Jean Tirole – Premio Nobel de economía 2014

Cada año en Toulouse, más o menos para esta época, se reactivaba la especulación y se renovaba la esperanza: ¿será este año que la Academia Sueca decidirá finalmente otorgarle el premio Nobel de economía a Jean Tirole? Y cada año, la misma decepción cuando finalmente el premio iba a parar a algún otro genio. Hasta este año. La noticia llegó cuando ya casi no la esperábamos. Por eso hoy mi mamá puede decir: “Tengo una foto de un premio Nobel aplaudiendo a mi hija”.[1]

Cuando llegué a la Universidad de Toulouse para hacer mi doctorado en 1998, conocía a Jean Tirole por sus libros, en particular, Industrial Organization y The Theory of Procurement and Regulation. Imaginaba encontrar a un señor mayor, un poco retirado en su oficina y con escaso contacto con los estudiantes, excepto cuando enseñara un curso. En mi imaginación, Monsieur Tirole era una especie de entidad, más que una persona. Una mezcla de ermitaño y máquina de escribir papers. De hecho, mi primera impresión pareció confirmar lo que yo creía: su oficina era la última, al fondo, en el último piso del edificio F de la Manufacture des Tabacs, donde funciona la escuela doctoral.

Empecé a descubrir que además de un genio era un ser humano cuando lo tuve como profesor en el curso de Corporate Finance. Tuve muchos buenos profesores en Toulouse, pero sin duda Jean está en el top 5. Capaz de reducir el paper más difícil en 2 o 3 ecuaciones para transmitir la intuición.

Una de las características más llamativas de Jean es su eclecticismo. No conocí otro profesor que fuera capaz de investigar y escribir sobre tantos temas diferentes, desde regulación de servicios públicos a modelos principal-agente con doble asimetría de información, pasando por two-sided markets la industria de open source software y las finanzas corporativas. En mi opinión, la gran contribución de Jean es haber demostrado la versatilidad de un marco conceptual de análisis para entender una gran variedad de fenómenos económicos.

Tirole no es solo un académico. A través del Institut d’Économie Industrielle (IDEI) de la Universidad de Toulouse, está en contacto permanente con los problemas reales de la economía francesa y europea. Tiene una capacidad asombrosa para traducir los resultados de la teoría económica en recomendaciones de política claras y sencillas.

Además de todas esas cualidades relacionadas con el ámbito académico, demostró también tener capacidades gerenciales. La Universidad de Toulouse (ahora Toulouse School of Economics – TSE), a diferencia de las universidades norteamericanas, se financia en gran parte a través del IDEI y sus contratos con empresas. Ese fue el sistema que ideó Jean-Jacques Laffont para poder pagar salarios medianamente competitivos, que la universidad pública francesa no financiaba. Hacia fines de 2002 Jean-Jacques fue sorprendido por un cáncer y dejó en Jean la responsabilidad de continuar con su tarea en la TSE. Debo decir que en, en un principio, los que estábamos allá dudamos de que hubiera sido una buena decisión. Pensábamos: “Jean es un gran académico y un gran profesor pero, ¿será capaz de ocuparse de las cuestiones administrativas y gerenciales que esta tarea demanda?” La respuesta está a la vista. La TSE sigue avanzando y cada vez recibe un mayor número de estudiantes extranjeros. Diría que Jean asumió las tareas de Jean-Jacques, en parte, como un tributo. Jean-Jacques era mi director de tesis cuando se enfermó. A mí todavía me quedaba un año para terminar. Un día, sin que yo le hubiera dicho nada, me llegó un email de Jean para que fuera a verlo a su oficina. Me dijo: “Tenemos que ocuparnos de tu job market y de tu defensa de tesis”. Y así fue como terminó tomando el lugar de Jean-Jacques, escribiéndome cartas de recomendación y organizando el jurado de mi tesis.

Valgan estas líneas como un homenaje a un académico de primer nivel, un profesor de lujo y, sobre todo, una gran persona.

 

[1] Foto tomada el 6 de mayo de 2003 en la Universidad de Toulouse cuando el jurado aprobó mi tesis doctoral.