El verano en Chile entra en tierra derecha. Muchos buscan relajarse. Algunos tienen la suerte de hacerlo en el extranjero. Y con un PIB per cápita casi 70% superior al nacional desde hace años, Nueva Zelandia se ha transformado entre ellos en destino popular. Algo similar pasa con Australia. Con un producto que más que nos duplica, continúa como lugar predilecto del afortunado millennial local. Pero la edad a uno lo hace menos aventurero. ¿Será por eso que tales parajes se sienten lejanos? Así que la invitación es a conocer algo más cercano. Visitemos países que hace una década tenían un nivel de ingreso similar al nacional. ¿Cómo estarán en la actualidad?
Parto con dos del Báltico. Letonia era marginalmente más pobre que Chile el 2010 (PIB per cápita, PPP). Guardando todas las diferencias históricas, ambos países han enfrentado problemáticas similares. Las tendencias, sin embargo, fueron dispares. Después de una durísima recesión (2009-10), Letonia aprovechó sus reformas promercado, bajas tasas de impuesto corporativo —recién en 2018 subió de 15 a 20%— y alto capital humano para crecer. En la actualidad, a pesar de un 2019 flojo, el país es un 25% más rico que Chile.
Lituania es la segunda nación a visitar. En 2010 era un 10% más rico que Chile, pero desde entonces la brecha aumentó. ¿Su apuesta? Competir globalmente con medidas para mejorar el ambiente de negocios. La estrategia funcionó. En el ranking Doing Business de 2009 el país era 25 (Chile 40); en la versión 2020 quedó 11 (Chile 59). ¿Resultado? Hoy Lituania es casi un 50% más rico que nosotros.
Ahora, si le interesa más Asia, le recomiendo Malasia. En 2010 la diferencia en PIB per cápita con Chile era cercana al 10% (a favor de ellos). ¿En la actualidad? La brecha es superior al 30%. La tendencia no sorprende. Ellos apostaron por atraer inversiones extranjeras y robustecer instituciones de protección a inversionistas y gobiernos corporativos. En capital humano sus avances han sido notables. Mientras en PISA 2012 (matemática) obtuvieron 421 puntos (Chile 423), en 2018 llegaron a 440 (Chile 417). A eso hay que sumar su esfuerzo laboral. Según la OIT, los malayos trabajaban 47 horas a la semana en 2010 y 45 en 2018 (Chile 42 y 40).
Si la preferencia es por un país hispanoparlante, la única opción entre los “parecidos” a Chile el 2010 es Argentina. Sin embargo, en ese conjunto, el vecino es único por partida doble: en 10 años no creció. Así que le propongo Panamá. Una década atrás, Chile era un 18% más rico, pero en 2019 es un 9% más pobre que el país centroamericano. ¿Qué hicieron? Nada exótico. Explotar sus ventajas comparativas, aprovechar la inmigración, potenciar el sector privado (servicios) y constituir un fondo soberano para ahorrar.
El futuro es incierto, pero una cosa es segura: en lo relativo al crecimiento, nadie te va a esperar. Los países compiten, copian, mejoran y aumentan su productividad para dejarte atrás. No nos engañemos, Chile se ha relajado demasiado. Y las vacaciones del crecimiento parecen no parar. Por favor, no nos vayamos a acostumbrar.