¿Cuando se quebró la promesa de crecimiento Argentino?

Los que de vez en cuando leemos sobre historia económica Argentina, invariantemente nos encontramos con la siguiente afirmación: Argentina fue un país con un futuro promisorio, que no se realizo. Es decir, desde algún momento y por algún motivo, el crecimiento y bienestar que esperábamos como argentinos no ocurrió. Ante tal afirmación, personalmente quisiera responder dos preguntas: Primero, ¿cuando fue que esta ilusión se “rompió”? Segundo, ¿Por qué?

El objetivo de esta nota es proveer cierta evidencia que ayude a responder la primera de estas preguntas. Más aun, quiero hacerlo sin pretender tener demasiada teoría económica: la intención es usar un modelo estadístico flexible que permita ver cambios en el tiempo y así, en principio, poder identificar cuando es que la promesa se “rompió”. La ventaja de un enfoque meramente estadístico es clara: no necesitamos asumir demasiado y por ende los resultados dependen de muy poco. La desventaja, siempre la hay, es que no voy a poder decir mucho respecto a la segunda pregunta: causalidad va a quedar afuera de esta nota (¡nada es gratis!). De todos modos, quizás este ejercicio ayude a pensar también en el porqué del quiebre.

Para responder esta pregunta me voy a concentrar en el crecimiento del PBI per cápita. Si bien no es una medida perfecta de bienestar, creo que es la variable indicada para nuestra tarea. En particular, quiero tener evidencia de cómo evolucionaron las expectativas del crecimiento del PBI per cápita de los argentinos en el largo plazo. Es decir, quiero poder responder, en un año cualquiera, cuanto esperábamos crecer en promedio. Para este ejercicio, es importante tener una serie de datos larga, por lo que voy a usar la que construyo Martin Uribe con sus coautores para el trabajo “Real Business Cycles in Emerging Economies” que cubre el periodo 1900-2005 con frecuencia anual.  Además, extendí la serie hasta el 2010 con los datos que publica el INDEC[1].

Necesito un párrafo técnico para explicar la estimación, prometo ser breve. El modelo que voy a estimar es un AR(2) (proceso autorregresivo de orden 2) para el PBI per-cápita Argentino, donde tanto los coeficientes como la volatilidad pueden cambiar en el tiempo. En particular, asumimos que los coeficientes siguen un “random walk” y que la volatilidad sigue un “geometric random walk”. Las siguientes ecuaciones caracterizan el modelo

$latex \Delta y_t = c_t + \rho_{1,t} \Delta y_{t-1} + \rho_{2,t} \Delta y_{t-2} + \sigma_t \varepsilon_t \\ \theta_t = \theta_{t-1} + \nu_t \\ \ln \sigma_t = \ln \sigma_{t-1} + \eta_t$

Donde $latex \Delta y_t$ es el crecimiento (en logs) del PBI per-cápita, $latex \theta_t = [c_t, \ \rho_{1,t}, \ \rho_{2,t}]’$, $latex \nu_t\sim N(0,Q)$ y $latex \eta_t \sim N(0,\tau)$. Noten que si tanto $latex Q$ como $latex \tau$ son (cercanos a) cero, el modelo es un AR(2) estándar sin cambio de parámetros. La estimación requiere de métodos Bayesianos, quien este interesado puede encontrar los detalles en Cogley and Sargent (2005) o Primiceri (2005). Para construir la distribución de probabilidad a priori (prior) use los datos de Gerchunoff y Llach en “El ciclo de la ilusión y el desencanto” para los años 1885-1899. Todos los resultados a continuación corresponden a las medias de la distribución posterior del modelo.

A mi limitado conocer, este es uno de los modelos estadísticos más flexibles que sabemos estimar hoy en día[2]. En particular, nos permite estimar, en cada año, dos estadísticos que describen las expectativas del comportamiento de largo plazo del PBI per-cápita: la esperanza del crecimiento y su volatilidad. Estos momentos los podemos computar de la siguiente manera

$latex \mu_{\Delta y, t} = \frac{c_t}{1 – \rho_{1,t} – \rho_{2,t}} \\ \sigma^2_{\Delta y, t} = \frac{\sigma^2_t}{1 – \rho^2_{1,t} – \rho^2_{2,t}}$

La figura 1 muestra la evolución de la media de largo plazo y la figura 2 muestra su varianza. Como se puede ver, los datos parecen favorecer cambios en el proceso que describe el crecimiento del PBI per-cápita Argentino en los últimos 110 años. Personalmente, veo 3 comportamientos interesantes que discuto a continuación.

