Aunque hubo fallas, la Presidencia de Sebastián Piñera fue un aporte para el país en varios aspectos, por lo que merece valoración y respeto. Dicho eso, quiero discutir las causas del boom del empleo desde 2010, porque será una vara que la prensa usará para juzgar al gobierno entrante y porque
latinoamericanas típicas la gente con menos calificación y con más riesgo de caer en el desempleo trabaja en servicios o construcción, no en sectores exportables, como sí ocurre en algunas ciudades asiáticas.
En Chile, la gran riqueza exportable se genera fuera de la ciudad; en Argentina, la soya no está en Buenos Aires, y en Perú, las minas están lejos de Lima. Técnicamente, tenemos ciudades de “no-transables”, de consumo más que de exportación. Eso nos podría ayudar a entender por qué con dólar “competitivo” a 750 pesos el 2003 teníamos
mucho más desempleo que hoy. También sabemos que las firmas, sobre todo las multinacionales, no reaccionaron tan inmediatamente en su inversión ante el boom de precios del cobre desde 2005. Los precios futuros de cobre –que son un poco menos ruidosos para decidir sobre inversión- estaban más abajo que el precio spot hasta 2008 y para el mercado no era tan claro que el boom de precios fuera a perdurar. En ese contexto, el gobierno Bachelet tampoco gastaba tanto –obviando el impulso contracíclico–, porque no era claro que el regalo del cobre fuera a durar, y lo responsable era guardar. Si bien las empresas de cobre que estaban instaladas hicieron bastante caja, ellas también demoraron en invertir todo lo que uno esperaría, incluso con algo de enfriamiento alrededor de 2009. Una vez amainada la crisis internacional, hacia 2010 la inversión se vino con todo. Obviamente, nadie entendido esperaría que esa tasa de inversión fuera sustentable por sí sola, porque el país debía ajustar su stock de capital a un precio del cobre más alto. Cuando ya se alcanza esa mayor capacidad, entonces sólo se invierte para mantener, no para crecer más que la tendencia. Y por el lado fiscal, si bien la recaudación directa por cobre bajó ecientemente por el alza de costos, una parte de esos costos fueron mayores salarios y pagos a factores nacionales, que indirectamente mejoran la caja fiscal por impuestos generales (p. ej. IVA) y también aumentan la actividad.
Raya para la suma, yo creo que hoy deberíamos hablar de una “normalización” de la economía más que de una “desaceleración”, y donde la mejora del desempleo es porque llegó un boom de ingreso que se gasta en las ciudades.
Pero el crecimiento potencial de largo plazo no parece haber cambiado. No veo plausible que la magnitud de la recuperación posrecesión 2009 y el posterior boom de inversión y empleo sean eventos replicables causados por políticas del gobierno saliente. Sin reformas de magnitud, pareciera que para entender el ingreso nacional en Chile más vale mirar a China que a La Moneda.