Por Alberto Chong y Carla Srebot*
Los desastres tecnológicos varían en escala, magnitud, duración y nivel de pérdida de recursos. Algunos eventos causan daño a nivel local, mientras que otros generan daños catastróficos a lo largo de ciudades. Lo que estos eventos tienen en común es la ruptura del status quo de la población afectada, tanto en términos socioeconómicos como psicológicos, excediendo la capacidad de respuesta de los individuos.
En el período 2011-2018, el norte del Perú fue severamente golpeado por 56 derrames de petróleo del Oleoducto Norperuano (ONP). Estos eventos han causado daños calamitosos a la población: pérdida de áreas de cultivo, pérdida de flora y fauna, daño a la infraestructura agrícola, contaminación de suelos y ríos. El “oro negro” no solo dejó huella en los suelos de la Amazonía, sino también en la salud de los pobladores. De hecho, tras el derrame en la comunidad de Cuninico en 2014, el Ministerio de Salud reportó que el 51% de la población exhibió un nivel de mercurio en la orina por encima del rango de referencia, mientras que el 17% registró un nivel de cadmio en la orina por encima del rango de referencia (MINSA, 2016). Los altos niveles de mercurio y cadmio aumentaron sustancialmente la vulnerabilidad de las comunidades a numerosas enfermedades, como diarrea, dermatitis alérgica, faringitis, bronquitis (OEFA, 2016).
Figura 1. Evolución del número de derrames de petróleo y cantidad de barriles de crudo derramados en el Oleoducto Norperuano. Perú: 2011-2018
Fuente: OEFA
Elaboración propia
La destrucción intempestiva del ecosistema por los derrames de petróleo impacta severamente a las comunidades que dependen de los recursos naturales para su sustento social y económico. Con la pérdida de infraestructura productiva y una vulnerabilidad alta a enfermedades e inseguridad alimentaria, los derrames de petróleo pueden contaminar la salud mental de los individuos. La literatura en psicología sobre derrames de petróleo sugiere una serie de consecuencias negativas sobre la salud mental de las comunidades afectadas directamente por este tipo de desastres. Los estudios sobre el derrame de petróleo de Exxon Valdez, ocurrido en Alaska en 1989, elucidan la magnitud de los perjuicios que generan estos eventos sobre la salud mental.
Por ejemplo, Palinkas at al. (1993) encuentran que, tras el derrame en Exxon Valdez, aumentaron significativamente las tasas de ansiedad, trastorno de estrés postraumático (PTSD) y depresión en residentes con un alto nivel de exposición al derrame. De hecho, reportan que la probabilidad de sufrir de un trastorno de ansiedad generalizada o PTSD entre los individuos de las comunidades afectadas fue el doble que la de los individuos que no estuvieron expuestos al derrame. Además, sugieren que la probabilidad de sufrir de depresión alta fue 1.8 veces mayor entre los individuos que residían cerca al derrame respecto a los más alejados (Palinkas at al., 1993).
De esta manera, la pregunta que, inevitablemente, surge es: ¿en qué medida los derrames de petróleo del ONP han impactado sobre la salud mental de las comunidades? En la búsqueda de dar luces sobre el potencial efecto de estos eventos sobre variables como la depresión, ansiedad y estrés, un trabajo que realizamos recientemente proporciona evidencia que apoya la relación empírica entre la ocurrencia de derrames de petróleo y el incremento en la probabilidad de sufrir de síntomas de depresión o estrés (Chong y Srebot, 2018).
A fin de identificar una relación causal entre los derrames de petróleo y una peor situación de salud mental de las comunidades afectadas, utilizamos la información proporcionada por el OEFA y OSINERGMIN sobre los derrames de petróleo del ONP en el período 2011-2018, donde obtuvimos datos sobre la georreferenciación, magnitud y causa de los derrames; y la Encuesta Nacional de Demografía y Salud (ENDES), donde se presenta información de salud mental de la población mayor a 18 años.
