Quizás poco o nada. Anécdotas sobran, y para muestra, una bastante documentada en Wikipedia. A fines del 2014, los jóvenes peruanos salieron a las calles a protestar por una ley que flexibilizaba los contratos laborales formales para jóvenes, cambiando la estructura de costos y beneficios para empresas y empleados, ley que fue derogada por aquellos mismos congresistas que la habían aprobado meses antes. ¿Sabían estos jóvenes cuánto ganaban las empresas peruanas en sus operaciones normales? ¿Sabían estos jóvenes que la productividad juvenil se estima como baja o muy baja, lo cual se refleja en ganancias empresariales bajas y salarios más bajos aún? Intentar rechazar la hipótesis nula de que los universitarios peruanos saben poco o nada sobre la empresa peruana es de importancia primordial ya que la gran mayoría de ellos, luego de cinco años de estudios, intentará ofrecer sus servicios al mercado laboral y se topará con la dura realidad de su falta de conocimiento y baja contribución al producto nacional.
Quizás ese vacío en el conocimiento universitario no se deba a la falta de voluntad por conocer la realidad empresarial peruana. Mas bien puede deberse a la falta de data y a la falta de incentivos en la instrucción universitaria para enfocar la enseñanza más directamente en la realidad empresarial de nuestro país. Información e incentivos: los sospechosos comunes en un problema microeconómico y organizacional.
En este artículo reporto brevemente los resultados de una investigación inédita, documental y cualitativa realizada en mayo y junio 2016 con la ayuda de un analista junior y un practicante (a quienes agradezco) intentando averiguar si la educación universitaria peruana actual está ayudando a los jóvenes a entender mejor la empresa peruana. Saltando directamente al resultado, la respuesta es un claro “no”. Pero lo interesante no es el resultado, que ya lo sabemos por varios otros síntomas, sino del diagnóstico de por qué, y qué se puede hacer.
Business 101
Empecemos con una correlación estadística, en forma de regresión, usando data de Ponte En Carrera (2015). Por un lado miremos el logaritmo del salario promedio de un graduado reciente universitario de una carrera dada de una universidad dada. (Las observaciones están en el nivel de carrera-universidad, logrando una muestra de 655 observaciones). Por otro lado asignemos una variable dummy igual a uno por si la carrera en cuestión de la universidad trata sobre “Administración” o sus variantes, y cero por si es cualquier otra carrera. Incluyamos efectos fijos para la identidad de cada universidad, limpiando así el atributo salarial que conlleva estudiar en la universidad A vs. la universidad Z. La idea es explorar si la administración de empresas como carrera tiene algún tipo de diferencial económico en los salarios posteriores del graduado. Esta regresión simplemente intenta una descripción.
El coeficiente de esta regresión es negativo, y es igual a -0.012 con un nivel de confianza estadística de 93%. Por tanto, estudiar administración tiene como correlato laboral el ganar menos que si se hubiera estudiado otras carreras.
Dejemos la regresión salarial atrás para ver preferencias. Las encuestas sobre el interés de los colegiales por estudios universitarios indican que administración de empresas ha sido una de las carreras más deseadas y más elegidas del Perú en los últimos años. Cabe deducir que el universitario peruano de hoy, si quiere aprender sobre la empresa, tiende a matricularse en justamente esas carreras y cursos de administración. No está claro si a ese alumno lo mueve un interés intelectual por la empresa, o un interés monetario en colocarse en el mercado laboral y llegar a ser gerente o dueño lo más pronto posible, o el atractivo generalista de saber un poco de todo. Lo que sí queda claro, debido a las fricciones geográficas que separan a un país de otros, es que la expectativa de la mayoría de esos universitarios es trabajar en una empresa peruana en el futuro.
Sin embargo, el análisis cualitativo de las mallas curriculares de 46 universidades peruanas, incluyendo instituciones de todo el Perú, indica que no existen cursos generales sobre el panorama empresarial peruano en ninguna de estas universidades. Más aún, los cursos generales sobre empresa suelen basarse casi exclusivamente en la realidad de EE.UU., utilizando libros de texto escritos por autores de EE.UU. típicamente traducidos al castellano en México. Sí ha habido un esfuerzo por enseñar microeconomía con un texto con autores peruanos y escrito en inglés que incluye varios recortes de un diario de negocios peruano (Burneo y Larios 2014) a manera de ejemplos prácticos. Pero no ha habido esfuerzos que describan de manera concreta, comprehensiva y sistemática el panorama de negocios en el Perú, brindando los estadísticos sumarios más relevantes y relaciones causales para que los universitarios vayan entendiendo la realidad compleja en la cual centran su futuro profesional.
