de vida,
  4. los años promedio de escolaridad,
  5. el índice Polity2 de democracia, una medida proxy de la calidad de las instituciones,
  6. la tasa de homicidio, y
  7. el coeficiente de Gini del ingreso bruto de los hogares.

 

Si bien agrupar múltiples indicadores en una medida compuesta no está exento de problemas y las políticas públicas requieren estudiar cada variable por separado, una medida sintética al mismo tiempo proporciona información valiosa sobre el bienestar de un país o localidad en su conjunto (OCDE et al., 2019).

En una primera etapa de este ejercicio se determina la relación entre ingreso y bienestar a medida que las economías crecen en términos del PIB per cápita. Se hace una regresión a efectos fijos de panel rotativo (rolling regression) a lo largo de la escala de ingresos (ecuación 1). El PIB per cápita es la variable independiente, mientras que la variable dependiente corresponde al indicador compuesto del bienestar:

   

Esta regresión se realizó por tramos de PIB per cápita de 3 000 USD (PPA de 2011).[2]

En una segunda etapa se busca establecer qué otras dimensiones del bienestar, más allá de los ingresos, predominan como co-determinantes del bienestar. Se utilizan los residuos  de la ecuación (1) como variable dependiente para realizar una regresión de efectos fijos por país con panel rotativo contra los siete componentes del bienestar mencionados anteriormente. Esto da como resultado la relación entre las diversas dimensiones de bienestar y la parte del bienestar no explicada por el PIB per cápita:

La relación entre el PIB y el bienestar se desvanece a medida que el ingreso aumenta  

Los resultados arrojan que el PIB per cápita está asociado estrechamente con la medida compuesta de bienestar para los países con bajo nivel de PIB per cápita. En especial para aquellos de hasta un nivel de alrededor de 2 000 USD (PPA de 2011).

La relación entre PIB per cápita y bienestar se va desvinculando paulatinamente a medida que los países se enriquecen en términos de ingreso. De hecho, la relación entre el bienestar y el PIB per cápita es dos veces mayor para los países con ingresos bajos que para los países con ingresos medios altos, y casi tres veces mayor que para las economías de ingresos altos. Mientras que entre los países con ingresos medios-altos y altos, un incremento de una desviación estándar en el PIB per cápita aumenta la medida compuesta de bienestar en solo cuatro y tres desviaciones estándar respectivamente, para los países de bajos ingresos aumenta de ocho desviaciones estándar (Grafico 1).[3]

Este resultado es de particular importancia para América Latina y el Caribe dado que la mayoría de los países de la región son de ingresos medios altos, incluyendo Argentina, Brasil, Colombia, Costa Rica, República Dominicana, Ecuador, Jamaica, México y Perú. Inclusive países como Chile, Panamá, Trinidad y Tobago y Uruguay se clasifican como países de ingresos altos, mientras que solo Haití es un país de ingreso bajo.

Gráfico 1: El vínculo entre el PIB per cápita y el bienestar se debilita a medida que los países incrementan sus ingresos

Coeficiente de regresión de efectos fijos con panel rotativo

Nota: Coeficientes beta de una regresión de efectos fijos con panel rotativo en toda la escala de ingresos.

Fuente: OCDE et al. (2019), Perspectivas económicas de América Latina 2019: Desarrollo en transición, https://doi.org/10.1787/g2g9ff1a-es  basados en https://www.clio-infra.eu/ y Rijpma (2017).

Los resultados del segundo ejercicio (ecuación 2) destacan que a medida que las economías crecen, la relación entre PIB per cápita y bienestar pierde relevancia, mientras que varias dimensiones del desarrollo cobran mayor importancia para mejorar la vida de las personas. Al ascender en la escala de ingresos, las relaciones del indicador compuesto de bienestar con la esperanza de vida, la educación, la seguridad personal y la estabilidad democrática adquieren fuerza y relevancia. Esta relación es sobre todo evidente en el caso de la esperanza de vida (Gráfico 2).

Gráfico 2: La relación entre la esperanza de vida y la parte del bienestar no generada por el PIB per cápita

Coeficiente de regresión de efectos fijos con panel rotativo

Nota: Coeficientes Beta de una regresión de efectos fijos con panel rotativo en toda la escala de ingresos

Fuente:  OCDE et al. (2019), Perspectivas económicas de América Latina 2019: Desarrollo en transición, https://doi.org/10.1787/g2g9ff1a-es  basados en https://www.clio-infra.eu/ y Rijpma (2017).

