El presidente de Colombia, Gustavo Petro, busca implementar subsidios mensuales de un millón de pesos (alrededor de 240 dólares) con el objetivo de alejar a los jóvenes de la violencia. Esta propuesta, aplicada durante su mandato como alcalde de Bogotá, ha sido repetida por el mandatario en múltiples ocasiones: «Vamos a ofrecer pagos mensuales a miles de jóvenes para que no se involucren en la violencia ni en actividades delictivas, incentivándolos a estudiar en su lugar».
Esta es una política social focalizada pues llegará a jóvenes en peligro de criminalidad y, en principio, es una política de transferencias monetarias condicionadas al trabajo social y al estudio, al uso de mecanismos de asistencia al emprendedurismo y de servicios de salud mental. Aunque no es explícito, la focalización del programa implica que las transferencias también están condicionadas al riesgo de criminalidad. Aunque no es claro como se definirá este riesgo, es probable que el programa llegue a jóvenes que hayan estado involucrados en actos de vandalismo, en pandillas, riñas o problemas de drogas.
Los programas de transferencias monetarias condicionadas no son nuevos en el país. Actualmente, existen varios programas de este estilo con efectos positivos notables. No obstante, el éxito de los mismo depende fundamentalmente del diseño. Hay programas de transferencias que funcionan muy bien y programas que funcionan mal.
¿Cuándo funcionan bien las transferencias condicionadas?
Un caso de éxito en programas de transferencias condicionadas es Familias en Acción (FA). Este programa se dirige a familias en situación de pobreza y vulnerabilidad, con niños menores de 18 años, mujeres embarazadas o en periodo de lactancia y proporciona transferencias de dinero a las familias beneficiarias de manera periódica con la condición de que los menores asistan a controles de salud y a la escuela. La evidencia empírica disponible sugiere que FA ha tenido un impacto significativamente positivo en asistencia escolar, reducción de pobreza y mejora de la nutrición infantil (Attanasio y colegas, 2010).
FA también disminuye la probabilidad de que los jóvenes trabajen o permanezcan inactivos y aumenta la probabilidad de que estudien (Quiroga, 2006). El programa también contribuye a la prevención del trabajo infantil, mejora la solvencia económica de las mujeres y (CNC, 2008)
El Centro Nacional de Consultoría (CNC) en 2011 resalta que Familias en Acción tiene un impacto positivo y significativo en la reducción de las tasas de embarazo adolescente en los grandes centros urbanos. Camacho y Mejía (2013) también mencionan una reducción en la criminalidad juvenil, en las zonas urbanas donde se concentran más beneficiarios del programa.
¿Cuándo funcionan mal las transferencias condicionadas?
En agosto de 2014 se publicó el «Acuerdo General para la terminación del conflicto y la construcción de una paz estable y duradera», que incluyó un punto acerca de la política de drogas ilegales. Como resultado, se creó el Programa Nacional Integral de Sustitución de Cultivos de Uso Ilícito (PNIS), un programa destinado a combatir la pobreza, la falta de desarrollo en las zonas marginadas, el abandono estatal y el conflicto armado. Su objetivo principal era fomentar la sustitución voluntaria de los cultivos ilícitos. Infortunadamente, el anuncio del programa en 2014 provocó un aumento sin precedentes en los cultivos de coca (Prem et al., 2023; López et al., 2022).
¿Cuál es la diferencia?
En el caso de FA se utilizan las transferencias para incentivar o promover un comportamiento deseable, esto es, motivar a las familias a invertir en la educación y la salud de los hijos. Toda la población en situación de pobreza y vulnerabilidad recibe las transferencias si los hijos van a la escuela y a las consultas médicas. Esto implica que las familias que inicialmente no enviaban a sus hijos a la escuela o a la consulta médica no derivan beneficios mayores a los que inicialmente sí lo hacían y, por lo tanto, el anuncio del programa no genera incentivos para la deserción escolar.
En el caso del PNIS las transferencias se utilizan para incentivar la erradicación de cultivos y las familias perciben que sólo si tienen cultivo de coca pueden recibir los beneficios del programa y, por lo tanto, deciden aumentar los cultivos de coca. En tras palabras, el diseño del PNIS generó un incentivo perverso contrario al objetivo central del programa.
¿Jóvenes en Paz?
En el diseño de Jóvenes en Paz se comete un error similar al cometido en el PNIS. Si las transferencias se utilizan para incentivar el abandono de actividades criminales, los jóvenes perciben que sólo si tienen comportamientos delictivos pueden recibir los beneficios del programa y, por lo tanto, el resultado del anuncio del programa puede ser un incremento en criminalidad.
Attanasio, O., Fitzsimonds, E., Gomez, A., Gutiérrez, M., Meghir, C., & Mesnard, A. (2010). Children’s Schooling and Work in the Presence of a Conditional Cash Transfer Program in Rural Colombia . Economic development and cultural change. Volume 58, Number 2, 181-210
Camacho, A. y Mejía, D. (2013). Las externalidades de los Programas de Transferencias Condicionadas sobre el crimen: el caso de Familias en Acción en Bogotá. Documentos CEDE 10552, Universidad de los Andes, Facultad de Economía, CEDE.
Centro Nacional de Consultoría (2011). Evaluación del Programa Familias en Acción en grandes centros urbanos. Informe final. Bogotá, Colombia.
López, M. A. A., Guarín, C. A., Medina, O. I., y Zuleta, H. (2022). Proceso de paz con las FARC y cultivos de coca en el período 2013-2017. En Coca, cocaína y violencia. Ediciones Uniandes.
Prem, M.,Vargas, J.F. y Mejía, D. (2023) The Rise and Persistence of Illegal Crops: Evidence from a Naive Policy Announcement. The Review of Economics and Statistics 2023; 105 (2): 344–358. doi: https://doi.org/10.1162/rest_a_01059
Quiroga, B. M. (2006). Trabajo infantil en los niños y jóvenes beneficiarios del programa familias en acción: Una evaluación de impacto. DNP. Bogotá, Colombia