Los esfuerzos en las universidades para enseñar a sus jóvenes alumnos la realidad empresarial peruana ha enfatizado el uso de casos cortos sobre temas relativamente especializados. Por ejemplo, hay libros peruanos sobre la microempresa o el marketing o las experiencias de emprendimiento, y si bien son bienvenidos para entender una realidad específica, no brindan un diagnóstico general y sistemático. Por ejemplo, si para uno de estos manuales se seleccionan cinco casos cortos sobre emprendimientos estudiantiles que caminaron relativamente bien, es muy posible que esos cinco casos seleccionados no ayuden a generalizar cuáles son los mecanismos sistemáticos en la interacción de oferta y demanda que todo alumno debería saber para prepararse a contribuir a la economía peruana. Un esfuerzo más elaborado, en formato de libro de entrevistas dirigido a un público general y no solo universitario, es el de Boza (2015), aunque los riesgos de sesgo de selección y self-reporting son incluso mayores.
¿Acaso está mal educar sobre la realidad empresarial peruana con casos empresariales concretos en pregrado? No lo creo. Lo que está mal es educar mal con el método del caso. (Christensen 1991). Sin embargo, el método del caso es más artístico que científico. Es justamente el conocimiento científico de la realidad microeconómica peruana el que está casi del todo ausente en las aulas universitarias de pregrado.
Incentivos distintos
Lo que la regresión con que empecé la sección anterior indica es la correlación entre la decisión de estudiar negocios en la universidad y el beneficio salarial luego de graduarse. Lo que esa regresión no muestra, y no mostrará por algunos años pero en algunos años sí se verá debido a la nueva regulación de publicación de información hoy privada, es la relación entre ofrecer la carrera de negocios y las ganancias de cualquier universidad.
Esa correlación, conjeturo, tendrá un coeficiente positivo y significativo económica y estadísticamente. Las universidades quieren ofrecer administración de empresas (o algo parecido) en parte porque es rentable para la propia universidad. Raros son los casos de universidades con misión: la misión de formar mujeres y hombres con valores, que tanta falta hacen en la sociedad y que a veces no se encuentran ni siquiera en las familias.
Las carreras de negocios no solo tienden a ser rentables sino también tienden a ser relativamente fáciles para los alumnos. Algunas concesiones al relajamiento de los estudios incluso a veces llevan tono humanitario. Por ejemplo, si a Fulanita le va bien en casi todas las asignaturas pero le va muy mal en Cálculo, ¿por qué la tienen que reprobar en matemáticas en la carrera y así impedirle que sea una excelente gerente de aquí a unos diez o quince años? O, volviendo a la motivación original de este artículo, si a Menganito le enseñan en su universidad peruana puros conceptos empresariales de Estados Unidos pero nada sobre el Perú, ¿por qué intentar que aprenda algo de una realidad tan pequeña o peculiar como la peruana? Más allá de las falacias utilitaristas, hace falta pensar en los posibles incentivos perversos que llevan a un equilibrio de bajo nivel. Si una universidad no invierte en su capital humano desarrollando o reuniendo un plantel de profesores científicamente formados, entonces el nivel de su producción de conocimientos es bajo. Debido a que los alumnos tampoco demandan un nivel muy alto de conocimientos, entonces se contentan con el equilibrio bajo. No todos ganan, ya que el país pierde talento y recursos en un equilibrio de alta cantidad pero de calidad cuestionable.
Médico, cúrate a ti mismo
A los economistas les gustaría ostentar una realidad distinta sobre la educación microeconómica en pregrado y su conexión con la realidad del Perú. En una entrega previa a este foro (Natividad, 2016) mencioné una serie de limitaciones de data sistemática para entender la empresa el Perú. Incluso señalé una ventana por la que podía treparse cualquier investigador para abrir más data empresarial peruana. Esa ventana se cerró recientemente, por decisión del Tribunal Constitucional. Esa ventana se cerró recientemente, por decisión del Tribunal Constitucional. ¿Qué pueden entonces hacer los economistas para educar mejor a las nuevas generaciones?
