Desde hace años, la reducción de las emisiones de CO2, el crecimiento “verde”, el manteniendo de la biodiversidad y la conservación de los recursos naturales forma parte de las agenda de política económica, y de reformas, de nuestras economías.
A pesar de que somos conscientes de los impuestos sobre los carburantes, los controles de emisiones y el reparto de cuotas son instrumentos que reducen la productividad de la economía, los utilizamos para corregir un mal mayor. ¿Pero por qué no usamos otros mecanismos menos distorsionantes? ¿Por qué no completamos los mercados mediante la emisión de derechos de propiedad?
El eterno conflicto “equidad-eficiencia” parece ser el principal motivo esgrimido por los “stakeholders” (reguladores,sindicatos, organización de productores) para utilizar mecanismos basados en el “manejo y control”. Aunque se reconoce que él uso de los derechos de propiedad proveen buenos incentivos -para corregir la externalidad- y aumenta la productividad de la asignación no se utilizan porque concentran la propiedad y aumentan la desigualdad. Es decir, el uso de derechos de propiedad concentra la actividad en empresas “grandes” y evita, por tanto, que los pequeños se beneficien de las ganancias de eficiencia. Mejor distorsionar la productividad para mantener la equidad en el reparto de las ganancias. ¿Pero es este argumento cierto?
La evidencia empírica muestra que, efectivamente, tras la introducción de derechos de propiedad la producción –los derechos- se concentran en las empresas más eficientes Y las más pequeñas cesan la actividad. Este es precisamente el mecanismo que permite aumentar la productividad del mercado. ¿Genera ello un aumento de la desigualdad? Desigualdad en cuotas de producción, obviamente si, pero desigualdad en riqueza –que es lo que nos debe preocupar- no necesariamente.
En un trabajo conjunto utilizamos un modelo de equilibrio general para calcular la distribución de riqueza asociada al uso de derechos de propiedad. Mostramos que la existencia de derechos de propiedad genera dos efectos. El primero, de equilibrio parcial, concentra la producción de la industria. El segundo, de equilibrio general, es la creación de riqueza asociada a la emisión de un activo nuevo. Esta riqueza se reparte –mediante una transferencia de suma fija- entre todas las empresas (se mantengan activas o no). El primer efecto implica una concentración de los ingresos y aumenta la desigualdad de las empresas que permanecen activas en el mercado. El segundo implica una gran distribución de riqueza entre todas las empresas (sean activas o no).
Por tanto, los ingresos de la empresas activas no es un buen estadístico de la riqueza: observar un aumenta de la desigualdad de los ingresos de las empresas que permanecen activas en el mercado no implica que la riqueza sea mas desigual, sino más bien … puede suponer todo lo contrario!
Bibliografia: Da Rocha, J.M. y J. Sempere, “ITQs, Firm Dynamics and Wealth Distribution: Does full tradability increase inequality?”, mimeo, ITAM (2015).