Primero, la media a la que esperábamos crecer bajo en el tiempo. A principios de siglo esperábamos un 3.3% que fue sistemáticamente cayendo hasta alcanzar un mínimo de 3.07% en 1989. La década de 1990 muestra una pequeña recuperación, que se mantiene en alza durante los últimos diez años y nos deja en un 3.11% en el 2010. Sin embargo, no hemos logrado recuperar los valores de principio de siglo. Por lo tanto, el ejercicio muestra esta “promesa incumplida”: no solo tuvimos tiempos económicos turbulentos, sino que después de más de cien años esperamos crecer menos que un siglo atrás. ¿Es esta diferencia importante? Si en vez de mantener el actual 3.11% logramos recuperar el 3.3% que supimos conseguir, la diferencia en el PBI per-cápita después de un siglo será del 20%. No me parece poco.

 

Figura 1: Media de largo plazo – Argentina 1900-2010

 

Figura 2: Desvío de largo plazo – Argentina 1900-2010

Segundo, no vemos un corte estructural. Por lo menos, este ejercicio no provee evidencias de un solo quiebre durante los últimos cien años. Por el contrario, lo que vemos es una caida constante en las expectativas de crecimiento de largo plazo de la Argentina. Si pensamos que estos parámetros estimados representan, al menos en parte, políticas económicas tomadas durante los años, es difícil argumentar que hubo una sola época de malas políticas. Por el contrario, si las hubo, fueron muchas.

Tercero, la varianza del crecimiento cayó hasta 1976, momento en el que comenzó nuevamente a subir hasta el 2002. Durante los últimos años, la varianza casi no se mueve. Aunque en menor medida, esto también muestra una “promesa incumplida”: durante más de siete décadas logramos una economía cada vez más estable, tarea que no supimos mantener en los últimos años.

Para concluir el análisis, me gustaría ofrecer un punto de de comparación -sobre todo porque no vi este ejercicio hecho para otros países. En particular, quisiera responder dos preguntas: Primero, ¿es “normal” esta caída en las expectativas de crecimiento en el largo plazo?  Quizás esta es la evolución natural de una economía tras un siglo de desarrollo. Segundo, ¿lograron también otros países un decrecimiento en la volatilidad? Las figuras 3 y 4 muestran la media de crecimiento y su volatilidad para Australia, Brasil, Canadá, Chile y Uruguay durante el periodo 1900-2008[3]. Creo que hay dos conclusiones inmediatas. Primero, la caída en las expectativas de crecimiento no es “normal”, la dinámica para este grupo dista de esto. A excepción de Canadá, todos los países lograron un incremento en su media de largo plazo durante estos años. Particularmente exitosos fueron Brasil y Chile con un aumento del 14% y 11% respectivamente, en contraste con una caída Argentina del 6%. Segundo, la reducción de nuestra volatilidad es pequeña en comparación: mientras que Argentina logro una disminución del 3% durante estos años, Chile logro una del 93%, Canadá una del 89%[4], Australia una del 72% y Uruguay una del 60%. Cercano solo queda Brasil, con una caída del 5%. En conclusión, lejos de “normal”, la experiencia Argentina pareciera mas bien única.

 

Figura 3: Media de largo plazo – varios países 1900-2008

 

Figura 4: Desvío de largo plazo – varios países 1900-2010

Durante el periodo 1900-2010, Argentina experimento una variedad de contextos domésticos e internacionales, sin embargo este simple ejercicio no pareciera apuntar solamente a uno de estos contextos como el responsable de la “promesa incumplida”. Por el contrario, quizás la falta de constante es lo único que permaneció conjuntamente con la caída de nuestras expectativas sobre el largo plazo. En este sentido, este ejercicio ayuda un poco a pensar en la segunda pregunta que plantee al principio: ¿Por qué nos paso esto? Más aun, esto podría ser importante para la actualidad, donde ciertas políticas resultan un tanto erráticas y difíciles de prever. Lamentablemente, como dije al principio, causalidad quedara pendiente para una próxima nota.


[1] Entiendo que los datos de INDEC para este periodo no son los más confiables. De todos modos, no creo que los resultados cambien mucho usando otros datos.

[2] Obviamente, estimar un vector de variables podría ser mejor. También, estimar un “Markov switching model” podría ser una alternativa. De todos modos, los parámetros en este modelo siguen un proceso de Markov, pero con un soporte continuo en vez de discreto.

[3] Para estos países use la base de datos de Maddison: http://www.ggdc.net/maddison/oriindex.htm. Construí las distribuciónes de probabilidad a priori usando datos de 1870 a 1899. Agradezco a Andy Neumeyer la idea de comparar con estos países.

[4] La misma caída de volatilidad experimento EEUU, no incluido en el grafico.