Una idea en economía de la empresa es recolectar data de manera semi-privada. He aquí una aplicación concreta. Durante meses, con ayuda de asistentes de investigación, desarrollé siete bases de datos sobre empresas y organizaciones peruanas, usando data pública y semi-pública típicamente no usada en investigación académica. Luego de un trabajo largo de limpieza y sistematización, ofrecí esas bases de datos gratuitamente a mis estudiantes de Competencia Imperfecta, un curso de microeconomía avanzada en la UDEP. La propuesta era: yo les prestaba la data, y ellos le daban el valor agregado de realizar su propia investigación, sin restricciones. ¿Producirán algo científicamente válido e interesante para el Perú? La respuesta es incierta y la veré al final del semestre, pero me queda claro que con la provisión de los bienes públicos básicos requeridos, al menos se ha garantizado que cualquier investigador económico en potencia tenga la oportunidad.
Conocer la empresa peruana sin bienes públicos intelectuales es difícil
El valor pedagógico de un caso o un estudio cualitativo es claramente mayor a cero y debe continuarse promoviendo su provisión. Sin embargo, la empresa no es una realidad meramente anecdótica o cualitativa. La empresa son personas (Ferreiro 2016) y también son relaciones causales simples y complejas, muchas de ellas cuantitativas. Para ayudar a las generaciones jóvenes a ponerse manos a la obra en la construcción de una economía sólida hace falta primero que la conozcan.
Bienes públicos de primer orden en el mercado educativo son las clases y los libros. Las clases, por definición, se comunican utilizando material fugaz: un discurso, un conjunto de diapositivas, una discusión. Llegan rápido y se van rápido, sin dejar nada sistemático. En contraste, los libros perduran, y por ello requieren más trabajo de sistematización y comprobación de la verdad. La hipótesis nula de que no existe un libro de Administración de Empresas genuinamente peruano fue comprobada en esta investigación luego de varias semanas de búsqueda intentando encontrar evidencia en contra. No se encontró. Nuestros bienes públicos para la educación empresarial de los jóvenes son muy limitados y actualmente consisten en esfuerzos privados por dictar una clase, típicamente por profesores ajustados de tiempo ya que tienen otros empleos mejor remunerados. Además, típicamente, debido a la falta de amistad institucional entre las universidades, el bien público que se usa en una universidad – e.g., un manual o apuntes de libro – no se adopta en otras universidades, limitando así su mercado y haciendo que los costos fijos no se puedan aliviar con más ingresos variables en el futuro. El pronóstico es que la provisión de bienes públicos que ayuden a la educación empresarial peruana seguirá constreñida por factores de mercado básicos y por las típicas limitaciones humanas.
¿Y a quién le perjudica que esta provisión escasa? Quizás pocos se hayan dado cuenta de su rol vital para la productividad peruana. Quizás esos miles de universitarios trasnochadores que asisten a clases y a la vez hacen prácticas pre-profesionales para irse insertando en el mercado empresarial están optimizando con restricciones y así pagan con su juventud preciosa la falta de externalidades positivas. Que a nadie le sorprenda si los grandes discursos sobre productividad, productividad, productividad del nuevo gobierno cayeran en los oídos sordos de jóvenes empleados cansados de medio estudiar, medio trabajar y que han aprendido algunas anécdotas pero no la realidad. La mejora de la educación de negocios en las universidades peruanas tendrá impactos significativos en nuestra sociedad: los economistas no deben ignorar esta urgencia.
REFERENCIAS
- Boza, Beatriz. (2015). Empresarios. Deusto / Planeta.
- Burneo, Kurt, y Fernando Larios. (2014). Economics. Fondo Editorial USIL.
- Christensen, C. Roland. (1991). Education for judgment: The artistry of discussion leadership. Harvard Business School Press.
- Ferreiro, Pablo (2016). Cómo ser feliz dirigiendo una empresa. PAD.
- Natividad, Gabriel. (2016). Economía de la empresa peruana: Nueva data. Foco económico, 25 marzo 2016.
- Ponte En Carrera (2015): ponteencarrera.pe/
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