El anuncio de que los niveles de pobreza en el Perú aumentaron drásticamente en 2023 ha causado gran preocupación, y no es para menos. Como el lector quizá ya ha escuchado, el porcentaje de población en situación de pobreza monetaria (definido como la carencia de ingreso suficiente para comprar una canasta básica de consumo) fue 29% en 2023, lo que representa un aumento de 1.5 puntos porcentuales con respecto a 2022. O en otras palabras, casi 600 mil peruanos se volvieron pobres el año pasado.[1]
Esto representa un grave retroceso, sobre considerando que el nivel de pobreza monetaria había caído a 20.2% en 2019, el año anterior a la pandemia. Como recalca el INEI, esto significa que hay unos 3 millones 290 mil más peruanos pobres hoy que en 2019.
Estas cifras suscitan muchas preguntas, y deberían ser motivo de intensa investigación para determinar las causas del deterioro e identificar posibles soluciones. En esta columna rápidamente ofrezco algunas reflexiones e hipótesis.
Quizá nos es útil revisar la evolución de los índices de pobreza en el Perú en un plazo más largo. La Figura 1 presenta datos del Banco Mundial desde el comienzo de este siglo. La figura ilustra el porcentaje de población en pobreza, usando una definición algo diferente pero cercana a la que el INEI llama “pobreza monetaria”.
La evidencia nos recuerda que el “modelo peruano” ha estado asociado con una notable disminución de la pobreza, especialmente entre 2005 y 2014, período que coincide con una bonanza en los precios internacionales de nuestros metales de exportación, especialmente el cobre. Entre el 2014 y 2019 la pobreza siguió cayendo, pero más lentamente. La pandemia significó un salto de más de diez puntos porcentuales en 2020. Hubo una recuperación en el 2021 y 2022, pero ahora sabemos que la tendencia se revirtió otra vez en 2023.
Figura 1: Evolución de Pobreza en Perú, 2000-2022
Porcentaje de la población con ingreso diario menos de USD 6.87 (2017 PPP). Fuente: Banco Mundial
La década 2005-14 también se recuerda por haber sido muy favorable en términos de crecimiento, el cual a su vez estuvo asociado con fuertes flujos de inversión privada. Para recordar esto, la Figura 2 presenta el gráfico de los logaritmos de la inversión fija bruta privada en términos reales (millones de soles del 2007). Es útil expresar los números en logaritmos para apreciar las tendencias de crecimiento (la diferencia en logaritmos siendo una buena aproximación del crecimiento porcentual). La figura muestra que la inversión privada creció a un ritmo de casi 5 por ciento por año en el período 2005-2014. A partir del 2015 el crecimiento cayó a básicamente cero.
Si bien, como he enfatizado ya, es necesario un análisis muy profundo de estos datos, me parece que la evidencia sugiere que existe una conexión muy cercana entre el crecimiento de la inversión privada y la eliminación de la pobreza. Los mayores éxitos en términos de la reducción de pobreza se consiguieron a la vez que la inversión privada crecía fuertemente. Conversamente, cuando la inversión privada se estancó, a partir del 2015, el progreso contra la pobreza también se volvió nulo o negativo.
Uno se podría preguntar cuáles son los canales a través de los que mayor inversión privada se convierte en menor pobreza. Aquí necesitamos mucha más investigación, pero sospecho que el canal principal es que mayor inversión conlleva la creación de más y mejores empleos, con el consecuente aumento del ingreso familiar. También adivino que programas sociales y de redistribución consiguen más recursos y se vuelven más efectivos.
En cualquier caso, nuestra discusión revela que la forma más efectiva de reducir pobreza en el Perú ha sido, y sigue siendo, generar crecimiento, y sobre todo reavivar la inversión privada. Entender por qué la inversión privada ha tenido crecimiento cero en los últimos años, y como revertir esa situación, debe ser nuestra prioridad número uno como economistas.
Figura 2: Inversión Privada, 2000-2023
Inversión Bruta Fija Privada, Millones de Soles de 2007 (en logaritmos). Fuente: BCRP
Aquí también, un rápido vistazo a los números aporta hipótesis importantes. Uno podría postular que el comportamiento de la inversión privada sólo refleja el entorno externo y, específicamente, la trayectoria de los precios internacionales de nuestras exportaciones mineras. Si esto fuera cierto, la política económica y el gobierno tendrían poco efecto, y poca responsabilidad, por el estancamiento reciente de la inversión privada.
Dicha hipótesis, sin embargo, es inconsistente con la evidencia. La Figura 3 muestra la evolución de los precios de las exportaciones peruanas. Es cierto que los precios de nuestras exportaciones se triplicaron entre 2004 y 2012, lo que indudablemente impulsó la inversión privada en ese período. También es cierto que a partir del 2014 los precios de las exportaciones experimentaron una caída, lo que podría explicar por qué se frenó la inversión privada. Pero de 2017 en adelante los precios de nuestras exportaciones han aumentado: el índice hoy está muy por encima, casi 60 por ciento, de su valor en 2017, y se mantienen en los niveles más altos de la historia. A pesar de eso, la inversión privada no se ha levantado.
Figura 3: Precios de Exportaciones, 1996 – 2024
Indice de precios de exportaciones (2007 = 100). Fuente: BCRP
Viendo esta evidencia, es difícil no asignar responsabilidad por el estancamiento de la inversión privada, y el aumento de la pobreza, a la obvia debilidad institucional y política del país, y sobre todo a la desastrosa gestión (o falta de ella) del gobierno elegido en 2021. Esto debería ser el asunto central de un urgente debate nacional.
Me temo que ese debate no exista, sin embargo, dadas las condiciones actuales, y que la política económica siga a la deriva, como lo ha estado recientemente. Si es así, no es difícil pronosticar que el próximo año la pobreza habrá aumentado aún más.
Debo concluir esta breve discusión enfatizando que, en un sentido, el deterioro anunciado esta semana no debería ser una sorpresa. Hace un año, en una columna en Foco Económico llamada “Perú: Menos Pobreza y Más Vulnerabilidad”, Ximena del Carpio y Carlos Rodríguez Castelán ya habían advertido que el progreso contra la pobreza había sido insuficiente, dejando a muchos peruanos en riesgo de recaer al status de pobres. En las palabras de Del Carpio y Rodríguez Castelán, [2]
Hoy, siete de cada diez peruanos son pobres o vulnerables de caer en la pobreza. Si bien ha habido progreso, las mejoras económicas de los últimos 20 años han resultado ser frágiles. Aquellos que han escapado de la pobreza no han logrado una seguridad económica suficiente para ser clasificados como clase media. Esto quiere decir que alrededor de doce millones de peruanos viven hoy con un riesgo latente a caer en pobreza.
Estamos advertidos. De no virar de rumbo, se hará realidad el ominoso augurio de “Nomás pobres en un país rico”.
[1] Un resumen del anuncio del INEI se encuentra en https://elcomercio.pe/economia/peru/inei-pobreza-monetaria-en-el-peru-subio-en-el-2023-y-alcanzo-al-29-de-los-peruanos-ultimas-noticia/?ref=ecr
[2] https://dev.focoeconomico.org/2023/05/05/peru-menos-pobreza-y-mas-vulnerabilidad/