El acceso a agua potable y saneamiento para todos es el Objetivo para Desarrollo Sostenible número 6. Y siendo el recurso más escaso del mundo es considerada por el Banco Mundial como una prioridad para lograr acabar con la pobreza para el 2030.
América Latina es la región que tiene mayor dotación de agua por habitante, cuatro veces más que el promedio global. Y sin embargo, la desigualdad en el acceso a servicios básicos de agua y saneamiento acentúa la vulnerabilidad de las poblaciones de menores recursos. Actualmente alrededor de 161 millones de personas no tienen acceso a agua potable, esto es uno de cada cuatro latinoamericanos. Mientras que 431 millones de personas no tienen acceso a saneamiento gestionado de manera segura y por lo tanto 7 de cada 10 latinoamericanos utiliza una letrina, pozo ciego, o un espacio abierto. Son las poblaciones más vulnerables, aquellas que pertenecen al quintil más bajo de la población quienes deben hacer un esfuerzo económico proporcionalmente mayor para poder acceder a estos servicios. Se calcula que en promedio las poblaciones del quintil 1 llegan a pagar hasta 2,5 veces más que los del quintil 5. La falta de acceso a servicios está asociada a tres problemas principales: (i) falta de accesibilidad, sea por falta de infraestructura o incapacidad de pago de los servicios; (ii) las desigualdades geográficas o sociales siendo que las poblaciones que viven en zonas rurales, las poblaciones indígenas y las afrodescendientes son las que tienen menor acceso a servicios de agua y saneamiento; y (iii) la calidad e infraestructura de las viviendas y barrios. [1]
Existe un vínculo directo entre la calidad del agua y la salud. La falta de acceso a agua potable y servicios de saneamiento es uno de los principales factores que contribuyen al retraso del crecimiento de los niños. La desnutrición y la anemia tienen un impacto negativo en el desarrollo cerebral de los niños, que se verá reflejado el resto de sus vidas. Ello impedirá que puedan acceder a mejores oportunidades de puestos de trabajo e ingresos en el mercado laboral, lo que a su vez reduce sus posibilidades de escapar de las trampas de pobreza.
El Banco Mundial considera que para poder lograr la meta de un mundo con agua segura para todos es necesario lograr una mayor igualdad de género en el sector y aumentar la voz y la agencia de las mujeres y las niñas. Esto porque a nivel global las normas sociales de género prevalecientes en las distintas sociedades, la dinámica y las relaciones de poder entre mujeres y hombres influyen en el acceso a agua y saneamiento de las mujeres y los hombres. La participación de las mujeres en los niveles de toma de decisión como a través de la participación ciudadana en los proyectos esta vinculado a un mayor acceso de servicios de agua y saneamiento, mantenimiento de recursos hídricos y en la construcción de resiliencia a los desastres naturales vinculados al agua y que son exacerbados por el cambio climático. De hecho, las normas sociales de genero tienen un impacto en la forma en que mujeres y hombres se ven afectados, se preparan, responden y se recuperan de los desastres naturales relacionados con el agua.
Durante las sequias, por ejemplo, las mujeres y las niñas tienen menos acceso a alimentos, deben pagar más por el agua y dedican más de su tiempo a recolectar agua. Ello en la medida en que a nivel global las mujeres son las encargadas de las tareas domésticas, lo que incluye la recolección de agua cuando no existe un servicio a la vivienda. Mientras que, en tiempos de escasez de agua, es más difícil para las familias mantener una higiene adecuada, incluida la higiene menstrual. Por esta razón, las mujeres se ven más afectadas, tanto como personas a nivel individual, como también como encargadas del cuidado del hogar, los hijos pequeños y los adultos mayores.
Mientras que, durante las inundaciones, las mujeres tienen menos acceso a los refugios de emergencia que los hombres; disfrutan de menos movilidad ya que a menudo atienden a niños y ancianos cuando ocurre un desastre; y son más vulnerables a la violencia de género que a menudo aumenta en situaciones de desastre. No es inusual que las mujeres estén menos equipadas que los hombres para responder a los desastres; a menudo tienen menos acceso a información sobre preparación para desastres y alertas tempranas; menos ahorros y activos para hacer frente a las pérdidas económicas relacionadas con el desastre; y es menos probable que tengan un seguro contra desastres naturales para poder cubrir los costos de los daños ocasionados.[2] Por lo que es crucial que las instituciones prestadoras de servicios públicos de agua estén familiarizadas con el impacto que las normas sociales de genero producen para poder contrarrestar sus efectos con políticas de inclusión y sensibilidad adecuadas. Por ejemplo, en muchos casos las mujeres tienen menor acceso a ingresos propios y existe una brecha en el ingreso por razones de género, lo que hace que la incidencia de pobreza sea mayor entre las mujeres, muchas de las cuales son cabeza de hogar y no tienen la capacidad de cubrir los costos de instalación de medidores e infraestructura sanitaria dentro de la vivienda.
