Por: Andrés Ham (@ahamg) y Ángela Guarín A. (@AngelaGuarin)
Las disparidades entre hombres y mujeres han sido un tema importante de investigación, el cual continúa siendo relevante en la ausencia de un cierre de brechas definitivo. Esta área de estudio ha proporcionado extensa evidencia sobre el tamaño y las razones detrás de las brechas por sexo en materia de educación, salud, mercados laborales, familia, y otras dimensiones. Estudios previos demuestran que las mujeres cargan con penalidades que los hombres no enfrentan, como la penalidad de tener hijos sobre su participación laboral e ingresos y también enfrentan una asignación desproporcionada de labores del cuidado y trabajo no remunerado dentro del hogar.
Sin embargo, es importante señalar que estas no son las únicas áreas que merecen atención. Otro evento relevante en el ámbito familiar tiene que ver con la separación de una pareja, sea que haya sido establecida por matrimonio o unión libre. Se espera que la disolución de las uniones de pareja afecte de manera significativa el bienestar económico de las mujeres debido a factores preexistentes y directos (Holden & Smock, 1991). Tras la disolución, las mujeres enfrentan cambios en su situación de vida, como la pérdida de ingresos y la responsabilidad principal no solo de cuidar de sus hijos sino de convertirse en las principales proveedoras del hogar. A pesar de que existe un consenso sobre las consecuencias económicas negativas de la separación para las mujeres en países del hemisferio norte, este tema ha sido poco estudiado en América Latina y el Caribe, con evidencia disponible únicamente para Uruguay (Bucheli & Vigorito, 2019; 2023).
Uno de los muchos desafíos para determinar los efectos de la separación de las parejas radica en la necesidad de tener datos panel que permitan seguir a las personas y a sus parejas a lo largo del tiempo. Por esta razón, utilizamos datos de la Encuesta Longitudinal Colombiana (ELCA) en tres de sus olas disponibles: 2010, 2013 y 2016. Para construir nuestra muestra de análisis, en la primera ronda (2010) seleccionamos a las personas que tienen roles de jefes de hogar y sus cónyuges, cuyo estado civil reportado es casado(a) o en unión libre, viven juntos en el mismo hogar y son heterosexuales. Posteriormente, observamos en las siguientes olas (2013 y 2016) si reportan cambios en su estado civil o si ya no viven juntos en el mismo hogar. Esta información permite establecer la separación de la pareja como un momento “0” a partir del cual podemos analizar cómo el evento de la separación afecta los ingresos y el consumo para hombres y mujeres. El supuesto de identificación es que las tendencias en los resultados económicos antes del evento (la separación) eran similares para las personas que se separaron y aquellas que no lo hicieron.
Los resultados de implementar la metodología de estudios de eventos nos muestran que, si estimamos los efectos de una separación sin diferenciar por sexo, no encontramos ningún efecto estadísticamente significativo. Sin embargo, al estimar la misma especificación para hombres y mujeres por separado, encontramos que ese efecto nulo en realidad es la suma de dos fuerzas opuestas (Figura 1). Al ocurrir una separación, los ingresos de los hombres aumentan y los ingresos de las mujeres caen. Es importante resaltar la diferencia entre áreas urbanas y rurales, pues los ingresos de los hombres aumentan en un 42% mientras los ingresos de las mujeres se reducen en un 18% tras la separación en las primeras. En zonas rurales, los ingresos de los hombres aumentan en 40% tras la separación y los ingresos de las mujeres caen en 47%. Esto sugiere que las mujeres en zonas rurales tienen menor chance de recuperar ingresos perdidos que mujeres en las ciudades.
Figura 1. Los efectos de la separación conyugal en los ingresos y el consumo para hombres y mujeres en Colombia
Fuente: Elaboración propia de los autores a partir de la ELCA 2013-2016-2019.
En el documento, cuyo borrador estará disponible próximamente, también realizamos varias pruebas de robustez de estos resultados. Los hallazgos corroboran nuestros supuestos y resultados principales: que los hombres ganan en términos económicos tras una separación mientras las mujeres pierden. También realizamos estimaciones de efectos heterogéneos para determinar si mujeres con ciertas características tienen efectos diferentes a los promedios, encontrando mayores pérdidas para mujeres con hijos y aquellas con un menor nivel educativo.
Finalmente, exploramos algunos mecanismos que pueden explicar nuestros resultados. Primero, encontramos que tras la separación el tamaño de los hogares donde viven los hombres se reduce más que el de los hogares donde están las mujeres tras la separación, ya que los hijos suelen residir con sus madres y no con sus padres. Adicionalmente, las mujeres tienden a mudarse con su familia extendida (Esteve et al., 2022), lo cual hace que residan en hogares más numerosos, donde menos ingresos se deben repartir entre más personas. No encontramos indicios de mayor migración de hombres ni mujeres hacia otros municipios tras una separación. Sí encontramos un mayor monto de transferencias y ayudas familiares para mujeres tras su separación en áreas urbanas. Y, encontramos evidencia de que las mujeres en zonas urbanas tienden a aumentar su participación en el mercado laboral para mitigar el choque económico tras su separación.
Estos resultados sugieren que, además de la penalidad por maternidad que experimentan las mujeres, también se enfrentan a una pérdida significativa en su bienestar económico tras una separación. Es importante considerar las alternativas de política disponibles para mitigar este choque particular, abordando la desventaja entre hombres y mujeres no solo posterior a la disolución, sino también antes y durante sus uniones. La importancia de reducir esta brecha de sexo radica no solo en la preocupación de que las mujeres experimenten cambios en su bienestar económico, sino también en el hecho de que la mayoría de las mujeres son quienes reciben la custodia de sus hijos después de la disolución de sus uniones. Por lo tanto, las disminuciones en su bienestar económico tendrían implicaciones directas para el bienestar de sus hijos. Además, es importante continuar investigaciones en esta área particular para determinar si los resultados encontrados se disipan o perduran en el tiempo tanto para las mujeres y sus hijos.
Referencias
Bucheli, M., & Vigorito, A. (2019). Union dissolution and well-being in Uruguay. World Development, 117, 61-71.
Bucheli, M., & Vigorito, A. (2023). Short‐and Medium‐Term Effects of Parental Separation on Children’s Well‐Being: Evidence from Uruguay. Population and Development Review.
Esteve, A., Castro-Martín, T., & Castro Torres, A. F. (2022). Families in Latin America: Trends, singularities, and contextual factors. Annual Review of Sociology, 48(1), 485-505. https://doi.org/10.1146/annurev-soc-030420-015156
Holden, K. C., & Smock, P. J. (1991). The economic costs of marital dissolution: Why do women bear a disproportionate cost? Annual Review of Sociology, 17, 51-78.