Hace unos meses un editorial de La Nación decía que la caída en la importación de bienes intermedios -generada por las trabas a la importación- tenía como consecuencia un impacto cada vez más notorio en la exportación de productos industrializados. La pregunta que surge es: ¿cuán grande es este costo en las exportaciones y qué evidencia hay al respecto?
La importación de bienes intermedios es uno de los principales mecanismos a través de los cuales el comercio internacional puede impulsar el crecimiento económico. Vía la importación de insumos intermedios de mayor calidad, las empresas de un país pueden beneficiarse de las innovaciones tecnológicas realizadas por empresas de otros países, lo que ayuda a mejorar su productividad y calidad de producción, características indispensables para su desarrollo y éxito exportador. Las trabas a la importación limitan el acceso a estos insumos intermedios, restringiendo el desarrollo y la capacidad exportadora de las empresas locales. Y aun cuando la calidad de los insumos extranjeros no sea superior que la de los locales, las trabas a las importaciones pueden reducir las exportaciones al aumentar los costos de producción y reducir la competitividad internacional de las empresas locales. El costo sobre las exportaciones puede ser muy importante. ¿Cuánto?
Un estudio de la economista Maria Bas estimó, en base a datos de los primeros años de la década del 90, que un aumento de 10 puntos porcentuales en los aranceles de importación, reducen entre un 6% y un 8% la probabilidad de que una empresa argentina promedio pueda exportar. Estos resultados sugieren que el efecto negativo de las trabas a las importaciones era muy negativo a principios de la década del 90, pero es muy probable que en la actualidad el costo sobre las exportaciones sea mucho mayor.
En un estudio para 54 países que realizamos recientemente junto a los economistas Åsa Johansson y Przemyslaw Kowalski, encontramos que el efecto negativo que las trabas a la importación de bienes intermedios tienen sobre las exportaciones se ha duplicado en los últimos 20 años. Mientras que a comienzos de los años 90 un aumento de 10 puntos porcentuales en aranceles a los bienes intermedios podía reducir en alrededor de un 16% las exportaciones totales de las industrias más dependientes de esos bienes intermedios, en la actualidad el efecto negativo puede superar el 30%.
¿Por qué se ha incrementado el costo que generan las trabas a las importaciones? Para entenderlo vale la pena comparar dos mundos extremos hipotéticos.
Por un lado, imaginemos un mundo bien simple en el que todos los bienes son producidos íntegramente en un país; donde el comercio internacional puede ser visto como la competencia entre productos 100% nacionales vs. productos 100% extranjeros. En este mundo, las trabas a la importación solo perjudicarían a los consumidores al aumentar los precios de los bienes, pero no generarían ningún efecto negativo sobre la producción nacional. De hecho podrían servir para fomentar la producción y el empleo local.
En cambio, en un mundo más complejo en el que el 100% de los bienes que se comercian internacionalmente son bienes intermedios y donde la producción de cualquier producto nacional depende de bienes intermedios importados, las trabas a la importación ya no solo afectarían a los consumidores, sino que, como discutimos más arriba, reducirían la productividad y el crecimiento de industrias locales, afectando negativamente a las exportaciones y a la creación de empleo local. En este mundo hipotético más complejo, las trabas a las importaciones serían muy dañinas.
¿Qué ha pasado en las últimas décadas? El mundo, que hace 100 años era muy parecido al mundo hipotético más simple, está cambiando y pareciéndose cada vez más al mundo hipotético más complejo.
Un siglo atrás, la mayoría de los bienes que se comerciaban internacionalmente tenían prácticamente el 100% de su cadena de producción dentro de un mismo país; eran productos “100% nacionales”. Así, hay quienes argumentan que las trabas a las importaciones ayudaron a muchos países a desarrollar sus industrias en el siglo pasado.
Pero el mundo está cambiando rápidamente, en particular durante los últimos 20 años, y con él la efectividad de muchas de éstas políticas. Específicamente, debido al creciente rol de las Cadenas Globales de Valor, en la actualidad casi el 60% del comercio de bienes y más del 75% del comercio de servicios se basa en insumos intermedios. Por lo que no debería sorprender que las trabas a las importaciones sean cada vez más perjudiciales. Hoy el productor doméstico depende cada vez más para su eficacia de las importaciones de bienes y servicios intermedios.
Es más, hoy es mucho más probable que muchos bienes o servicios importados ya tengan a su vez incorporado valor agregado (con anterioridad) por otro productor nacional. Así, las trabas a la importación podrían afectar a las exportaciones no solo por el lado de la oferta -vía costo y productividad-, sino también, y de manera indirecta, por el lado de la demanda. Pero eso es material para otra columna.
Comporto la intuición de que las trabas a las importaciones pueden ser muy costosas. quizá más por la cadena de producción. Sin embargo, en este paper
http://economics.mit.edu/files/7571
Costinot y sus coautores argumentan que 1. los costos por trabas al comercio no son tan altos; 2. el costo no depende necesariamente de los detalles de la estructura de producción de la economía, una vez que condicionamos el calculo a ciertas observaciones como la fracción comerciara y ciertas elasticidades. Respecto al ultimo punto, en el paper te dan una formula para calcular el costo que require unos pocos observables. Solo puede importar la estructura de producción y de comercio entonces por su efecto en estas variables observables.
El paper ha generado mucho debate entre académicos especializados en comercio internacional. Aun se discute cuán general son las conclusiones 1 y 2 de este paper (porque, claro, hacen algunos supuestos, que, sin embargo, capturan mucho de los supuestos asumidos por otros autores). Por el momento nadie ha podido rebatir por complete este argumento y por lo tanto demostrar en forma convincente que la cadena de producción y comercialización internacional moderna globalizada generan mayores costos de las trabas a las importaciones.
Iván, muchas gracias por tu excelente comentario. Conozco el trabajo de Arkolakis y cía, y, en general comparto, tus apreciaciones. Quiero agregar dos cosas: (1) creo que vos tenes en mente el efecto sobre welfare –que es lo más importante desde el punto de vista de política- y el efecto del que hablo en el artículo es sobre las exportaciones; (2) en cuanto al efecto sobre welfare, el trabajo de Arkolakis y cía es muy bueno y difícil de rebatir, pero creo que los resultados dependen del supuesto que la productividad de las empresas locales es constante. En cambio, si la productividad de las empresas locales es endógena al comercio –que es lo que sugiero en la columna-, el aumento en welfare puede ser arbitrariamente alto (ver Melitz and Redding, NBER 2014), en particular cuando las cadenas de valor globales son más largas, porque en cada stage de producción, el comercio aumentaría la productividad. ¡Saludos!