Licencias médicas: ¡son los procesos, estúpido!

Parafraseando la conocida frase de Bill Clinton “es la economía, estúpido” -aludiendo a un problema que estaba ahí y que sus adversarios no veían, y que se menciona como uno de los grandes argumentos que en 1992 llevaron a Clinton a la presidencia de EE.UU.-, en la problemática de las licencias médicas deberíamos decir “¡son los procesos, estúpido!”.

Este año, este problema volvió a saltar a la palestra, producto de graves manifestaciones al interior de la Comisión de Medicina Preventiva e Invalidez (Compin) Santiago, en mayo y junio. Luego de ellas, el ministro de Salud anunció un plan de emergencia para abordar el problema destinando a Paula Labra como interventora de dicha institución. Su misión: diagnosticar y resolver la situación en un plazo de 48 horas, según informaciones de prensa. Asumo que se refería al stock y no al flujo de licencias atrasadas, el cual, a la fecha, era de 27.130 licencias con una antigüedad mayor a 60 días sin resolver. Por otra parte, y sin desmerecer las competencias y habilidades de dicha asesora, resolver un problema de décadas en 48 horas, al menos me pareció audaz.

Transcurrido un tiempo, el mismo ministerio lanzó el sitio web www.milicenciamedica.cl, un servicio de consulta del estado de una licencia, ello en función de que, según antecedentes del propio Compin, el 40% de los trámites era sobre consultas del estado de las licencias, lo que no resuelve el stock ni menos el proceso de gestión de licencias.

En los últimos días hemos escuchado sobre la creación de una institucionalidad para la gestión de las licencias médicas, como si el problema se fuera a resolver por arte de magia con una institucionalidad nueva, en vez de mejorar un proceso, de por sí difícil y complejo, y que claramente no se va a solucionar con esa medida. Esto, porque un proceso de estas características claramente es multi-institución, aunque exista una que las gestione.

He escuchado el argumento de que se trata de un proceso multi-institucional (privado y público) muy complejo, con etapas manuales y problemas de interoperabilidad de datos. Si la misma autoridad plantea que lo que se debe hacer es “simplificar el proceso”, esto abre la pregunta ¿por qué eso se lograría con una nueva institucionalidad?

Sigo pensando que no vamos por el camino correcto, ya que estamos resolviendo los problemas de gestión pública de forma incorrecta. Este asunto tiene más cara de gestión y procesos que de contar con una nueva institucionalidad.