Retos de Políticas Públicas frente a la Migración Climática  

La frecuencia y duración de fenómenos extremos relacionados al clima, como olas de calor, sequías e inundaciones han aumentado desde mediados del siglo XX, y esta tendencia probablemente se intensificará en las próximas décadas. Los posibles efectos de estos fenómenos climáticos han sido estudiados ampliamente en la literatura e incluyen, entre otros, impactos negativos en la producción agrícola. Estos efectos pueden ser particularmente perjudiciales y persistentes en contextos con mercados incompletos, donde los hogares tienen una habilidad limitada para hacer frente a estos choques climáticos.

En este contexto, la migración interna o internacional se convierte en una posible estrategia para suavizar el consumo. Proyecciones del IPCC (Intergovernmental Panel on Climate Change) indican, de hecho, que el cambio climático evidenciado en las últimas décadas estará relacionado con un aumento en el número de personas desplazadas, particularmente en países en desarrollo con bajos ingresos. El reporte más reciente de la UNCHR es consistente con estas predicciones: en la última década, desastres naturales relacionados con el clima causaron en promedio 21.5 millones de desplazamientos al año, más del doble que los desplazamientos provocados por conflictos o violencia.

El aumento de la temperatura global, y sus potenciales efectos en producción agrícola y migración imponen retos importantes en términos de políticas públicas. Para informar estas políticas no solamente es fundamental medir el efecto de los choques de temperatura en decisiones migratorias, sino también establecer los mecanismos principales a través de los cuales temperaturas extremas afectan la decisión de migrar. En un proyecto con Ana Maria Ibáñez, Juliana Quigua y Jimena Romero exploramos estas relaciones y mecanismos en El Salvador.

El Salvador ofrece varias ventajas para estudiar este tema. Primero, El Salvador tiene una larga historia de migración a los Estados Unidos que comenzó durante la guerra civil de los años ochenta y ha persistido desde entonces. Se estima que en 2017, 2.3 millones hispanos de origen salvadoreño residían en los Estados Unidos, 1.4 millones de ellos nacidos en El Salvador, lo cual representa un poco más del 20 por ciento del total de la población en el 2017. Segundo, un gran número de productores agrícolas son agricultores de subsistencia, 87%, con pequeñas parcelas de tierra (en promedio 1.2 hectáreas) y altamente dependientes del ciclo de lluvias. Tercero, El Salvador es uno de los países en el corredor seco centroamericano, una región expuesta a sequias y lluvias extremas.

Efecto de una sequía en maizales en El Salvador. Fotos https://historico.elsalvador.com/ Insy Mendoza.

Nuestro modelo empírico usa variación geográfica y temporal de choques de temperatura en El Salvador entre 2010 y 2018, y datos de hogares y productores agrícolas, representativos a nivel nacional. Nuestro análisis empírico se puede resumir en cuatro resultados principales.

Primero, y consistente con resultados anteriores en la literatura, encontramos un efecto significativo de choques de temperaturas en producción agrícola. Específicamente, una semana adicional con un choque de temperatura durante la temporada de cosecha (definimos una semana con un choque de temperatura si la temperatura promedio durante esa semana está 2 desviaciones estándar por encima del promedio histórico), disminuye la producción por hectárea en un 5.4% y la producción total en un 2.8% (Figura 1).

Figura 1. Efectos de choques de temperatura en producción agrícola

Segundo, al verse afectada la producción agrícola, los agricultores necesitan ajustar el uso de insumos para proteger su ingreso agrícola y suavizar así el consumo. A corto plazo, los agricultores suelen tener un margen de ajuste limitado, dado que algunas inversiones en insumos son irreversibles. Un posible margen de ajuste es a través de la demanda de trabajadores agrícolas contratados. Nuestros resultados sugieren que este es el caso en El Salvador: propietarios de la tierra ajustan costos en el corto plazo sustituyendo trabajo agrícola contratado por trabajo agrícola doméstico. Estos resultados son consistentes con un estudio realizado en Perú. En este caso, los autores encuentran un aumento en trabajo doméstico infantil, lo cual puede tener importantes efectos de largo plazo en el bienestar de las familias afectadas por los choques climáticos.

Tercero, la contracción de la demanda de trabajadores agrícolas reduce sus ingresos, y en un contexto con mercados incompletos, esto aumenta la probabilidad de migrar. Desafortunadamente, nuestros datos solamente nos permiten estudiar decisiones de migración internacional. Los resultados muestran un efecto significativo de los choques de temperatura en la decisión de migrar, y este resultado lo encontramos solamente para hogares agrícolas.

Figura 2. Efectos de choques de temperatura en la probabilidad de migrar internacionalmente

Por último, el efecto sobre los mercados laborales agrícolas depende del acceso a mecanismos de manejo de riesgo. Nuestros resultados muestran que cuando los productores agrícolas tienen acceso a remesas internacionales, los efectos del choque climático se transmiten menos a los mercados laborales y por lo tanto hay una menor respuesta en la decisión de migrar.

Para resumir, nuestros resultados muestran que, en El Salvador, los choques negativos en la producción agrícola están relacionados con las decisiones migratorias. En este caso, los efectos en el mercado laboral y acceso a mecanismos de riesgo alternativos juegan un papel fundamental para entender el impacto del choque climático en las decisiones migratorias.

En este contexto, dos tipos de respuestas de políticas públicas pueden surgir. Un tipo de políticas debe enfocarse en promover el acceso a seguros y mercados financieros para que los hogares rurales puedan hacer frente a los impactos negativos del choque, y el acceso a asistencia técnica para ajustar las prácticas agrícolas al cambio climático. Junto a estas políticas es fundamental tener un plan de ayuda humanitaria para asistir a las victimas de estos choques climáticos en el corto plazo.  En segundo lugar, nuestros resultados sugieren que el acceso a remesas internacionales mitiga el impacto del choque, por lo tanto, es importante diseñar políticas que eliminen los obstáculos a la migración internacional y faciliten la inserción laboral de los migrantes en el país de destino. Crear oportunidades que faciliten la migración temporal y circular tiene el potencial de beneficiar la economía de los países receptores, al migrante ofreciéndole oportunidades de migrar bajo la protección del marco legal y a las comunidades en el país de origen a través de las remesas. Un ejemplo importante para países receptores lo ofrece Colombia con el Estatuto Temporal de Protección a Migrantes Venezolanos que regulariza a migrantes venezolanos en el país. Evidencia reciente y resumida en una entrada anterior de este blog muestra que estas políticas mejoran el bienestar de los migrantes sin afectar el mercado laboral de los colombianos. Los retos para enfrentar la migración climática son importantes, pero ejemplos como el colombiano son esperanzadores para la región.