Cuando la autonomía del Banco Central marca toda la diferencia

Desde finales de la década de 1990, en América Latina se ha extendido un amplio movimiento de reforma destinado a otorgar independencia a los bancos centrales y a liberarlos de la presión de los gobiernos para que impriman dinero para financiar el gasto público. Se han promulgado leyes y se han modificado constituciones para permitir que los bancos centrales independientes se centren en la lucha contra la inflación.

Un caso más complicado ha sido el de Brasil, donde el Banco Central sigue estando técnicamente bajo la autoridad del gobierno, y donde la inflación ha fluctuado según la relativa autonomía de la institución. Allí, el debate sobre la necesidad de tener una entidad totalmente autónoma nunca desapareció del todo. Dicho debate desempeñó un papel importante en las campañas presidenciales de 2014, y puede regresar como tema de controversia en las próximas elecciones, con algunos candidatos en contra y otros a favor de la independencia del Banco Central.

A la luz de estas discusiones, he trabajado con colegas para analizar el período de alta inflación previo a 1994 en Brasil y la relación de este momento de inflación con la independencia del Banco Central. Nuestras conclusiones son claras. Los lapsos en que no hubo una separación clara entre las autoridades monetarias y fiscales fueron también aquellos en los que el gobierno utilizó su monopolio sobre la emisión de dinero para financiar su gasto público. En consecuencia, las tasas de inflación eran elevadas.

El gráfico 1 ilustra este fenómeno, mostrando la relación entre las tasas de inflación y las tasas de crecimiento monetario (la base monetaria) para Brasil antes de 1994.

 

 

¿Por qué al Banco Central de Brasil (BCB), surgido como una institución independiente, carece de la autonomía necesaria? El marco institucional en el que fue creado nos ofrece algunas pistas.

Una historia de autonomía limitada

En 1964, cuando se estableció el BCB, durante los primeros años de la dictadura militar, el gobierno también fundó el Consejo Monetario Nacional (CMN), que tenía poderes regulatorios sobre el banco. Este Consejo estaba integrado por nueve miembros, seis de los cuales tenían mandatos fijos de seis años cada uno. Cuatro de esos seis miembros formaban parte de la junta directiva del Banco, y uno de ellos era su gobernador. Estos mandatos fijos le otorgaron cierta independencia al BCB, ya que los miembros de su junta directiva no podían ser destituidos hasta haber completado sus mandatos. Pero este acuerdo no duró mucho. En 1967, durante la primera transición de poder, el nuevo gobierno militar decidió que quería el control total sobre la política económica y obligó a la junta directiva del BCB a renunciar. Además, dejó de respetar los mandatos fijos, destituyendo a los miembros de dicha junta cuando lo estimaba conveniente.

Como resultado de ello, el gobierno, mediante el Consejo Monetario Nacional como su instrumento, comenzó a imprimir grandes cantidades de dinero sobre el que tenía control directo, dejando al Congreso sin voz al respecto.

Durante las siguientes tres décadas, el Consejo fue ampliado para incluir a 26 miembros, a medida que diferentes grupos de interés, entre ellos los sindicatos, comenzaron a exigir una porción del pastel. Esto empeoró mucho más las cosas, ya que el Consejo, que en un principio había sido concebido para luchar contra la inflación, estaba entonces dedicado más que nada a satisfacer los grupos de interés.

El gráfico 2 muestra esta relación entre el crecimiento del Consejo y el de la inflación.

 

 

La independencia del Banco Central brinda estabilidad macroeconómica

Fue recién en 1994, ocho años después del fin del régimen militar, que el gobierno democrático del Presidente Itamar Franco presentó un exitoso paquete de medidas económicas para controlar la inflación, conocido como el Plan Real, que aumentó la autonomía del Banco Central a niveles nunca antes vistos e impidió que el Consejo interfiriera con las decisiones del mismo. El Consejo, que actualmente está conformado solo por tres miembros (el presidente del BCB, el Ministro de Hacienda y el Ministro de Planificación), se dedicó en cambio a otros temas, incluido el desarrollo económico.

El resultado ha sido una reducción drástica de las tasas de inflación en los últimos 24 años y una mayor estabilidad macroeconómica. La independencia del Banco Central, como puede observarse tanto en Brasil como en otros países de la región, es un componente esencial de las economías sanas.

En septiembre, el BID junto con el Instituto Becker Friedman de la Universidad de Chicago, celebrarán una conferencia sobre la Historia fiscal y monetaria de América Latina, en la cual, entre otros temas, se analizará esta historia más minuciosamente. Consúltese este espacio para conocer las actualizaciones sobre el evento.