Creonte: ¿Y la polis va a dictarme cómo tengo que mandar?
Hemón: Ah. Mira quién habla ahora como un niño.
Creonte: ¿Alguien que no sea yo puede dar órdenes en esta polis?
Hemón: No sería una polis si acatara las órdenes de un solo hombre.
Creonte: Por tradición, la polis es de quién la gobierna.
Hemón: Solo en un desierto podrías gobernar perfectamente en solitario.
Antígona
Hace unos años, mis alumnos en Argentina se entusiasmaban al creer que se había “recuperado” la política. Creían en el relato oficial. Yo, muchísimo menos crédulo, nunca compartí ese entusiasmo. Quizás pues a la edad de ellos, o antes, tuve la suerte de leer “In Defense of Politics” de Bernard Crick –entre otros tantos autores valiosos-, texto que quiero rescatar hoy en esta entrada.
Como escribió Crick, la política es el resultado de la aceptación de la existencia simultánea de grupos diferentes y, por tanto, de diferentes intereses y tradiciones, dentro de una unidad territorial sujeta a un gobierno común.
El orden político, sin embargo, no es cualquier tipo de orden; su implantación señala el reconocimiento de la libertad, puesto que la política entraña cierta tolerancia de verdades divergentes y el reconocimiento de que la gobernación no sólo es posible sino que se ejerce mejor cuando los intereses rivales se disputan en un foro abierto. La política son las acciones públicas de los hombres libres. La libertad protege a los hombres de las acciones públicas.
La política es solo una de las soluciones posibles al problema del orden y no es, ni mucho menos, la más habitual. La tiranía es una opción aún hoy bastante buscada. Ella busca destruir, coaccionar o intimidar a la mayoría de los grupos sociales en beneficio exclusivo del tirano y su grupo. El sistema político de gobierno, en cambio, consiste en escuchar a esos otros grupos a fin de conciliarlos en la medida de lo posible y en ofrecerles categoría legal, protección y medios de expresión claros y razonablemente seguros, todo lo cual debe permitir que esos otros grupos puedan hablar y, lo hagan con libertad. Además la política debería acercar a esos grupos entre sí, de manera que cada uno de ellos y el conjunto de todos puedan hacer una contribución real al objetivo general de la gobernación: el mantenimiento del orden democrático.
Puesto en estos términos, concluyo dos cosas: 1) sin dudas, vale la pena defender la política; 2) aún no hemos cruzado el desierto. Nos falta mucho trabajo para “recuperar” la política en Argentina.
«Aún no hemos cruzado el desierto» Si está referido a la salida de los judíos de Egipto, deberíamos considerar: a. hubo un líder al frente que tuvo claro el camino que emprendía y las dificultades a enfrentar; b. para olvidarse de la esclavitud ese pueblo tuvo que «vagar» 40 años por el desierto. Recién la generación, educada en la privación, con nuevas normas de convivencia y en libertad pudo acceder a un nuevo modo de vida. ; c. ese líder que los condujo no entró a la tierra prometida. Seguramente el tenía el objetivo de liberarlos de ser esclavos pero fue otro fue el que pudo conducirlos hacia la «normalidad» d. en ese desierto recibieron -se educaron en- principios básicos bajo la forma de mandamientos para vivir en comunidad y respetarse. Era la norma que rigieron durante la travesía. e. el sustento de la gente fue precario y aprendió a partir de ahí para poder convivir en la abundancia. ¿Nos hara falta que pase una generación para tener una Argentina distinta?
Buen fin de semana
Que buena nota. Que oportuna. Y cuan relevante hoy dia, dado el acuerdo politico en la oposicion republicana. Vuelve la politica finalmente!
«¡Chapeau!»
Leía el diario hoy y tuve un lindo momento pues recorde mi juventud. Viendo como los peronistas, desesperados, insultan y agravian, me acorde cuando Cafiero y Manzano, viendo que Menem junto a Mera Figueroa se los comía crudos, hicieron lo mismo. Algunas cosas no cambian.
http://elpais.com/diario/1988/04/30/internacional/578354423_850215.html
Por otra parte, también me alegro ver como Juan Manuel tiene los reflejos políticos de Julio.
Mauricio Macri armo un partido y le ganó la elección Sra. Presidente, como usted pidió no muy democráticamente. Acepte la derrota con nobleza. Facilite una transición democrática.
¿Por qué tanto run-run con la decisión de la presiente de no participar de la ceremonia de transferencia de mando? No cambia nada. Vuelve a mostrar su liderazgo anti-republicano. No agrega nada a la historia. Let it be, let it be.