Para efectos del estudio, se consideraron solo los derrames más grandes del período (en términos de barriles de crudo derramado): Imaza (con fecha 25/01/2016) y Morona (con fecha 03/02/2016). En particular, estos derrames de petróleo constituyen un experimento natural cuya verosimilitud yace en su naturaleza exógena –puesto que estos dos eventos fueron originados por erosiones en el ONP. Esto último permite una buena identificación del impacto causal de los derrames de petróleo sobre indicadores de salud mental.
La estrategia de identificación es un modelo de diferencias en diferencias. Utilizamos la ocurrencia de los derrames como tratamiento y comparamos a los individuos ubicados en los centros poblados afectados con individuos que residen en distritos aledaños –que no hayan estado expuestos a ningún derrame de petróleo. En la tabla 1, se presentan los resultados de las estimaciones con efectos regionales, anuales, un set de controles a nivel de individuo y hogar, y errores robustos por clústeres a nivel de conglomerados. Las variables de impacto son dummies que indican si por lo menos un día a la semana el individuo sintió falta de motivación, depresión, cansancio, pensamiento suicidas y sensación de fracaso:
Tabla 1: Estimación de Diferencias en Diferencias
(1) | (2) | (3) | (4) | (5) | |
Variables | Depresión | Pensamientos suicidas | Sensación de fracaso | Falta de motivación | Cansancio |
Derrame de petróleo | 0.2368*** | 0.1175** | 0.1569** | 0.1049** | 0.1701** |
(0.0492) | (0.0426) | (0.0597) | (0.0457) | (0.0696) | |
Efectos fijos anuales | Si | Si | Si | Si | Si |
Efectos fijos regionales | Si | Si | Si | Si | Si |
Errores robustos por clúster | Si | Si | Si | Si | Si |
Controles | Si | Si | Si | Si | Si |
Errores robustos por clústeres se reportan en paréntesis. Los coeficientes que fueron estadísticamente diferentes de cero se denotan por el siguiente sistema: *** p<0.01, ** p<0.05, * p<0.1. Regresiones con el set de controles: edad, sexo, estado civil, años de educación, número de miembros del hogar, edad y sexo del jefe del hogar, indicadores de acceso agua potable y electricidad; y dummy de ruralidad. |
Nuestros resultados sugieren que los derrames de petróleo impactan negativa- y significativamente sobre la salud mental. La tabla 1 muestra que los derrames de petróleo aumentan la probabilidad de sufrir de depresión en 20 puntos porcentuales (pp) entre los individuos de las comunidades afectadas respecto a los nos afectados. Asimismo, incrementan la probabilidad de pensamientos suicidas y sensación de fracaso en 16pp y 12pp, respectivamente. Por último, encontramos que los derrames de petróleo se asocian con un aumento de 10pp y 17pp en la probabilidad de sufrir de falta de motivación y cansancio. Estos hallazgos sugieren que la pérdida de recursos naturales y económicos inherente en todo derrame de petróleo representa un factor de riesgo que afecta la salud mental.
A la luz de estos resultados y de la evidencia empírica, se concluye que los derrames de petróleo representan un peligro latente a la salud mental, en particular, de la población que reside cerca del ONP. Las multas impuestas a Petroperú probablemente no remedien este problema estructural que las comunidades vienen afrontando desde hace años. En la medida que los derrames de petróleo sigan destruyendo la flora y fauna de la Amazonía peruana, destaca la necesidad de establecer discusiones de políticas orientadas a la prestación de servicios de salud mental –más allá de las reparaciones económicas.
Referencias.
Chong, A. y C. Srebot (2018) “Oil Spills and Mental Health: Some Evidence for Peru” Manuscript. Georgia State University.
MINSA. (2016). Determinación de metales pesados en las comunidades de Cuninico y San Pedro – cuenca del Marañon del departamento de Loreto. Lima.
OEFA. (2016, May 4). Extraído de https://www.oefa.gob.pe/?wpfb_dl=19061
Palinkas, L. A., Downs, M. A., Peterson, J. S., & Russell, J. (1993). Social, cultural, and psychological impacts of the Exxon Valdez oil spill. Human Organization, 52(1), 1-13.
* Chong: Departamento de Economía, Georgia State University y Universidad del Pacífico. Srebot: CIUP, Universidad del Pacífico.