
No se valora lo que se tiene hasta que se pierde. La imposición de aranceles por parte de una potencia mundial nos ha obligado a revisar los fundamentos teóricos de las ventajas del libre comercio internacional de bienes. Los argumentos de Milton Friedman, ganador del premio Nobel en economía, en su popular serie de televisión y en su libro del mismo título [1], mantienen gran vigencia y han servido para cuestionar las distorsiones de mercado que podrían reducir severamente el bienestar general.
Los académicos peruanos están familiarizados con la lógica básica de esa dinámica. En años recientes, se ha estudiado, por ejemplo, la restricción de competencia en el sector pesquero y la consiguiente transferencia de rentas de un lado del sector a otro [2]; la reacción de empresas peruanas a la importación de prendas de vestir chinas [3]; la eliminación de barreras de entrada municipales que dificultaban el despegue empresarial en distintas zonas peruanas [4]; la ventaja de contar con vías de conexión terrestre hacia distintas zonas de producción agrícola en el país [5] y los efectos de largo plazo de la falta de libertad económica y la excesiva tributación en tiempos coloniales [6]. Estudiar las ganancias de eficiencia a través del funcionamiento del mercado ha sido terreno fértil para la investigación económica sobre el Perú.
Desde el punto de vista práctico, una forma especialmente dañina de supresión de la libertad económica consiste en el abuso del poder de mercado. En ámbitos de la economía donde no hay posibilidad de competencia activa, se generan estancamientos que pueden perjudicar al consumidor a través de elevados precios y costos de transacción, excluyendo a segmentos de consumidores potenciales que no pueden adquirir el bien en cuestión. Al mismo tiempo, las empresas que ejercen poder de mercado alcanzan ganancias superiores al caso competitivo.

Demostrar fehacientemente la existencia del comportamiento anticompetitivo es muy difícil. De hecho, en EE. UU. en años recientes han surgido argumentos académicos persuasivos provenientes de polos opuestos. Por un lado, se ha intentado mostrar que EE. UU. sufre de baja competencia y que sus consumidores se han perjudicado con precios demasiado altos [7]. Por el lado contrario, se ha estudiado la política antimonopólica de EE. UU. y no se ha notado un relajamiento de las exigencias de competencia, argumentando que la alta concentración en algunos mercados es consistente con un buen nivel de eficiencia que beneficia a los consumidores, sin subir precios [8]. ¿Quién tiene razón?
Si en EE. UU. no se ponen de acuerdo, es natural esperar que en el Perú sea por lo menos igual de difícil adjudicar los alcances del poder de mercado; en realidad, será mucho más difícil en el Perú, al haber muy poca investigación económica. Peor todavía, el sesgo ideológico de quien realice la evaluación puede teñir los resultados. Por ejemplo, si la evaluación nace con la motivación de declarar culpables a las grandes corporaciones peruanas, probablemente se aducirán justificaciones ligeras para lograr ese objetivo. ¿Cuál es la participación de mercado de la billetera digital líder? ¿Y la participación de la empresa cervecera líder? ¿Y de la empresa cementera en el centro del Perú versus el norte versus el sur? ¿Cómo se relacionan esas participaciones de mercado con los márgenes y las ganancias de esas empresas? Sin evaluaciones objetivas basadas en análisis cuantitativo serio, no se llegará a respuestas útiles. Las motivaciones perversas o los lemas partidarios manipulativos como que “el modelo económico no funcionó,” muy común alrededor de la campaña presidencial del 2021, llevarán a conclusiones falsas que deberemos descartar rápidamente.
Cabe recordar que el ejercicio del poder de mercado no está circunscrito a las grandes corporaciones. En cualquier situación ordinaria de la vida, quien se sitúe en una situación monopólica respecto a su cliente intentará aprovecharse de ella, si es dominado por su afán de maximizar ganancias sin considerar la pérdida de eficiencia social que se genera por esa distorsión. Consideremos este servicio: “poner parche a una llanta de automóvil que acaba de pincharse”. El precio de ese servicio en Lima puede variar entre 10 soles y 150 soles dependiendo del contexto competitivo: si el vendedor del servicio se aprovecha del cliente por tener una posición monopólica, le cobrará 150 soles; si el cliente anticipa esto y va a un proveedor de confianza que no se aproveche de él, el servicio le costará 10 soles. Es exactamente el mismo servicio en distritos similares de la misma ciudad. El poder de mercado es el concepto que explica la notoria discrepancia en precios.