El Perú tiene la mayor disponibilidad de agua per cápita de Latinoamérica, ya que posee el 1.89 % de agua dulce disponible a nivel mundial.[3] Y, sin embargo, es con Bolivia y Ecuador uno de los 3 países de Sudamérica con menor acceso a agua y saneamiento. Actualmente, solo el 56.1% de la población nacional cuenta con acceso a agua las 24 horas del día. De acuerdo con el INEI, en el Perú existen entre 7 y 8 millones de personas sin acceso a agua potable. Mientras que, en el caso de saneamiento, si bien el 73.6% de la población accede a través de la red pública de alcantarillado, en el caso de la población rural es apenas el 22%. Lima la ciudad más vulnerable del país, donde 1.5 millones de limeños no tienen acceso a agua ni saneamiento.[4] Para lograr el acceso a agua, estas poblaciones se abastecen a través de camiones cisterna, pagando hasta 2 veces más, en comparación con las personas que tienen conexión domiciliaria. Regresando al tema de género, en el Perú el 44.3% de la Población Económicamente Activa es representada por la fuerza laboral femenina en el país, siendo que en promedio el ingreso de las mujeres representa el 69,7% del ingreso de los hombres.[5] Un tercio de los hogares en el Perú tiene a una mujer como cabeza de hogar.[6]
Pero el acceso a agua y saneamiento no es un problema exclusivo de los hogares. De acuerdo con cifras del Ministerio de Educación del Perú – MINEDU al 2020 el 58% de los colegios nacionales tiene acceso a agua por red pública, el resto se abastece con camiones cisterna, pilones públicos, pozos o ríos. Solo el 36.7% tiene acceso a desagüe por red pública. Esto es una barrera de acceso a servicios de educación para las niñas y adolescentes. Se calcula que más de un tercio de las niñas y adolescentes peruanas faltan entre 4 y 5 días al mes por no tener acceso a agua, saneamiento y productos sanitarios en sus colegios.[7]
El Perú es un país de ingreso medio alto que, sin embargo, no ha priorizado las inversiones necesarias para acortar la brecha en el acceso a servicios básicos. De acuerdo con un estudio de la Universidad del Pacifico se necesitaba invertir más de 12mil millones de dólares hasta el 2021 para lograr cerrar la brecha de infraestructura existente en ese momento.
Los países de Latinoamérica enfrentan una limitada capacidad de gestión pública en sus distintos niveles de gobierno, lo que incluye debilidades en los procesos de planeamiento, presupuesto, inversión y compras públicas, así como en la gestión de los recursos humanos y monitoreo del gasto público. Sumado a una la incidencia de corrupción que lleva a que el estado muchas veces priorice proyectos por las razones equivocadas. La transparencia en la priorización, adjudicación y gestión de los proyectos de agua y saneamiento es absolutamente necesaria si es que la región lograra cumplir con la ODS número 6.
[1] CEPAL, 2022. Informe del proceso regional de América Latina y el Caribe para la aceleración del
cumplimiento del ODS 6. Insumos regionales para la revisión de mitad de período del Decenio Internacional para la Acción, “Agua para Desarrollo Sostenible 2018-2028” y la Conferencia del Agua de Naciones Unidas 2023
[2] World Bank Group, 2022. A Water-Secure World For All. The gender dimension. Washington DC.
[3] https://www.gob.pe/institucion/igp/noticias/110443-agua-retos-en-el-uso-de-un-recurso-vital
[5] https://m.inei.gob.pe/prensa/noticias/mujeres-trabajan-9-horas-semanales-mas-que-los-hombres-8291/
[6] Censos Nacionales 2017: XII de Población, VII de Vivienda y III de Comunidades Indígenas https://censo2017.inei.gob.pe/
[7] https://www.unicef.org/peru/comunicados-prensa/ninas-y-adolescentes-menstruacion-barrera-incomodidad