 

Conclusiones y próximas etapas

El reciente descontento social en varios países de la región nos hace reflexionar acerca de cómo priorizar las políticas públicas que permitan mejorar el bienestar y desarrollo. Los instrumentos de medición deficientes distorsionan la formulación de políticas (Stiglitz, Sen y Fitoussi, 2009). Es por ello que se necesita formular indicadores que nos permitan monitorear y evaluar las principales preocupaciones de los ciudadanos. Esto exige crear consenso en torno a los retos y oportunidades que tienen cada país, así como también a invertir en una mejor recopilación de datos para medir de forma periódica las dimensiones de bienestar que son más relevantes para la región a lo largo de todo su territorio y grupos de población para definir las prioridades de política pública.

En este contexto es muy importante reconocer que el bienestar de cada individuo depende de múltiples dimensiones y va más allá de los ingresos. Desde las condiciones materiales de los hogares hasta aspectos más cualitativos como la calidad del empleo, la confianza en otras personas y en las instituciones, las condiciones subjetivas y cuantitativas de la propia vida de cada persona, o sus redes de apoyo social. Es así que se necesitan de esfuerzos coordinados para llegar a un acuerdo sobre el marco de bienestar para la región y cada país.

Responder a este reto es un desafío considerable pero necesario. Para ello la Unión Europea, la OCDE y su Centro de Desarrollo, y la CEPAL están trabajando en el proyecto “Hacia un enfoque de bienestar para mejorar la vida de las personas en América Latina y el Caribe”, parte del instrumento regional “Facilidad para el Desarrollo en Transición”. De aquí a 2021, esta iniciativa contribuirá a desarrollar mejores indicadores de bienestar y desarrollo a nivel local, nacional y regional. El proyecto considera el desarrollo desde una perspectiva multidimensional, y contribuye a diseñar, implementar y evaluar políticas públicas que tengan en cuenta las necesidades, expectativas e intereses de los ciudadanos, así como las múltiples facetas de la desigualdad de la región.

 

Referencias

 Maddison Project Database (2018), Bolt, Jutta, Robert Inklaar, Herman de Jong and Jan Luiten van Zanden (2018), “Rebasing ‘Maddison’: new income comparisons and the shape of long-run economic development”, Maddison Project Working paper 10

 

OCDE (2011), How’s Life?:  Measuring Well-being, OECD Publishing, París, https://doi.org/10.1787/ 9789264121164-en.

 

OCDE et al. (2019), Perspectivas económicas de América Latina 2019: Desarrollo en transición, https://doi.org/10.1787/g2g9ff1a-es.

 

OCDE/CAF/CEPAL (2018), Perspectivas económicas de América Latina 2018: Repensando las instituciones para el desarrollo, http://dx.doi.org/10.1787/leo-2018-es

 

Rijpma, A. (2017), “What can’t money buy? Well-being and GDP since 1820”, CGEH Working Paper Series, No.  78, Centro de Historia Económica Mundial, Universidad de Utrecht, Países Bajos, www.cgeh.nl/working-paper-series/

 

Stiglitz, J.E., A. Sen y J.P. Fitoussi (2009), Report by the Commission on the Measurement of Economic

Performance and Social Progress, www.stiglitz-sen-fitoussi.fr/documents/rapport_anglais.pdf.

 

Van Zanden, J. et al. (eds.) (2014), How Was Life?: Global Well-being since 1820, OECD Publishing, París, https://doi.org/10.1787/9789264214262-en.

[1] Las expresiones reflejadas en este artículo no necesariamente expresan la visión de la OCDE, del Centro de Desarrollo de la OCDE o la de sus países miembros.

[2] El margen de la regresión fue de 3 000 USD. También se usaron otros márgenes del PIB per cápita de USD 1 000, 2 000 y 5 000 con resultados similares.

[3] También se mantiene la misma desvinculación entre el PIB per cápita y la medida compuesta de bienestar cuando se examinan las medidas individuales incluidas en el compuesto (OECD et al., 2019).