Mayor concentración, menor productividad
¿Acaso importa que haya un poco de abuso de poder de mercado en un país plagado de otros problemas como el Perú? La pérdida de eficiencia social—la diferencia entre el bienestar general de libre competencia y el bienestar de equilibrio de una situación no competitiva—es una forma de cuantificar esa importancia. Sin embargo, existe una medida más obvia muy poco estudiada en nuestro contexto nacional: la posible pérdida de productividad empresarial en mercados menos competitivos en comparación con aquellos más competitivos.
En una investigación en curso, me he propuesto cuantificar la productividad de cinco millones de empresas peruanas que participaron en algún momento en la economía entre el 2007 y el 2023, usando una medición econométrica desagregada basada en ventas anuales, trabajadores anuales, deuda promedio anual, además de características estables de cada industria en cada provincia peruana. Al obtener la medida de productividad total de los factores (PTF), estimada como “residuo” de todo aquello que contribuye a las ventas totales más allá de lo contribuido por los factores de capital, trabajo, año o mercado [11], la relaciono estadísticamente con el nivel de concentración en cada mercado local: cuán dominantes son las empresas en el mercado según el índice de Herfindahl basado en sus participaciones en las ventas de la industria en cada provincia. El concepto de concentración es un indicio indirecto de poder de mercado, es decir, de la capacidad de cobrar precios por encima del costo marginal. Mi hallazgo preliminar (mostrado en una figura de dispersión con una regresión ajustada en línea sólida), basado en estos millones de observaciones, muestra que cuanto más concentrado es un mercado, menos productivas son las empresas peruanas.

Esto sugiere que la consecuencia de una baja competencia la iremos pagando todos a través de un peor nivel de productividad, que mantendrá nuestro atraso económico y no beneficiará a generaciones futuras. En conclusión, importa mucho que haya abuso de poder de mercado: al hacer ineficientes a las empresas de sectores concentrados, deteriora el camino hacia una mayor creación de valor económico.
Mayor competencia será una buena noticia
En una de las formulaciones teóricas más brillantes y, a la vez, sutiles de la microeconomía, entendemos que el paradigma de la competencia perfecta es absolutamente central para pensar en problemas de creatividad e incentivos en todo tipo de mercados. Esta reformulación, a cargo de Joseph Ostroy y Louis Makowski [9], considera al competidor perfecto como un “apropiador completo,” que no está esperando pasivamente que el mercado lo favorezca a través de buenos precios, sino que busca permanentemente innovar, regatear y extraer valor con el máximo de sus fuerzas. Los precios no son exógenos, sino endógenos y surgen de la negociación entre las partes. Los mercados no son exógenos, sino endógenos y aparecen gracias a la innovación. El margen de análisis es cada individuo, que analiza sus opciones de participar en un mercado u otro y va generando así opciones que mejoren su bienestar en cualquier situación. La competencia obliga a que cada individuo descubra lo mejor de sí mismo y de los demás, y lo ponga en valor a través del funcionamiento del mercado.
Lo opuesto a todo esto es la falta de competencia. Los resultados preliminares que he presentado sobre el Perú sugieren que debemos promover una actitud más competitiva si queremos ser más productivos. ¿Qué esperamos para actuar?
Referencias
[1] Friedman, M.; Friedman, R. 1980. Libertad de elegir. Grijalbo.
[2] Natividad, G. 2016. Quotas, productivity and prices: the case of anchovy fishing. Journal of Economics & Management Strategy 25, 220—257.
[3] Medina, P. 2024. Import competition, quality upgrading and exporting: Evidence from the Peruvian apparel industry. Review of Economics and Statistics 106, 1285—1300.
[4] Schiffbauer, M.; Sampi, J; Coronado, J.. 2025. Competition and productivity: Evidence from Peruvian municipalities. Review of Economics and Statistics 107, 95—108.
[5] Sotelo, S. 2020. Domestic trade frictions and agriculture. Journal of Political Economy 128, 2690—2738.
[6] Natividad, G. 2019. Stunted firms: The long-term impacts of colonial taxation. Journal of Financial Economics 134, 525—548.
[7] Philippon, T. 2019. The great reversal. Harvard University Press.
[8] Shapiro, C.; Yurukoglu, A. 2024. Trends in competition in the United States: What does the evidence show? Journal of Political Economy: Microeconomics, forthcoming.
[9] Makowski, L.; Ostroy, J. 2001. Perfect competition and creativity of the market. Journal of Economic Literature 39, 479–534.
[10] Cabral, L. 2024. Introduction to microeconomics. Free on author’s website.
[11] Syverson, C. What determines productivity? Journal of Econimic Literature 49, 326—365.
Foto: AEI website, Google Images.