La discusión de la reforma de pensiones se viene dura y será uno de los temas de la campaña presidencial que entró en una nueva fase esta semana. Es probable que no se alcance a legislar en este gobierno y que el tema quede pendiente para el gobierno entrante, con mucha presión por despacharlo el año que viene. Legislar sobre pensiones presentará un desafío mayor para quien resulte electo, pues por un lado tendrá un número creciente de jubilados muy descontentos con sus pensiones, que en la mayoría de los casos no llegan ni a la mitad del último sueldo, y por otro lado tendrá el lobby históricamente poderoso de las AFP.
Esta semana vimos indicios claros de cómo las AFP defenderán sus intereses. El miércoles, un influyente medio reveló los resultados de una encuesta evaluando la percepción ciudadana del proyecto de pensiones del gobierno. El reportaje, destacado en portada, no mencionaba que la encuesta había sido encargada por la Asociación de AFP de Chile. Mal. El gremio que agrupa a las AFP tiene derecho a encargar las encuestas que estime conveniente, pero debe ser transparente y exigir a los medios que cubren la noticia, en este caso probablemente en exclusiva, ya que no apareció en otros medios, que mencionen quién fue el mandante.
Segundo problema con la encuesta es que apenas el presidente del gremio da una entrevista comentando sus resultados, esta debiera ser pública, lo cual tampoco fue el caso. Contacté por teléfono al gerente de la Asociación de AFP, con quien trabajamos juntos en el directorio de la Sociedad Chilena de Políticas Públicas hace casi una década, para pedirle la encuesta y hacerle notar que no estaba disponible en la web de su asociación, por lo cual probablemente esté disponible cuando se publique esta columna, pero llamadas como esta no debieran ser necesarias.
Vamos ahora a los resultados de la encuesta. Un primer dato es que un 52 por ciento de los encuestados está en desacuerdo con la propuesta del gobierno vs. un 30 por ciento que está de acuerdo. La pregunta obvia para hacer a continuación habría sido averiguar los motivos de quienes no están de acuerdo, porque es probable que se dividan en dos grupos muy distintos, uno que quiere menos AFP de lo que considera el proyecto del gobierno y otro que quiere más AFP. El proyecto del gobierno deja a las AFP con el negocio que tienen en la actualidad, ni más AFP, ni menos AFP, lo mismo.
Que la mayoría desapruebe la propuesta del gobierno lleva al presidente de la Asociación de AFP a concluir que “las buenas reformas previsionales que tienen efecto en el largo plazo no solo tienen que estar bien hechas, sino que deben conciliar un respaldo mayoritario de la ciudadanía”. Ergo, siguiendo la línea argumental del representante gremial, la reforma del gobierno no debe aprobarse, porque no concita un apoyo mayoritario. El objetivo planteado por el máximo representante de las AFP es razonable, pero desgraciadamente no incluyó preguntas que permitan concluir si existe una reforma capaz de lograr este objetivo. La conclusión a la que llegamos con el grupo que trabajamos el tema de pensiones en Espacio Público es que puede ser más realista conformarse con una reforma que concite una “aceptación mayoritaria”. El tema nos divide demasiado para aspirar a más que eso.
La encuesta también busca legitimar el principal argumento que han esgrimido las AFP para que los montos adicionales que coticen los afiliados sean administrados por ellas: que están dispuestas a hacerlo gratis. En la encuesta se plantea la disyuntiva entre pagar y no pagar una comisión por la administración del 5 por ciento de cotización adicional. Esa es la pregunta. Era que no, entre pagar y no pagar, la mayoría prefiere no pagar (58 vs. 28 por ciento).
Faltó incluir algunas preguntas donde las respuestas sean menos obvias y así contribuyan a un mejor debate. Acá van algunas sugerencias, a ver si alguna es recogida en la próxima versión (la cuarta) de la encuesta. Primera sugerencia: “Si las AFP se comprometen a no subir sus comisiones ahora y en el futuro, ¿usted cree que cumplirán con su promesa?”. Segunda sugerencia: “¿Cree usted que la oferta de las AFP de no subir sus comisiones guarda relación con las altísimas rentabilidades sobre su patrimonio que siguen obteniendo las administradoras (27 por ciento anual promedio desde 2010)?”.
En la entrevista que da a conocer la encuesta, el presidente del gremio concluye que “es muy importante escuchar la voz de la gente y no el grito de algunos de la calle”. De acuerdo. El problema es que la encuesta dice poco sobre “la voz de la gente” y mucho sobre “lo que a la Asociación de AFP le gustaría hacernos creer es la voz de la gente”.
El gremio de las AFP tiene derecho a defender sus intereses, pero en un país mucho más informado y exigente en materias de transparencia sería bueno que se pusiera al día en cómo realiza su labor. ¿Cómo? Al menos publicando las reuniones que sostienen con las autoridades para hacerles ver sus puntos de vista, publicando las encuestas que encargan al momento de divulgarlas y revelando que fueron los mandantes cuando las promocionan con bombos y platillos por los medios. Lo que vimos esta semana sugiere que las AFP siguen viviendo en el Chile del pasado.