La economía peruana no tiene un problema de sostenibilidad fiscal. Las cifras que se presentan en el último Marco Macroeconómico Multianual revisado del Ministerio de Economía y Finanzas así lo demuestran. La deuda pública del gobierno hoy es 22% del PBI. Este nivel es claramente menor al observado en los países de la Alianza del Pacífico o países de igual riesgo país. Cualquier ejercicio de sostenibilidad fiscal hecho para el Perú mostrará que no hay problema en el horizonte fiscal.
El Perú estableció hace casi dos décadas sus primeras reglas fiscales. En ese momento el Perú si tenía un problema fiscal que fue resuelto por un largo proceso de consolidación fiscal que se benefició del boom de commodities. Las primeras reglas fiscales no hablaban del déficit estructural y apuntaban más a limitar la velocidad de crecimiento del gasto corriente. Lo cierto es que la regla no se cumplía y permanentemente se pedía dispensas. Cuando el país pasó a un esquema de descentralización, también se incluyeron reglas fiscales para los gobiernos descentralizados que buscaban evitar que se generara un problema de sobreendeudamiento subnacional similar a lo que ocurría en esas épocas en Argentina y Brasil. Sin embargo, dichas reglas subnacionales, inmediatamente se pusieron en suspenso porque eran demasiado complejas para la gran mayoría de las entidades. Recordemos que Perú tiene más de 1800 distritos y 25 regiones. Sin embargo, a pesar de todo esto, nadie dudaba del compromiso de las autoridades económicas de caminar hacia la mayor sostenibilidad fiscal. Por ejemplo, en esa época, se desactivó la mayor amenaza para la sostenibilidad de las finanzas públicas al resolverse el problema del esquema de pensiones público de privilegio (la llamada Cédula Viva, Ley 20530).
Cuando empezó el boom de ingresos fiscales, las reglas fiscales resultaron un incómodo corset para gastar apropiadamente y se pidió dispensa de la regla de manera sistemática. La regla fiscal de entonces no tomaba en cuenta que para muchas reformas se requería acompañar aumentando mayor gasto corriente. Nadie puso en duda la voluntad de consolidación fiscal porque en efecto la trayectoria de la deuda pública era claramente descendente. El Perú siguió aumentando su clasificación crediticia. Al final del gobierno del Presidente García se modificaron las reglas subnacionales haciéndolas más simples y se pusieron incentivos fiscales para su cumplimiento.
El problema de nuestro esquema fiscal es que era procíclico y las reglas no habían sido capaces de resolver esto. Cuando no hubo boom de ingresos fiscales, la inversión pública sufrió una reducción absurda e ineficiente. En medio del boom, la expansión fiscal incluso puso en riesgo la meta de inflación del Banco Central. Este riesgo se cortó de plano con la crisis del 2008.
Durante el gobierno del Presidente Humala, cuando el boom de commodities ya se estaba despidiendo, se introdujo la idea de balance estructural dentro de las reglas fiscales. La lectura era que se había ahorrado poco de dicho boom. En efecto, durante el gobierno del Presidente García se discutió muchas veces la creación de un Fondo Soberano de Riqueza alimentado con esos ingresos claramente altos pero transitorios, pero la idea nunca se materializó. La nueva regla establece una fórmula de cálculo absurdamente compleja de explicar a la ciudadanía, hecha con puridad académica más que con mentalidad de transparencia de gestión pública. La nueva regla vino con la creación de un Consejo Fiscal autónomo e independiente que básicamente al no ser vinculante debía ganarse su respeto y reputación con sus declaraciones. Esta semana, el nuevo gobierno del Presidente Kuczynski ha optado por volver a revisar la regla fiscal y abandonar la idea de balance estructural, esto ha ocurrido con muy poca discusión pública y con un sorprendente silencio de los académicos y entendidos. El Consejo Fiscal en su carta que acompaña el Marco Macroeconómico Multianual ha señalado que pone en duda que dicha nueva regla fiscal ayude a reducir la volatilidad y prociclicidad fiscal en el Perú.
Llamo la atención a mis colegas y al propio Consejo Fiscal a producir análisis que muestren cuál es el verdadero impacto en prociclicidad de la nueva regla para realmente valorar este último cambio legislativo. Una vez más insisto, nadie duda de la ortodoxia fiscal de las autoridades fiscales del Perú. Creo que los últimos 25 años son muestra de esto. El tema que sigue siendo un problema es que tan procíclica sigue siendo nuestra política fiscal, y por ello titulo esta nota recordando a George Kopits, padre de la primera regla fiscal peruana, quien se preguntaba en el 2001: ¿las reglas fiscales en el Perú son un ornamento inútil o un corset necesario?