Cómo no diseñar una comisión

Un tema clave de una comisión asesora presidencial es que no venga pauteada y realmente realice la labor que se le encomienda con independencia. En este sentido, la Comisión para el Financiamiento de la Educación no partió bien.

La semana pasada el ministro de Educación anunció la creación de una comisión de 12 expertos para proponer mecanismos que perfeccionen los sistemas de financiamiento estudiantil en la educación superior. La falta de diversidad entre los integrantes de la comisión y las declaraciones de su presidente en la conferencia de prensa donde se anunció la iniciativa son un mal augurio para esta iniciativa.

Bachelet
Varias fueron las comisiones asesoras presidenciales durante el gobierno de Michelle Bachelet. Entre los temas abordados estuvieron la reforma previsional, trabajo y equidad, probidad y transparencia, calidad de la educación, educación superior y políticas para la infancia.

El origen de algunas comisiones estuvo en promesas del programa de gobierno (reforma previsional, políticas para la infancia), en otros casos fue abordar temas que irrumpieron en la agenda pública mediante algún conflicto social (comisiones sobre trabajo y equidad y en educación) o escándalo (probidad y transparencia).

Un estudio de la Flacso clasificó un 64,8% de los integrantes de las comisiones como expertos en el tema, un 24,3% con experiencia en el sector público, y un 29% como representantes de grupos de interés relacionados con los objetivos de la comisión.

Los promedios anteriores esconden diferencias importantes. En cuatro de las seis comisiones los representantes de grupos de interés estaban en franca minoría (menos del 20% de los integrantes). En las comisiones de educación y educación superior, en cambio, más de dos tercios de los integrantes representaban intereses en juego. El número de integrantes también varió bastante de una comisión a otra, desde siete en la comisión de probidad hasta 81 en la de educación.

En todas las comisiones hubo mujeres, en la mayoría de ellas fueron una fracción importante de los integrantes, aunque ninguna de las comisiones fue presidida por una mujer.

Evaluar cuán exitosas fueron estas comisiones no es fácil, porque requiere definir qué se entiende por «éxito». También porque, sobre todo con comisiones que nacen para buscar soluciones ante problemas candentes, una evaluación rigurosa requiere preguntarse qué hubiese sucedido si no se crea la comisión.

Algo podemos aprender, sin embargo, considerando los proyectos de ley aprobados que salieron de propuestas de cada comisión. En esta dimensión posiblemente la comisión más exitosa fue la de la reforma previsional que se aprobó en 2008 y cuya implementación ha sido bien evaluada, a pesar de la oposición de las AFP a las licitaciones de paquetes de afiliados. Seguramente el éxito de esta comisión se debe, en parte, a que el gobierno de Bachelet tenía bastante trabajo avanzado para legislar en este tema al momento de llegar a La Moneda.

Del Consejo para la Infancia salió el programa Chile Crece Contigo, mientras que la Comisión de Trabajo y Equidad se tradujo en la legislación que crea el subsidio al empleo y que perfecciona el seguro de cesantía.

Posiblemente anticipando las movilizaciones estudiantiles de los últimos meses, ninguno de los tres proyectos cuyo origen se encuentra en la Comisión de Educación ha completado su trámite legislativo. Aunque los objetivos de una educación de mejor calidad son ampliamente compartidos, existen diferencias importantes, tanto entre nuestros parlamentarios como en sectores amplios de la población, sobre las mejores políticas para lograr dichos objetivos. Dichas diferencias han dificultado el trámite legislativo de las iniciativas legales que se originaron con el movimiento estudiantil del 2006.

Piñera
Seis han sido las comisiones asesoras presidenciales (o ministeriales) creadas bajo el gobierno de Sebastián Piñera. Los temas abordados son el mercado financiero, la seguridad en el trabajo, mujer y maternidad, la regla fiscal, sector eléctrico y financiamiento de la educación. Tres de las comisiones no tienen mujeres, mientras que dos de ellas son presididas por mujeres.

Varias de las propuestas hechas por estas comisiones son interesantes, particularmente las que provienen de la comisión financiera. Es demasiado temprano para evaluar el éxito de estas comisiones, ya que debe transcurrir más tiempo para saber si se traducen en proyectos de ley aprobados. De hecho, varias de las comisiones aún no evacuan sus informes finales.

Es posible, sin embargo, hacer algunos comentarios sobre las comisiones del actual gobierno, centrándose en la recientemente creada comisión sobre financiamiento de la educación.

Llama la atención que prácticamente todos los integrantes sean economistas o ingenieros comerciales. Aun si el tema era el financiamiento de la educación superior, la polémica de los últimos meses deja en claro que existen especialistas de varias disciplinas que pueden aportar a esta discusión. También llama la atención la ausencia de varios connotados expertos en educación. Puede ser que no hayan sido convocados o que no aceptaron participar, no lo sé, pero no recuerdo ausencias tan evidentes en ninguna de las comisiones del gobierno anterior.

Lo que más llama la atención, sin embargo, es la ausencia total de mujeres en la comisión. Chile tiene un número importante de expertas en educación, lo cual sugiere que simplemente ellas no estaban en el radar de quienes decidieron la composición de la comisión. ¿No hubo nadie en el gobierno que notó la falta de diversidad entre quienes integrarían la comisión, en un país que crecientemente exige se tenga en cuenta dicha diversidad, antes de que ésta se hiciera pública?

La crítica anterior no debiera interpretarse como una evaluación negativa de ningún miembro en particular. Cada uno de sus integrantes por separado es un digno miembro de una comisión sobre el financiamiento universitario. El problema está con el conjunto de sus miembros y su falta de diversidad, en varias dimensiones, lo cual le resta legitimidad.

Un tema clave de una comisión asesora presidencial es que no venga pauteada y realmente realice la labor que se le encomienda con independencia. En este sentido la Comisión para el Financiamiento de la Educación no partió bien cuando su presidente anunció en la conferencia de prensa donde se presentó la comisión que la gratuidad quedaba descartada. Esta era una conclusión posible luego de que la comisión realizara su trabajo y evacuara su informe final, pero no un anuncio a hacer el día de su primera reunión.

Una vez más la impericia del actual gobierno echa por tierra iniciativas que en el pasado hicieron aportes valiosos. R

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