Otra mirada a la cuarta revolución industrial y al futuro del trabajo

Mucho se ha discutido últimamente sobre los efectos que podrían tener las innovaciones asociadas a la cuarta revolución industrial —grandes avances de la inteligencia artificial, el aprendizaje de las máquinas y la robótica avanzada— en el futuro del trabajo.

Una serie de estudios se han enfocado en proyectar, bajo distintas hipótesis, la proporción de empleos totales que estarían más expuestos a ser automatizados. Sin embargo, “empleos expuestos a ser automatizados” no es lo mismo que “pérdida de empleos totales”, porque estas innovaciones contribuyen también a aumentar la productividad de los trabajadores que tienen habilidades complementarias a las innovaciones y crean nuevos empleos en sectores asociados a las nuevas tecnologías y en el resto de la economía. De hecho, Corea del Sur, Japón, Alemania y Estados Unidos, países que están en la frontera de esta revolución, tienen hoy tasas de desempleo históricamente bajas. Lo que sí se ve afectado es la estructura de salarios, deteriorándose los salarios relativos de los trabajadores semicalificados.

Para arrojar luces en este tema, es conveniente revisar un informe reciente que presenta los resultados preliminares de un grupo de trabajo interdisciplinario de académicos del MIT, convocado por su presidente, para analizar cómo las nuevas tecnologías afectarán el trabajo del futuro y cómo orientar las innovaciones tecnológicas para aumentar y complementar el trabajo humano y, en particular, estudiar cómo las políticas e instituciones pueden contribuir para que los beneficios de estas innovaciones contribuyan a la igualdad de oportunidades, a la inclusión social y a una prosperidad compartida.

Según el estudio del MIT, todos los empleos van a ser afectados por las nuevas tecnologías, y la pregunta central debiera ser cuáles son las implicancias de estos cambios para el trabajo del futuro. Los efectos de estas innovaciones en el trabajo emergen a través de tres canales: la sustitución de trabajos por la automatización, la complementariedad de trabajos con la automatización —lo que aumenta su productividad— y la creación de nuevos trabajos como resultado directo e indirecto de las innovaciones.

Según este estudio, los efectos en el mercado del trabajo, el bienestar y la distribución del ingreso van a depender de una serie de factores: las inversiones que hagan el Estado y las personas en la formación de capital humano con las capacidades y habilidades complementarias a las innovaciones; las instituciones que regulan el mercado laboral —flexibilidad horaria y de tareas y la negociación colectiva—; las redes de protección social, y, en general, las políticas públicas que se implementen para aprovechar las oportunidades y enfrentar los retos que presenta esta revolución.

Los trabajos más demandados por estas nuevas tecnologías serán los que requieren capacidades en la solución de problemas complejos, pensamiento crítico, creatividad, gestión de personas, aprendizaje continuo y capacidad de trabajo en equipo. Esto requiere darles a los trabajadores actuales la oportunidad de poder adquirir estas capacidades y habilidades, y a los trabajadores futuros, la posibilidad de acceder a una educación con énfasis en la calidad y la formación de las habilidades complementarias a las nuevas tecnologías y a una formación continua para prepararse para innovaciones futuras.

Los empleos más vulnerables son aquellos que requieren de capacidades cognitivas rutinarias fáciles de codificar, lo que termina afectando los salarios relativos de los trabajadores semicalificados. En contraste, la automatización impacta menos a los empleos manuales con bajos salarios que requieren contacto personal. Para proteger a los trabajadores semicalificados, es necesario fortalecer la red de protección social y apoyarlos con capacitación para mejorar su empleabilidad. Pero también se crean nuevos empleos complementarios a las nuevas innovaciones, como el mantenimiento y operación de los robots, el análisis de datos y otros. Otro ejemplo claro es el aumento explosivo de los choferes de Uber y Cabify, como también de los servicios de distribución de variadas plataformas que han surgido en los últimos años, el llamado trabajo por encargo (Cornershop, Uber Eats y otros).

La política pública tiene un rol importante en la adaptación del sistema educacional y los programas de capacitación, en promover el desarrollo de tecnologías complementarias al trabajo y en evitar distorsiones que terminen acelerando la automatización de empleos.

En esto hay importantes lecciones para Chile. Primero, lo urgente es comenzar a preparar a nuestros trabajadores actuales y futuros para que puedan beneficiarse de estas innovaciones. Esto pasa por priorizar la educación temprana, básica, media, técnica y vocacional de calidad y una reforma profunda a la capacitación y la formación continua, para a darles a los trabajadores la oportunidad de adquirir capacidades y habilidades complementarias a las nuevas tecnologías. Segundo, evitar distorsiones que terminen acelerando la automatización de empleos. En particular, la restricción al reemplazo en huelga y los aumentos en el costo del trabajo asociados a las propuestas de una reducción significativa de la jornada laboral, en momentos en que el costo del capital está cayendo y el crecimiento es bajo, van a terminar por acelerar la automatización de los empleos, con efectos negativos en el empleo y en los salarios de los trabajadores menos calificados.