ChileCompra hace poco cumplió 18 años. Así es, la mayoría de edad. ¿No será hora ya de avanzar en su independencia y fortalecimiento? Actualmente se discute en el Senado un proyecto de ley que introduce cambios positivos relevantes, pero son varios los puntos débiles que nos preocupan.
Por un lado, es necesario introducir cambios al modelo institucional y modernizar los órganos encargados del sistema de compras públicas. Hoy, la Dirección de Compras y Contratación Pública es un servicio público dependiente del Ministerio de Hacienda, y posee un rol bastante limitado. El proyecto, sin embargo, no da señales de mejoras institucionales, y más bien es confuso al entregar a la Dirección de Compras un rol central en el sistema, pero “sin dientes” y sin independencia.
Existen serias alertas sobre la necesidad de contar con controles efectivos. Tan solo en tratos directos –vendedores elegidos por el órgano público, sin competencia-, vemos que en más de la mitad de los casos los organismos públicos no cumplen con los estándares para justificar este tipo de contratación (FNE, 2020). Sin una entidad que controle adecuadamente, es difícil pensar cómo se avanzará en mejorar estándares, especialmente cuando además se están incorporando nuevas formas de compra. No obstante, el proyecto no entrega mayores capacidades de fiscalización del sistema ni a la Dirección ni a la Contraloría.
Otro elemento preocupante es que al parecer el Ejecutivo no se ha hecho la pregunta sobre qué tamaño (en el amplio sentido del término) debe tener la nueva institucionalidad: cuánto personal, qué capacidades, y qué tecnologías debe tener el órgano que regula y que además entrega soporte técnico-operacional a un mercado de 12.000 millones de dólares. En el mundo financiero existen métricas entre cartera y presupuesto para gestionarla, pero al parecer esa discusión en el caso del ChileCompra no ha tenido lugar.
Por último, se debe aumentar la inteligencia de negocios en materia de estudios. Un modelo interesante es el CONSIP de Italia, que entrega un fuerte apoyo a los compradores públicos, recomienda las mejoras formas de compras según los bienes y servicios que desean adquirir, y hasta publica artículos en materias del mercado de contratación pública. ¿En qué basará las instrucciones que dicte la Dirección de Compras si no tiene capacidad de generar conocimiento?
Esperamos que en el Senado el proyecto pueda ser mejorado y se aborden adecuadamente temas cruciales sobre el rol y arquitectura institucional de los órganos que administran el sistema de compras. Urge un sistema que agregue valor público a la contratación pública, tenemos un modelo que ya lleva sus años y que debiera pasar a un siguiente nivel de madurez.