A partir del funcionamiento pleno de la constitución de 1853 y por un poco más de un siglo, el ingreso por habitante en nuestro país fue muy superior a la media de América Latina. Pero a mediados de los 70’s comienza un deterioro relativo a la región por lo que a principios de los 90’s el ingreso promedio prácticamente converge al promedio de América Latina (AL).
No hace falta recordar a ningún lector potencial de esta entrada, que entre 1975 y 1990, tuvimos la peor época de inestabilidad macroeconómica de nuestra historia: déficits crónicos que generaron inflaciones galopantes. Hoy no toleramos tasas de inflación anuales que en esos años eran muy comunes en un trimestre o incluso en algún mes.
GRÁFICO 1
El gráfico 1 muestra la evolución relativa de los países grandes de AL de 1979 en adelante. Los datos están en dólares constantes y ajustados por el poder de compra del dólar en el país correspondiente (son los datos de “World Penn Tables”). Mi intención hoy no es discutir quién es más rico o más pobre. Lo que quiero es comparar el crecimiento de un país relativo al resto de los países de la región. Por ello, el valor del ingreso promedio para cada país esta igualado a 1 en el año 1979. La línea negra gruesa es Argentina, que parece moverse con el cardumen. Lo que el gráfico muestra con claridad, es que Chile (la línea violeta que va por arriba de todos) ha crecido, a partir de finales de los 80, mucho más que el resto. Es por esto que mucho pensamos que la región tiene mucho que aprender de Chile.
Pero como mi intención es discutir nuestra historia reciente, voy a concentrarme en el gráfico 2, que es como el anterior, pero sin Chile y con el eje vertical corregido para poder ver mejor el detalle. Y este gráfico muestra que en realidad, no nos hemos movido con el cardumen. Para 1990, hay solo 3 países que lo hicieron peor que nosotros: Venezuela, Bolivia y Perú; y uno que esta muy cerca nuestro: Ecuador. Para que nos entendamos, si fueran las eliminatorias, no llegamos ni al repechaje.
GRÁFICO 2
La estabilidad macroeconómica que comienza en 1991 coincide con una rápida recuperación. Rápidamente superamos a Ecuador y Brasil, a mediados de la década Méjico queda atrás (no es tanto mérito nuestro sino problemas mejicanos) y hacia el final de la década superamos por muy poco a Paraguay, de tal manera que en 1999 quedamos terceros luego de Uruguay y Colombia. Pero dura poco, ya en el 2001 somos superados por Méjico y Paraguay y para el fatídico 2002 hemos vuelto a la posición de 1991, empatados con Ecuador y sólo superando a Perú, Bolivia y Venezuela, quien parece haber perdido el tren (y esto no tiene nada que ver con Chavez!). De nuevo, para el 2002, estamos lejos del mundial.
Y la estabilidad macroeconómica que comienza en el 2002, nuevamente coincide con una gran recuperación. Inmediatamente dejamos lejos a Ecuador, rápidamente superamos a Brasil y Paraguay y alcanzamos a Méjico justo antes de la crisis del 2008, que los afecta mucho más a ellos que a nosotros. Así, para el 2010, estamos cómodos en el cuarto puesto (recuerden que Chile clasificó en el gráfico anterior) y nos salvamos del repechaje.
Mi conclusión: mas allá de las discusiones ideológicas, que con tanta pasión vivimos hoy, a la economía le ha ido bien cuando hemos conseguido estabilidad macroeconómica.
Bienvenidas sean las discusiones ideológicas. Sin ellas, no hay democracia. Yo, personalmente, preferiría que se hicieran en un marco de mayor tolerancia a la diversidad y con mayor capacidad de búsqueda de consensos para que no todas las decisiones sean ocasión para confrontar (importante aclaración: en esta visión incluyo a los que hoy ocupan los ministerios y a los que representan a la oposición).
Mi esperanza, amanecida sobre los gráficos de arriba, es que las discusiones ideológicas no tengan a la estabilidad macroeconómica como daño colateral. Y que para el 2020 estemos disputando el primer puesto con Chile.
Amén.
