Kuelap: resolviendo una falla de coordinación

Hace un mes se cumplieron 175 años del descubrimiento de la Fortaleza de Kuelap, la más grande de las ruinas de piedra en el Nuevo Mundo.

Kuelap fue construida y habitada por los Chachapoyas durante el periodo “Intermedio Tardío” (1100 a 1450 DC) y estuvo funcionando hasta el “Horizonte Tardío”, cuando los Chachapoyas vivieron bajo el dominio Inca. En 1532, con la conquista española se abandonó. Fue redescubierta en 1843.

A pesar de su belleza, su importancia arqueológica y de ser conocida por casi toda nuestra vida republicana (redescubierta 70 años antes de Machu Picchu), Kuelap ha sido poco visitada. Por ejemplo, en el 2010 tuvo 25k visitantes. Machu Picchu, 700k.

Esto ha cambiado. Un boom turístico comenzó. En dos años, el número de visitantes a Kuelap se triplicó. De 36k en el 2015 a 56k en el 2016 y 103k en el 2017. ¿Qué ocurrió?
Kuelap estuvo históricamente mal conectada. Hasta hace poco la mejor manera para llegar era por tierra y tomaba 11 horas desde Chiclayo. Desde Lima, bastante más. Durante años no hubo inversión privada interesada en construir un teleférico que redujera sustancialmente los tiempos para visitarla. Ni oferta hotelera o conexión aérea significativas a pesar de que la región Amazonas tenía también otros atractivos turísticos (Leymebamba, las cataratas del Gocta, Chachapoyas, etc.).

Inversionistas privados no construyeron telecabinas en Kuelap antes porque no les era rentable. Necesitaban un número alto de visitantes para compensar por la inversión. Pero como no había vuelos a la zona, buena conectividad dentro de la región, ni capacidad hotelera, no había suficientes visitantes.

El problema del huevo o la gallina. No había facilidades para el turismo (vuelos, hoteles, carreteras, telecabinas, etc.) porque no había suficientes visitantes. Pero no había suficientes visitantes porque no había facilidades.

Amazonas estaba atrapada en un mal equilibrio de pocos turistas, poca oferta hotelera y gastronómica y mala conectividad. Todas estas debilidades se reforzaban entre si.
Se producían fallas de coordinación. Se requería un conjunto de inversiones (publicas y privadas) coordinadas en infraestructura que pongan en valor el potencial turístico de la región. Eso permitiría aumentar el número de visitantes y, a su vez, lograría que las inversiones turísticas sean rentables.

Para romper el mal equilibrio se necesitó la intervención simultánea de varias entidades públicas: Los ministerios de Transportes y Comunicaciones (MTC), Vivienda (MVCS), Cultura, Economía y Finanzas (MEF), Comercio Exterior y Turismo (Mincetur), así como Proinversión y autoridades locales y regionales.

Se comenzó en Agosto del 2015 la construcción de las telecabinas. Fue una Alianza Público-Privada, cofinanciada por el Estado para que la inversión tuviera lugar. Asimismo, a partir del 2015 el MTC habilitó el Aeródromo en Shumba, en Jaén, para uso comercial. Construyó el terminal de pasajeros, pavimentó el acceso a Jaén, y se le hizo un serie de mejoras. También se terminó la pavimentación que conducía de Jaén a la ciudad de Chachapoyas, cercana a Kuelap. El aeropuerto fue inaugurado en Julio 2016 y a partir de Octubre 2016, la línea área con mayor penetración nacional empezó a volar con aviones de mayor fuselaje.

Así, empiezan a darse círculos virtuosos. Aumentó exponencialmente el número de turistas. Va mejorando la oferta de hoteles y restaurantes en la región. Esto a su vez atraerá más visitantes, lo que hará la inversión turística más rentable.

El ejemplo de Kuelap refleja una realidad innegable. Un crecimiento ordenado del turismo no depende principalmente del Ministerio que tiene nominalmente las competencias (Mincetur), sino de otras entidades públicas como el MTC, Cultura, Proinversión, etc. Pero estas entidades raramente coordinan. Cuando lo hacen, tenemos un boom turístico como el de Kuelap. Cuando no, estancamiento o desorden.

El cambio en el turismo a Kuelap es tan impresionante que es casi un caso de libro de texto sobre el rol que debe cumplir el Estado en la provisión de bienes públicos indispensables para la actividad privada.¿Cuántos atractivos turísticos permanecerán olvidados? Y más allá del turismo, ¿cuántas oportunidades productivas estaremos dejando de aprovechar? Son lujos que no nos podemos dar.