Juan Pablo,
Lamento decirle que la situación relativa de las economías de Argentina y Chile en el 2020 o incluso en el 2013, 2014, etc., dependerá principalmente de cómo varíen el precio de la soja y el precio del cobre en los mercados mundiales. Hoy los dos precios están muy altos –especialmente la soja por el efecto extraordinario de la sequía en EEUU– pero si mañana cualquiera de los dos (o peor todavía los dos) cae un 50% no me extrañaría.
Muchos argentinos ya saben y reconocen la vulnerabilidad de Argentina al precio de la soja –en buena medida vulnerabilidad auto-infligida porque la política no permite medidas preventivas y no facilitará medidas correctivas si fueran necesarias (en otras palabras, terminará en un “…azo“).
En relación a la historia reciente de la economía chilena, los economistas argentinos ignoran –entre muchas cosas– su alto grado de vulnerabilidad al precio del cobre. El fuerte desarrollo de la economía chilena luego de las graves crisis de la UP (1970-73), del cobre (1975) y de la banca y deuda externa (1982-83) ha sido posible en gran medida primero por la expansión de la producción de cobre (esta expansión tuvo lugar luego de aprobado el Código de Minería de José Piñera recogiendo el régimen de propiedad y concesiones de la Constitución de 1980) y segundo por el fuerte aumento del precio del cobre a partir de 2003. Hoy hay varios proyectos importantes de inversión en cobre (y también en oro y otros minerales) que podrían cambiar mucho el futuro de la economía chilena si se concretan (la incapacidad de los varios gobiernos de la Concertación y ahora de la Alianza ha impedido aumentar la producción de electricidad, insumo esencial para la minería). Pero existe la amenaza de una fuerte caída en el precio mundial del cobre. Digamos que hoy el precio es 3,50 dólares la libra lo que equivale (estimación grosera) al doble del precio promedio ajustado por inflación mundial del período 1950-2000. El fuerte aumento de los costos de producción me lleva a pensar que si el precio cae a 2,50 dólares no habrá expansión de la oferta y probablemente una reducción, y además el Estado dejará de percibir un ingreso importante.
Siempre he lamentado que ni la historia económica argentina ni la chilena se conozcan bien y no se haya hecho un esfuerzo serio de comparar lo que ha pasado en los dos países en los últimos 50 años. Y lo lamento no porque piense que se pueden sacar grandes lecciones o generar evidencia en apoyo de alguna teoría general de la estabilidad o el crecimiento, sino porque permitiría destacar similitudes y diferencias en la institucionalidad, la política y el bienestar de los dos países.
Usted dice que «el fuerte desarrollo de la economia chilena … ha sido posible en gran medida primero por la expansión de la producción de cobre … y segundo por el fuerte aumento del precio del cobre a partir de 2003»; sin embargo, en el primer gráfico se ve claramente que ya para el año 2000 (antes del boom de los commodities) la economía chilena ya había logrado duplicar su ingreso promedio con relación a 1979, superando ampliamente el crecimiento de todos los demás países latinoamericanos. Sospecho que el cobre sea quizás menos importante que la buena gestión macroeconómica que los chilenos han disfrutado en las últimas décadas. Un período continuado de estabilidad macroeconómica ha permitido a la economía chilena crecer sin interrupciones.
En 1979, el ingreso per capita de Chile fue similar al de 1970. En 1981, fue mayor que en 1979, pero en 1983 había disminuido por lo menos un 20 por ciento respecto a 1981. Si recuerdo bien en 1988 recuperó el nivel de 1981 y desde entonces ha venido creciendo en tres etapas. Primero, hasta 1997 a una tasa alta en relación a su historia (período de expansión de la producción de cobre). Segundo, hasta 2003 a una tasa mucho más baja que en el período anterior (período de estancamiento del valor de la producción de cobre). Y tercero, desde 2003 a una tasa entre las tasas de los dos períodos anteriores (período de alto precio del cobre).
Cualquier cálculo está condicionado por las manipulaciones que se hagan para llegar al ingreso “real“. Tenga en cuenta que el dólar hoy está a 470 pesos, pero llegó a estar en 2003 en 692 pesos (promedio anual, el más alto de la historia del peso desde su creación en octubre 1975, cuando el tipo de cambio fue de 6,80 pesos por dólar) y que la cotización diaria más alta fue de 758 pesos el 11 de marzo de 2003. Desde entonces disminuyó fuerte hasta la crisis de septiembre de 2008, cuando el precio del cobre cayó fuerte por unas semanas, y el dólar aumentó desde 540 pesos (17 de septiembre) hasta 675 pesos (4 de diciembre). Desde esta última fecha disminuyó hasta un piso de unos 450 pesos y luego ha estado saltando sobre él. Yo apuesto a que si hoy el precio del cobre cae a 2,50 dólares la libra, el tipo de cambio salta a por lo menos 700 pesos por dólar.
Por supuesto, cualquiera que observa cómo se ha depreciado el peso en relación al dólar desde la creación del peso hasta su máximo nominal (desde 6,80 a 758) y cómo luego se ha revalorizado (pero teniendo en cuenta lo ocurrido en 2008), podría concluir que la mentada estabilidad macroeconómica no es tal. Más aún si se observa que –a diferencia de la agricultura argentina pero parecido a sus ciclos ganaderos– los principales “commodities“ chilenos son bienes que requieren inversiones de larga maduración y por lo tanto las variaciones fuertes de su producción hay que analizarlas en períodos largos. Por ejemplo, cuando el 14 de junio de 1982 se devaluó el peso chileno, el aumento de las exportaciones tardó un tiempo porque los manzanos chilenos (fuertes inversiones realizadas entre 1978 y 1981) se tomaron su tiempo normal para entrar en producción.
Por su comentario a mi comentario me doy cuenta que puede pensarse que mi comentario inicial cuestionaba el “modelo chileno“ de crecimiento. No, yo no lo cuestiono. Aplaudí ayer, lo aplaudo hoy y seguramente aplaudiré siempre lo mucho que se hizo luego de la grave crisis precipitada por la UP (diciembre 1970 a septiembre 1973) para “volver a crecer“.
Hay que tener en cuenta el contexto mundial de las reformas introducidas a partir de 1975. Los beneficios de la recuperación de la postguerra se habían terminado hacia 1970 y la situación política mundial generó un nivel de incertidumbre que hoy se olvida fácilmente. Sin esas reformas, Chile nunca habría vuelto a crecer, aunque los resultados no fueron tan buenos como se esperó en un momento (en particular primer semestre de 1980, cuando las expectativas de un alto crecimiento permitieron que Pinochet aceptara la solución de dos constituciones –una que le aseguraba el poder por 16 años y otra que vendría luego de esa “transición“). La crisis de 1982-83 fue un golpe fuerte a esas expectativas, cuestionando las reformas pero acelerando la salida de Pinochet (recuerde que perdió el plebiscito 1988 de su “re-elección“ 56 a 44 y sin crisis seguramente habría sido re-elegido).
Cuando se instaló el gobierno de la Concertación en marzo 1990, Alejandro Foxley y su equipo tuvieron que aceptar el “modelo“ heredado del gobierno militar a pesar de todas las críticas que le habían hecho (ver los trabajos de Cieplan, instituto que en 1973 era parte de la Universidad Católica y luego se “independizó“ para recibir financiamiento externo, siempre bajo la dirección de Alejandro). Durante la Concertación muchos ajustes al modelo lo perfeccionaron, pero muchos otros introdujeron palos en las ruedas y hoy el modelo es muy distinto a su versión original. Además, la situación política interna ha cambiado mucho luego que la Concertación perdiera la última elección presidencial. Chile nunca será Argentina, pero su institucionalidad y su política no ayudan a crecer y el crecimiento sigue dependiendo del cobre.
Juan Pablo,
Me gusta mucho el planteo de debate con tolerancia a la diversidad de opinión. Tenemos que lograr que el eje de la discusión pase por progreso, equilibrio y visión a más largo plazo que hasta el momento. Una pregunta para vos, si a largo plazo la estabilidad macro económica de USA aparentemente está en cuestión, no sería éste un momento y oportunidad increíble para que Argentina mejore su posición? Cual es tu opinión respecto al QE3 y cómo afectaría las posibilidades de progreso?
Un saludo cordial, otro Tucumano.
Pero el gobierno lleva años toqueteando la inflación oficial . Esa gráfica no es real.
Why isn’t Chile regarded as more of a role model? Are Cole and Ohanian right that the whole continent is a disaster?
http://ideas.repec.org/p/fip/fedmsr/351.html